a. La
vida de
Eurípides.
Relaciones
de
Eurípides
con el
público
ateniense.
Muerte en
Macedonia.
Premios.
Sobre la
biografía
de
Eurípides
poseemos
pocos
datos y no
del todo
verosímiles.
Sus
padres, a
quienes la
comedia
presenta
como
verduleros,
eran ricos
hacendados
provenientes
del demo
ático de
Flia,
aunque él
nació en
la
propiedad
de sus
padres de
Salamina,
en el
485/4 a.C.
Recibió
una
educación
esmerada y
es posible
que antes
de
dedicarse
a la
literatura
se
dedicase a
la
pintura,
pues
parecen
ser suyos
unos
cuadros
hallados
en Mégara.
Todo tipo
de
historias
del peor
género
elaboradas
por la
comedia
nos hablan
de sus
desventuras
matrimoniales
con sus
dos
mujeres,
Melito y
Quérine, y
los muchos
disgustos
que tuvo
en el
matrimonio.
Eurípides
no alcanzó
gran
simpatía
entre sus
conciudadanos,
por su
carácter
inconformista
y crítico
con los
aspectos
tradicionales,
y pronto
fue objeto
de las
burlas de
la
comedia.
Por
contraste
con
Sófocles,
cuya vida
estaba
incorporada
tan
sólidamente
a la
comunidad
ateniense,
Eurípides
no
participó
activamente
en
política y
sus
relaciones
con el
público no
fueron
buenas.
Esta
oposición
del
público se
manifestó
en una
acusación
por
impiedad
formulada
por Cleón,
aunque la
fuente no
es muy
segura.
En el año
408 a.C.
abandonó
con
amargura
Atenas,
acogiéndose
al
mecenazgo
de
Arquelao
de
Macedonia;
allí en
Aretusa,
cerca de
Anfípolis,
murió en
la
primavera
del 406.
Según una
tradición,
fue muerto
despedazado
por perros
rabiosos,
lo cual no
es sino
una
invención
para
simbolizar
su castigo
por impío.
En la
corte de
Arquelao
estuvo
rodeado,
en sus
últimos
días, por
hombres
prestigiosos
como el
poeta
trágico
Agatón y
el poeta
ditirámbico
Timoteo.
Sobre los
premios
obtenidos,
decir que
según el
Mármol de
Paros
consiguió
el primer
premio en
cuatro
ocasiones,
lo cual es
un balance
pobre si
tenemos en
cuenta que
consiguió
coros para
veintidós
tetralogías,
en torno a
las
noventa
obras.
Algunas
fuentes
citan
cinco
triunfos
porque
añaden el
obtenido
por su
hijo o
sobrino
después de
su muerte.
b.
La obra de
Eurípides.
Estudio de
las obras
más
famosas:Alcestis,
Hipólito,
Medea,
Bacantes
Conservamos
dieciocho
obras de
Eurípides
( compuso
en torno a
las 92 )
pues el
Reso
se
considera
apócrifa -
no
auténtica
- y un
drama
satírico -
Ciclope
-que
nos ha
llegado a
través de
textos
medievales.
Además una
cantidad
de
fragmentos
pertenecientes
a sus
obras
perdidas
que supera
con creces
a la de la
totalidad
de los
fragmentos
de
Sófocles y
Esquilo.
Estas
obras son:
Alcestis,
Medea, Los
Heráclidas,
Hipólito,
Andrómaca,
Las
Suplicantes,
Hécuba,
Ión,
Heracles,
Las
Troyanas,
Electra,
Helena,
Ifigenia
en
Tauride,
Las
Fenicias,
Orestes,
y las
compuestas
en su
estancia
en
Macedonia
Ifigenia
en Aúlide,
y Las
Bacantes.
Trataremos
solo las 4
más
importantes:
La más
antigua
que se nos
ha
conservado,
Alcestis,
es del año
438 a.C.y
su primera
presentación
en público
en 455,
ocupando
el cuarto
lugar, con
tres
tragedias
perdidas,
que en
Esquilo se
reservaba
al drama
satírico.
No es
propiamente
una
tragedia,
sino un
cuento
entre
sentimental
y
humorístico.
El mito ya
había sido
tratado
por otros
trágicos
como
Frínico y
expresa
cómo el
rey Admeto
es salvado
por su
esposa
Alcestis,
que
consiente
en morir
en su
lugar y
finalmente
es
arrebatada
a la
muerte por
Heracles,
reuniéndose
ambos en
un
prometedor
futuro.
