en culturaclasica.com

en toda la Web

Introducción

Grandes estirpes

Argos Micenas

Tebas

Hércules
Divinidades
Los orígenes del hombre

Hércules

El mayor héroe tebano es Heracles, aunque su nombre latino es Hércules, por el que es conocido tradicionalmente. Ya hemos mencionado que Hércules es hijo de Zeus y de Alcmena y la estratagema de Hera para que no llegara a ser rey de Micenas. Ahora hablaremos de su concepción y nacimiento.

Cuando Anfitrión, el marido de Alcmena, estaba a punto de llegar a su casa, tras derrotar al rey Pterelao, Zeus se le presenta a la mujer transformado en Anfitrión. Alcmena se entrega al dios sin saber que está siendo engañada y la experiencia resulta tan satisfactoria para Zeus que alarga esa noche hasta un total de veinticuatro horas, el triple de su tiempo real.

«ese hijo para cuyo nacimiento el cielo consumió un día y el sol sallé con retraso en el mar oriental, por habérsele ordenado que retuviese su laminaria sumergida en el Océano.»

(SÉNECA, Hércules enfurecido 24-26. Trad. de Antonio Ruiz de Elvira)

Terminada esta larga noche, Zeus sin darse a conocer, entrega una copa de oro a Alcmena que le han regalado, según dice, sus soldados.

Poco después aparece el verdadero Anfitrión que advierte cierta frialdad en su esposa y, cuando cuenta los detalles de la expedición, Alcmena le recuerda que ya se los ha referido la noche anterior, lo que sorprende mucho al rey. Para enterarse de lo sucedido consulta al adivino Tiresias que le cuenta todos los detalles, lo que hace feliz al rey, puesto que considera un honor que el padre de los dioses haya compartido su esposa (recordemos que solo se unió a ella esa noche). Ese mismo día Anfitrión yace con Alcmena y así concebirá dos gemelos: uno de Zeus, Hércules, y otro de su esposo, Íficles.

Bromia: «Pero yo haré, que tú mismo fiables de otra manera y sepas que tu esposa es una mujer fiel y honrada; yo te daré pruebas convincentes de ello en pocas palabras. En primer lugar, Alcmena dado a luz dos gemelos.
Anfitr.: ¿Dos gemelos, dices?
Bromia: Sí, dos.
Anfitr.: ¡Gracias sean dadas a los dioses!
Bromia: Déjame hablar, para que te enteres que tanto tú como tu esposa gozáis del favor de los dioses.
Anfitr.: Habla pues.
Bromia: Después que empezó a venirle el parto a tu esposa, cuando le entraron los dolores, como suelen las parturientas, suplica la ayuda de los dioses inmortales, luego de haberse purificado las manos y habarle velado la cabeza. Entonces suena un trueno espantoso; en un primer momento creímos que se venía la casa abajo; toda ella daban un resplandor que si fuera de oro ...
Anfitr.: ¿Qué es lo que pasa luego ?
Bromia: Mientras ocurre todo esto, ninguno de nosotros oyó a tu mujer quejarse ni llorar.
Anfitr.: Eso me llena de alegría, sea como sea la forma en que se ha portado conmigo.»

(PLAUTO, Anfitrión 1086-1103. Trad. de Mercedes González-Haba)

Desde su nacimiento Hera persigue con saña a Hércules, celosa por la infidelidad de su esposo. Por ello en la misma cuna ya le envía el primer problema: dos inmensas serpientes que intentan matarlo pero el recién nacido acaba con ellas estrangulándolas.

El joven crece instruido en las armas y en las artes, pero su enorme fuerza le ocasiona numerosos problemas por lo que Anfitrión decide enviarle al campo, como pastor. Allí se hace adulto y alcanza una fuerza descomunal y una estatura fuera de lo normal (cuatro codos y un pie, o sea, 0’444 x 4 + 0’296 = 2’072 m.).

Su primera acción famosa fue matar al león del Citerón al que persiguió durante cincuenta días y durante las cincuenta noches que durmió en casa del rey de Tespias, éste obligó a sus cincuenta hijas a que se unieran con él. De ello nacieron cincuenta hijos. A los cincuenta días mata al león, lo desuella y utiliza su piel como cobertura y las fauces como casco.

Realiza, luego, otras hazañas por las que Creonte, el rey de Tebas, le concede a su hijas mayor, Mégara, con la que tiene tres hijos y a su hermanastro Íficles la de su otra hija.

