5. PLATÓN Y EL DIALOGO PLATÓNICO

 

a.- La vida de Platón. Importancia de la vida de Platón en la formación de su pensamiento político. Sócrates y Platón.

Aristocles, conocido por el sobrenombre de Platón por su robusta complexión, nació en Atenas el año 427 a.C. en el seno de una familia aristocrática. Vinculado a la nobleza ática, recibió una esmerada educación física e intelectual: música, matemáticas, pintura, gimnasia. Tras leer a Homero compuso algunos poemas de juventud y su formación filosófica corrió a cargo de Crátilo, hasta su encuentro con Sócrates.

Viajó por Egipto y Cirene, y tal vez conociera la matemática de los pitagóricos y sus teorías sobre el alma  en un viaje a Italia. Hacia el 390 a.C. se dirigió a la corte siracusana de Dionisio el Viejo, a quién quería convertir en filósofo, pero éste lo expulsó y fue vendido como esclavo.

Llegado a Atenas, ya en libertad, compró un terreno donde fundó la Academia, que fue la primera escuela de filosofía, y donde impartió enseñanzas a alumnos de toda Grecia. Pero volvió en dos ocasiones más a Sicilia para poner en práctica su utópica idea de la ciudad ideal, aunque en ninguna lo consiguió. La primera por el destierro de su amigo Dión, quién le había ayudado en las reformas políticas implantadas, la segunda, acompañado de sus discípulos, tampoco tuvo éxito y regresó definitivamente a Atenas.

Murió en 347 a.C. a los 81 años, y fue enterrado, según Pausanias, en el jardín de la Academia.

La importancia de su vida en la formación de su pensamiento político  fue capital, porque siempre estuvo encaminada a la implantación de su Estado Ideal, cosa que intento sin conseguirlo, donde los ideales de justicia, solidaridad, orden, moderación, virtud y leyes ecuánimes imperaran. Además, siguiendo los pasos de su maestro Sócrates, fundó la Academia para dedicarse a la enseñanza de sus teorías. Por último decir que la muerte de Sócrates, víctima de resentimientos reaccionarios, hizo comprender a Platón que la política de su ciudad estaba separada de su criterio personal.

b.- La obra de Platón. Agrupación en bloques de las principales obras.

El conjunto de la obra que ha llegado hasta nosotros bajo el nombre de Platón comprende 41 diálogos, la Defensa de Sócrates, 13 cartas, y las Definiciones. Tan vasta producción ha sido clasificada en diversas ocasiones siguiendo variados criterios: Diógenes Laercio distinguió entre diálogos especulativos, prácticos, ejercitativos, polémicos,etc. Aristófanes de Bizancio los agrupó en cinco trilogías. Trásilo los distribuye en nueve tetralogías. En época moderna las divisiones se basan en criterios de anterioridad o posterioridad a la fundación de la Academia, en diálogos socráticos y postsocráticos, etc.

Sin embargo no todas estas obras pertenecen a Platón, hay algunas apócrifas y otras que parecen no ser auténticas: teniendo en cuenta criterios internos, como la coincidencia del contenido de la obra con la concepción filosófica de Platón, igualdad de estilo, etc, y externos, como la atribución de la obra por varios autores, o su cita en otra obra del mismo Platón, se consideran apócrifos varios de los diálogos del corpus platonicum y las Definiciones. En cuanto a las cartas se admite la VII como suya.

Queda por resolver el problema de la cronología de los diálogos. Los criterios de contenido, léxicos, estilométricos, edad de los personajes, etc, solo han conducido a clasificaciones globales de época inicial, de madurez y tardía del filósofo, que no precisan la cronología entre los diálogos de cada grupo. Tomando como referencia los distintos viajes a Sicilia, FRIEDLÄNDER establece la siguiente sucesión:

  • Entre la muerte de Sócrates y su primer viaje a Sicilia: Laques, Cármides, Eutifrón, Lisis, Protágoras, Hipias Menor, Ión, Hipias Mayor, Apología, Critón y Gorgias.