Eurípides
sigue el
mito pero
cambia la
interpretación
de los
personajes
: Admeto,
que
debería
ser noble
y heroico,
es cobarde
y
ridículo,
permitiendo
que su
mujer
muera por
él y
compadeciéndose
de sí
mismo.
En
Medea
(431) la
innovación
del
antiguo
mito es
mayor.
Eurípides
crea una
tragedia
de gran
fuerza
psicológica
en la que
convierte
a Medea en
asesina de
sus hijos
para
vengarse
de la
infidelidad
de Jasón.
Ella que
ha
engañado y
matado por
seguirlo,
contra la
voluntad
de su
padre, no
puede
aceptar la
boda de
Jasón con
la hija
del rey de
Corinto.
Mediante
un ardid,
propio de
una maga,
mata a la
joven
desposada
con el
regalo de
un vestido
embrujado,
privando a
Jasón de
su amor.
Finalmente
Medea es
arrebatada,
y liberada
de las
iras de
los
corintios
en el
carro del
Sol, un
antepasado
suyo. En
esta obra
muestra el
autor las
fuerzas
antagónicas
del alma
humana :
Medea
lucha
entre su
deseo de
venganza y
el amor
por sus
hijos. Es
la heroina
contrapuesta
a las de
Sófocles y
Esquilo,
pues es
una mujer
llevada
por sus
pasiones,
extranjera
y maga, lo
cual
escandalizó
a sus
conciudadanos.
En
Hipólito
(428)
también el
conflicto
trágico
surge con
gran
intensidad:
Fedra,
hija de
Minos y
esposa de
Teseo,
enamorada
de su
hijastro
Hipólito,
que no la
corresponde,
lleva a la
perdición
a padre e
hijo y
ella misma
se da
muerte. De
esta obra
parece que
hubo una
primera
versión en
la cual el
motivo
erótico
era
dominante
y que fue
retirada
por la
indignación
de los
atenienses
al ver en
el
escenario
los
desenfrenos
amorosos
de Fedra.
En la
segunda
versión,
la
protagonista
guarda con
dolor en
su
interior
sus
sentimientos
y solo se
produce la
catástrofe
final tras
la
actuación
de la
nodriza a
quién
revela el
secreto.
Fedra va a
la muerte
por salvar
su honor y
por afán
de
venganza
deja la
carta
fatal, en
la que
acusa a
Hipólito
de atentar
contra su
honra,
llevándole
a la
perdición.
En esta
obra es
importante
el papel
de las
diosas
Afrodita y
Ártemis,
muy
estudiado
por la
crítica.
Las
Bacantes
es la
más pegada
a la
tradición
en la
forma, a
la vez que
la más
original
en
contenido.
El
argumento
consiste
en el
enfrentamiento
de Penteo,
rey de
Tebas, con
Dioniso y
su culto y
el
terrible
castigo
que recibe
por ello:
es
despedazado
por las
Ménades de
Dioniso,
cuyo grupo
preside su
propia
madre
arrebatada
por la
locura
orgiástica.
La escena
en que la
madre
corona
con la
cabeza de
su hijo su
cortejo de
bacante y
da gritos
de júbilo
por el
botín es
de gran
audacia.
Quizá el
sentido
último de
la obra
sea
representar
la trágica
oposición
entre el
intento
del hombre
por
afirmarse
en lo
racional y
la fuerza
innegable
del mundo
e lo
irracional.
c.
La
ideología
de
Eurípides.
Eurípides
y la
democracia
ateniense.
Eurípides
y el
imperialismo
ateniense.
Eurípides
y la
sofística.
La
inquietud
intelectual
es el
signo que
caracteriza
a este
hombre.
Trató con
espíritu
nuevo las
historias
del
pasado,
utilizándolas
a veces
para
desenmascarar
a héroes,
como
Eteocles,
o criticar
a los
dioses por
su
comportamiento.
En
ocasiones
pertenece
al apogeo
clásico y
en otras
es muy
renovador.
El
“pathos”
de un gran
apasionamiento
se
encuentra
junto a
consideraciones
racionalistas
ajenas a
la acción.
El centro
de su
interés es
el hombre,
viendo a
las
divinidades
como
símbolos
de los
poderes
irracionales
y
sustituyendo
su fuerza
por la de
la
Tuch (
el azar,
la fortuna
) que
mezcla y
dirige los
destinos
humanos.