Hera le volverá loco y en ese estado mata a sus hijos y a los de Íficles. Más tarde marchará a Delfos donde recibirá de la Pitia el nombre de Heracles, porque hasta entonces se le conocía como Alcida o Alceo, como su abuelo, y que debía ponerse a las órdenes de Euristeo, rey de *Tirinto y Micenas, y realizar los trabajos que él le encargara (en un número de diez, aunque ya veremos como dos no son contabilizados, por lo que el número definitivo será de doce).

El primer trabajo fue matar al león de Nemea y traerle la piel del animal. Éste murió estrangulado porque las flechas no le hacían efecto. Cuando Hércules aparece con la piel del león, Euristeo siente tal pavor que a partir de entonces nunca tratará directamente con Hércules nombrando para ello a Copreo, su heraldo.

El segundo trabajo de Euristeo fue dar muerte a la Hidra de Lerna, monstruo de múltiples cabezas, del que nacían dos cabezas nuevas cada vez que se le cortaba una. Para matarla Hércules incendió un bosque cercano y con los árboles hechos carbón cauterizó las cabezas cortadas para que no volvieran a retoñar y la cabeza central, que era inmortal, fue cortada, enterrada y colocada bajo una enorme piedra. Además abrió el cuerpo en canal, sumerge sus flechas en la bilis y las impregna del veneno del monstruo. Operación que, por cierto, será bastante nefasta para mucha gente, pues las flechas de Hércules mataban irremediablemente a los mortales y convertían a los inmortales en mortales. Euristeo no consideró válido este trabajo porque Hércules tuvo ayuda de su sobrino lolao.

El tercer trabajo fue traer viva la cierva de Cerinía, la de los cuernos de oro, cosa curiosa, pues las ciervas no tienen cuernos. Heracles la persigue un año entero pero al fin consigue capturarla viva.

Para el cuarto trabajo encarga Euristeo a Hércules traer vivo también al jabalí del Erimanto. Lo persigue hasta llevarlo a una paraje lleno de nieve en el cual el animal fatigado es fácilmente capturado a lazo. Durante este trabajo Hércules se enfrenta además a los Centauros y por error hiere con una de sus flechas a su amigo el Centauro Quirón. La herida de la bilis de la Hidra de Lerna era incurable para un inmortal por lo que le produce terribles dolores y le pide a Heracles que le mate para acabar con sus sufrimientos. hecho que ocurre por la intervención de Prometeo.

Como quinto trabajo Hércules tuvo que limpiar los inmensos establos del rey Augías sacando en un día todo el estiércol. Para ello Hércules desvió el curso de los ríos Alfeo y Peneo y haciendo un canal los hizo pasar por los establos con lo que quedaron completamente limpios. De todas formas este trabajo no fue admitido por Euristeo porque Heracles había intentado cobrar al rey Augías por la limpieza.

El sexto trabajo consistió en ahuyentar las aves del Estínfalo que eran numerosísimas. Para ello utilizó unas castañuelas construidas por Hefesto que le entregó Atenea. Cuando las hizo sonar las aves echaron a volar y Hércules las abatió con su arco.

El séptimo trabajo consistió en traer vivo el toro de Creta que se decía era el que había traído a Europa de Egipto a dicha isla. Hecho que desmiente el mito por el cual Zeus se convirtió en toro para raptar a la bella Europa. Hércules pidió permiso a Minos, el rey de Creta, para capturarlo, éste se lo dio y el héroe así lo hizo. Después, montado en el lomo, lleva el toro hasta Micenas para que lo vea Euristeo. Finalmente dejó al toro libre y tras establecerse éste en la llanura de Maratón sembró el pánico entre sus habitantes hasta que algún tiempo después Teseo acabó con él.

Traer las yeguas antropófagas de Diomedes, el rey de Tracia, fue el trabajo número ocho. Por el camino llega a Feras en Tesalia donde salva a Alcestis, la esposa de Admeto, de las garras de la Muerte. Admeto había conseguido por medio de Apolo librarse de la muerte si encontraba a alguien que se ofreciese como sustituto. Sólo su esposa Alcestis accedió a presentarse y Admeto permitió que muriera. Al llegar Hércules la reina acababa de ser enterrada así que el héroe corre hasta alcanzar a la Muerte que aún no había llegado a las profundidades de la tierra, lucha con ella y consigue arrebatársela de los brazos. Luego resucitada la devolvió a su marido Admeto.