  • Entre el primer y segundo viajes: Menón, Crátilo, Eutidemo, Menéxeno, Banquete, Fedón, República, Fedro, Parménides y Teeteto.

  • Entre el segundo y tercer viajes: El Sofista  y El Político.

  • Posteriores al tercer viaje: Filebo, Timeo, Crítias y Las Leyes. También la carta VII.

c.- Estudio de los aspectos más importantes del pensamiento platónico. La doctrina de las ideas.

¿Qué es la verdad? ¿Cómo se logra el conocimiento? He aquí dos preguntas trascendentes que el griego se ha formulado con toda seriedad. Para Parménides la verdad se hallaba en el logoV y solo se podía alcanzar en el mundo inteligible. Heráclito pensaba, sin embargo, que el conocimiento es imposible y sólo es real el mundo de los sentidos. Platón une ambos caminos y construye su teoría de las ideas para explicar el conocimiento: la verdad se halla fuera del mundo de los sentidos, más allá de la experiencia, en un mundo inteligible, inmaterial, constituido por las Ideas, que son imperecederas, inmortales, inmutables, ejemplares, el mundo es solo un reflejo de esta suprema realidad. Al crear el mundo el Demiurgo ha tenido presente este universo de las Ideas, de modo que conocer no es más que recordar; cuando el hombre ve algo, se despierta en su conciencia un recuerdo de las Ideas que ha contemplado ya antes de que el alma se encarnara.

La Idea suprema es el BIEN, suprema Belleza, a la que aspira el hombre impulsado por Eros, el impulso filosófico. El hombre que ha conseguido en este mundo contemplar las Ideas está en posesión de la Verdad. Es el filósofo por definición.El proceso que va del conocimiento de lo real al del mundo inteligible es la dialéctica.

Esta teoría de las Ideas va acompañada, en la República, con el llamado mito de la caverna, que pretende explicar en qué consiste esa ascensión dialéctica para contemplar las Ideas : hay un paralelismo entre los objetos del mundo material y los del mundo inteligible (las sombras son la ilusión, el engaño; los objetos sensibles, materiales, son meras creencias, susceptibles de error, imperfectos; las Ideas se pueden alcanzar a través de la Dialéctica, que es el supremo conocimiento). El hombre que ha contemplado las Ideas se presenta en el mundo como un auténtico profeta de la Verdad.

  • Tema del hombre: es un compuesto de dos realidades substanciales distintas, cuerpo y alma, que, temporal y accidentalmente, se unen entre sí. Ésta es inmortal y está atada al cuerpo, aunque lucha por liberarse del mismo y regresar al mundo divino del que procede. La muerte es la destrucción del cuerpo, pues el alma es eterna. El alma se estructura en tres partes: racional, irascible y apetitiva, quedando estas dos últimas subordinadas a la primera.

  • Ética platónica: se puede definir como ética eudemonista, pues significa que esta moral se dirige a la conquista del bien supremo del hombre, donde se sitúa la felicidad. Ese supremo bien es un estado especial del alma que se consigue con el desarrollo de la personalidad humana. El hombre consigue la perfección del alma a través de la virtud. Son tres las virtudes: la sabiduría y prudencia de la razón, la fortaleza del ánimo y la templanza en los apetitos. La Justicia, virtud esencial, engloba a las otras

  • Problema teológico: Platón llama divinas al Alma, al Demiurgo, al Bien, a las Ideas; para los críticos la esencia de la Divinidad podría radicar en el Demiurgo que, con la vista puesta en las Ideas, ordena el mundo. Pero si éstas son su modelo de creación cabe suponer que son superiores al mismo. Además, como el Alma del Mundo es el principio de movimiento del universo, se ha pensado que es ella el verdadero Dios para Platón.