Critica
muchos
principios
de la
normativa
tradicional
ática como
la
superioridad
hombre-mujer,
griego-bárbaro,
el respeto
a la
tradición
y el
pasado
glorioso,
la virtud
de la
guerra,etc.
Utiliza la
tragedia
para
exponer
sus ideas,
lo cual da
a ésta un
carácter
moralizante
y
sentencioso
que se
observa en
la forma
de
terminar
algunas
mediante
la
intervención
de lo
maravilloso
en forma
de “deus
ex
machina”.
En su obra
se cumple
el tópico
aristotélico
según el
cual
“Sófocles
representa
a los
hombres
como
deberían
ser y
Eurípies
como son”.
Con
respecto a
la
democracia
e
imperialismo
atenienses,
Eurípides
no
participa
en la
polis con
una
relación
similar a
la de
Esquilo o
Sófocles.
Si con
frecuencia
tomó
posiciones
en sus
dramas
frente a
cuestiones
de la vida
estatal ,
lo hizo
desde el
punto de
vista del
pensador
racionalista,
y no como
ciudadano
de la
polis que
participa
en ella.
En el
helenismo,
se
conducía a
los
extranjeros
en
Salamina a
una gruta
donde se
suponia
que,
alejado de
los
hombres,
Eurípides
había
meditado
sobre los
enigmas de
la
existencia.
El genio
se aislaba
y abría un
profundo
abismo,
cosa
insólita
en el
clasicismo,
entre él,
que
empezaba a
despuntar,
y el
pueblo.
Esta
actitud
del poeta
y el
plasmar
los
pensamientos
de la
sofística
en sus
versos,
provocaron
la
indignación
y burla de
los
conservadores
atenienses.
Sobre su
relación
con la
sofística
decir que
fue
seguidor
de sus
ideales
pero nunca
estuvo
adscrito a
ninguna
escuela.
Discípulo
de
Protágoras,
Prodico y
de
Anaxágoras
participó
del
racionalismo
sofístico
pero su
obra no se
acopla a
ningún
sistema
filosófico,
sino que
muestra
una lucha
incesante,
una
búsqueda
apasionada,
que le
hace
parecer
contradictorio.
Este
pensamiento
sí que
influyó en
su
concepción
de la
tragedia.
Se abrió
al influjo
de la
sofística
y tuvo los
problemas
de los
sofistas ,
pero
conservó
su
independencia
y a veces
fue
crítico
con ellos.
d.
El estilo
de
Eurípides.
La lengua
de
Eurípides
se asemeja
al habla
coloquial
por
diversas
razones:
vocabulario
extraído
de la
prosa, uso
de figuras
estilísticas
coloquiales,
del
hipérbaton,
o el
recurso de
poner en
antecedentes
de lo que
va a pasar
con el
prólogo.
Esto no
significa
que sea un
estilo
vulgar,
sino que
posee la
sencillez
característica
de los
poetas que
tienen
cosas
importantes
que decir.
La
importancia
del coro
en Esquilo
y Sófocles
como
personaje
activo en
el
conflicto
dramático
desaparece
por
completo
en
Eurípides.
Sin
embargo
los coros
de éste
cobran
relevancia
por la
calidad
poética
que poseen
y como
espectáculo
musical
(recordemos
su
relación
con
Timoteo,
renovador
de la
lírica en
el s.V
a.C., en
Macedonia).
Se ha
observado
como
ciertas
partes de
la
tragedia
de
Eurípides
se
destacan
con mayor
nitidez y
tienden a
tener vida
propia,
pero esto
no
significa
que los
dramas del
autor se
vayan a
descomponer,
sino que
forman un
todo en el
que esas
partes se
distinguen
en sus
aspectos
formales.
Así ocurre
en los
diálogos
agonales,
donde se
despliega
el gusto
de los
griegos
por la
disputa, y
su pasión
por las
acciones
judiciales.
Se ve
influido
en cierta
medida por
la
retórica
de su
tiempo. Al
final de
sus dramas
usa el
deus ex
machina
para
desenredar
la trama y
restablecer
el orden.
Son
importantes
los cantos
corales de
Eurípides,
que no son
meras
interpolaciones
sino que
tienen el
carácter
de relatos
líricos
independientes,
donde la
musicalidad
nos
muestra el
nuevo giro
que
experimenta
el
ditirambo
ático en
esta
época. |