Londres | EFE 05/09/2008

El Imperio Romano hizo más vulnerables al virus del sida a las poblaciones de los países conquistados, según la teoría que acaban de lanzar unos investigadores franceses. La hipótesis podría explicar por qué un gen que confiere resistencia al sida varía en frecuencia de unos países a otros del continente.

Una variante del gen, llamada CCR5-Delta32 carece de 32 pares de base de ADN y produce un receptor al que no puede ligarse el virus VIH del sida, lo cual impide que el virus penetre en las células. Las personas que tienen esa variante muestran resistencia a la infección y tardan más en desarrollar la enfermedad.

Sólo los europeos y las personas que viven en el oeste de Asia tienen esa variante, menos frecuente cuanto más al sur está una región. Pero los cambios en la frecuencia de la variante reflejan las alteraciones sufridas por las fronteras del Imperio Romano desde 500 años antes de Cristo hasta 500 años de nuestra era, según Eric Faure, de la Universidad de Provenza (Francia).

Faure y su colega Manuela Royer-Carenzi investigaron la posible relación entre la colonización romana y la frecuencia de la variante en 19.000 muestras de ADN de toda Europa y descubrieron que era menos frecuente en las regiones conquistadas por los romanos.

Hay otras teorías para explicar la desigual distribución de la resistencia, como la de que la variante protectora se originó en Escandinavia y fueron los vikingos los que la extendieron por el norte y el este. Sin embargo, las migraciones vikingas no se corresponden con la distribución actual de la variante. Faure no cree que los romanos diseminaran la versión normal del gen en sus colonias apareándose con los indígenas. El investigador piensa que los romanos introdujeron una enfermedad a la que fueron susceptibles las personas con la variante CCR-Delta32 y que al avanzar la conquista hacia el norte, acabó con esos individuos.

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