Heracles prosigue su camino hasta Tracia, llega a los establos y dirige la yeguada al mar. Allí acuden el rey Diomedes y su pueblo. Hércules se enfrenta a ellos y mata a muchos pero son las propias yeguas las que devoran al rey. Más tarde las lleva ante Euristeo y luego las libera y éstas se encaminan al monte Olimpo, aunque antes son devoradas por las fieras.

Para el noveno trabajo Euristeo encarga a Hércules robar el cinturón de la reina de las Amazonas, Hipólita. Sobre este mito hay varias versiones: una de ellas cuenta que Heracles mata a Hipólita y le quita el cinturón; otra no habla de Hipólita, sino de Antíope, que fue regalada por Hércules a Teseo con la que engendró a Hipólito. También se la llama Melanipe. El caso es que al final entregó el cinturón a Euristeo.

En el décimo trabajo debía traer vivas a Micenas las vacas del monstruoso Gerión, ser de tres cuerpos que habitaba en Eritía, isla situada frente a la costa de Gades. Los tres cuerpos estaban fundidos en uno de cintura para arriba y se mantenían como tres de cintura para abajo. Las vacas estaban guardadas por el perro Orto y por el vaquero Euritión. Hércules mata al can con la maza y al vaquero. Mata también a Gerión, avisado por algunos pastores, Y mete las vacas en una vasija de oro que le había regalado el Sol. A la vuelta algunas de esas vacas son robadas por Caco, aunque Hércules descubre el robo y da muerte al monstruo.

«Allí hubo en otro tiempo una cueva apartada, espaciosa, profunda, inaccesible
a los rayos del sol, donde moraba Caco,
hombre monstruoso, de horrenda catadura.
Siempre humeaba el suelo de su cueva con la sangre reciente de víctimas
pálidos rostros de hombres de repelente podre
pendían como un reto de su umbral.
Era Vulcano el padre de aquel monstruo. Cuando movía su imponente mole
vomitaba su boca llamaradas del embreado fuego de su padre.»

(VIRGILIO, Enéida VIII, 194-199. Trad. de Javier de Echave-Sustaeta)

Otro episodio de este trabajo es la lucha con Erix al que Heracles derrota porque se ha apoderado de uno de los toros que acompañaban a las vacas de Gerión.

A su llegada a Grecia algunas vacas escapan porque Hera envía un tábano que las pone en fuga, Hércules consigue recuperar una parte de las escapadas pero no a todas. Finalmente son entregadas a Euristeo que las sacrifica en honor de Hera.

Traer las manzanas de oro de las Hespérides será el undécimo trabajo que tenga que cumplir Hércules. Para conocer la localización del jardín de las Hespérides, Heracles tiene que encadenar a Nereo, la divinidad marina, aunque éste opone fuerte resistencia. En su camino encuentra a Anteo, el gigante hijo de Posidón o de la Tierra, que recibía una fuerza invencible por su contacto con ella. Éste tenía por costumbre matar a todos los extranjeros que pasaban por su territorio. Hércules consigue derrotarlo levantándolo en vilo y evitando así que siguiera recibiendo la citada fuerza.

En otra etapa de su camino libera a Prometeo del que ya hemos contado que permanecía atado a una roca por su desacato a Zeus. El titán en agradecimiento le indica el camino a seguir para cumplir su encargo: primero debe buscar a su hermano Atlas y convencer a éste de que sea él quien vaya a buscar las manzanas de oro al jardín de las Hespérides, que, según parece, se encontraba en el sur de la península ibérica. Así lo hace, persuade al gigante de que vaya a por los frutos, mientras él sujeta la bóveda celeste, castigo eterno al que había sido condenado Atlas por Zeus, pero a la vuelta el titán se niega a colocarse de nuevo bajo la bóveda, por lo que Hércules le engaña diciéndole que la sujete un momento mientras él se pone una almohadilla. Cuando el gigante lo hace Heracles escapa con las manzanas. Por fin las lleva a Euristeo quien se las regala a Hércules, aunque éste se las entrega a Atenea que las devuelva a su lugar original.

El último trabajo consistió en traer del Infierno al perro Cerbero, el perro de tres cabezas, con cola de dragón y múltiples cabezas de serpientes en el lomo. Hércules desciende al Hades y libera a Teseo de sus cadenas con el que el héroe ateniense puede regresar al mundo de los vivos. Después Heracles se entrevista con Plutón y le pide permiso para llevarse a Cerbero, éste se lo da con la condición de que use arma alguna. Hércules agarra a Cerbero y, pese a mordido por una de las serpientes de su lomo, consigue domarlo y llevarlo ante la presencia de Euristeo.