  • Política platónica: el hombre es un ser social que solo alcanza su perfección en la ciudad, de modo comunitario. El Estado es el único capaz de armonizar y dar consistencia a las virtudes individuales. Platón diseña la estructura de su República ideal compuesta de tres clases sociales: los filósofos, los guerreros y los artesanos. Los primeros tienen el mando y gobierno general, pues su virtud es la sabiduría, los guerreros velan por el orden y la defensa ( su virtud es la fortaleza ), y los artesanos, pueblo llano, son dirigidos por la templanza, virtud que ha de ser común a todos.

d.- Actitud de Platón ante la democracia.

En su Carta Séptima nos habla de su activa participación en los movimientos políticos de su juventud. Siempre confió en el restablecimiento del derecho y la justicia, a pesar de las sucesivas etapas de controversias políticas en la Grecia de los siglos V y IV a.C., sobre todo a raíz de la llegada de su tío Critias al poder, pero los acontecimientos subsiguientes fueron aún peores que los anteriores, y lo que más repugnancia le produjo fue  el intento de los que detentaban el poder de convertir a Sócrates en instrumento de su terrorismo. Tras la caída de los tiranos y la reinstauración de la democracia él estaba dispuesto, más que nunca, a entenderse y colaborar con ella, pero la muerte de Sócrates, personaje insigne y fiel reflejo de la vida justa, en virtud de una sentencia judicial, le hizo comprender que la política de su ciudad distaba mucho de sus planteamientos.

La democracia de la época, basada en la participación de todos los hombres en los fundamentos de la convivencia, en que la ley y la costumbre son convencionales pero no contrarias a la naturaleza, no casó del todo con el ideal político platónico, según el cual la ciudad ideal se configura como una aristocracia basada en las aptitudes naturales de cada clase y en la educación apropiada que recibe. El problema es la formación de los gobernantes que dirijan la ciudad, pues tienen que llegar al conocimiento de las Ideas, hecho que solo pueden realizar los filósofos, para impartir justicia e implantar la idea del Bien, en la que se debe instruir a los ciudadanos.

e.- El diálogo platónico como forma literaria.

Al discurso largo con el que el sofista impone sus ideas, se opone el método de investigación socrático-platónico, el diálogo con intervenciones cortas y articuladas en forma de preguntas y respuestas. El diálogo platónico se organiza, como el drama, en torno a un debate sobre puntos concretos, pero a diferencia del drama, su estructura viene marcada por la figura del narrador, que presenta la escenografía apropiada y los personajes de la acción.

Encontramos pues, en el diálogo platónico, dos estilos de exposición combinados sabiamente: uno directo (narrador-oyente) utilizado para precisar el comportamiento de los personajes, reacciones, gestos, etc; otro indirecto, mediante el cual el narrador actualiza la conversación celebrada con antelación en casa de Calias entre Sócrates, Protágoras y otros personajes secundarios.

Además interviene en ocasiones algún componente del auditorio, que muestra sus preferencias por uno u otro contertulios, el personaje central y su oponente. La extensión de las intervenciones no es siempre la misma. Haya una gran variedad formal, y hay pasajes donde  una intervención larga va seguida de una respuesta breve, o las intervenciones de ambos interlocutores son cortas o de parecida duración.

También caben en el diálogo formas no dialogadas, exposiciones largas a cargo de algún personaje, entre las que destacan los mitos.

La lengua, mezcla de culta y popular, poética y prosaica, coincide en muchos aspectos con las inscripciones conservadas de la época de Platón. Se ha afirmado que se aproxima al lenguaje de los poetas cómicos, que es el del pueblo ateniense.

El estilo, variado para adaptarse al carácter de cada personaje, se caracteriza por su riqueza de matices debido al abundante empleo de partículas. Especial vivacidad le confiere la variedad de expresiones utilizadas para las respuestas cortas y fórmulas como  hn d egw,  h d oV, etc.

Aunque de manera moderada usa figuras como la aliteración, antítesis, anáfora, homoioteleuton, ciertas cláusulas métricas...

 

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