Terminados los trabajos, Hércules regresa a Tebas, donde enloquece de nuevo y comete todo tipo de fechorías por ello. Para expiar su culpa un oráculo le indica que debe pasar tres años como esclavo. Hermes hace la subasta y es comprado por Ónfala, la reina viuda de Lidia, con la que vive un apasionado romance.

Tras el periodo de esclavitud Hércules participa en la conquista de Troya junto con otros grandes héroes y en la matanza del rey Laomedonte. La campaña finalizará con la muerte del rey y la subida al trono de su hijo Príamo.

Después de esta expedición Heracles participa en otras muchas y finalmente llega a Calidón, donde se casa con Deyanira, hermana de Meleagro e hija de Eneo, rey de Etolia. Para ello antes tiene que vencer al otro pretendiente que es el río Aqueloo, el más caudaloso de toda Grecia, al que derrota después de una dura pugna ya que el río toma numerosas formas.

Casado ya con Deyanira, parten hacia Traquis y en el camino llegan a las orillas del río Evano. Éste bajaba crecido y resultaba difícil para Deyanira cruzarlo. Allí se encontraba el Centauro Neso cuyo trabajo consistía en cruzar a la gente por una cantidad de dinero. Hércules le confía a su esposa, mientras que él pasa a nado. Neso intenta violar a Deyanira y Heracles, que se encuentra lejos, bien porque aún no ha cruzado, bien porque el agua le había arrastrado a cierta distancia, no se entera.

Deyanira grita asustada y la flecha de Hércules se clava en el corazón de Neso. Estando moribundo se venga de Hércules diciéndole a Deyanira que si mezcla las gotas de su semen que han caído a tierra con la sangre que brota de la herida tendrá un fieltro mágico que le permitirá recuperar el amor de Heracles si alguna lo perdiese. Deyanira le cree y así lo hace, sin darse cuenta que la sangre de la herida está infectada por el veneno mortal que Hércules sacó de la Hidra.

Muere Neso y los esposos continúan el viaje, guardando celosamente Deyanira lo que cree que es un filtro amoroso.

Llega a Traquis y allí emprenderá una expedición contra Etolia para derrotar al rey Eurito y apoderarse de su hija Íole a la que Hércules quiere como concubina. Completado el ataque con una victoria, Heracles se dispone a hacer un sacrificio en acción de gracias a su padre Zeus. De este modo envía un heraldo a Traquis con el fin de que se le entregue ropaje adecuado para el sacrificio. Deyanira, que conoce los hechos y temiendo que su esposo, encaprichado con Íole, ya no le ame, prepara una lujosa túnica impregnada cuidadosamente con la sangre de Neso.

Cuando el heraldo le entrega la túnica a Hércules, éste se la pone y se inicia el sacrificio. Conforme la ropa se calienta por el calor corporal de Heracles, comienzan unos terribles dolores, la túnica se adhiere a la piel cada vez más y no puede desprenderse de ella. Cada vez que lo intenta se arranca trozos de su propia carne. Entre grandes dolores mata al heraldo y pide que lo lleven a Traquis para matar a su esposa, aunque ésta, al conocer la noticia, se suicida. Hércules solicita entonces que monten una pira en el monte Eta y que le quemen vivo, pero nadie se atreve a prender la llama, hasta que pasa por allí Peante, el padre de Filoctetes, que encenderá la pira y recibirá como premio las flechas y el arco de Hércules, armas que veremos en manos de su hijo en la guerra de Troya.

«A Hebe, hija del poderoso Zeus y Mera de doradas sandalias, el bravo hijo del Alcmena de bellos tobillos, el fornido Heracles, al término de sus penosos trabajos, la hizo su venerable esposa en el nevado Olimpo. ¡Dichoso él, que, después de realizar una gran hazaña, entre los Inmortales vive sin dolor y exento de vejez para todos los siglos!»

(HESÍODO, Teogonía 950-955. Trad. de Aurelio Pérez Jiménez)

El fuego acabará con la parte mortal de Heracles y su parte inmortal subirá al Cielo en una nube donde se producirá la reconciliación de Hera con su hijastro, mediante el matrimonio de éste con Hebe, la hija de aquélla.

De la unión de Hércules y Deyanira nació Hilo que recibió la orden de casarse con Íole cuando alcanzara la mayoría de edad.


| quienes somos | colaborar | publicidad | estadísticas | contactar | patrocinadores |

©Agamador & Tiresias. 1999-2003. Todos los derechos reservados. Todas las imágenes que aparecen en estas páginas son propiedad de culturaclasica.com o han sido tomadas de internet.