Carles Gosálbez | Tarragona www.diaridetarragona.com 14/10/2009

La presencia de cámaras funerarias invita a pensar que a escasos metros había una vía secundaria de Tarraco. Han aparecido tejas con el nombre del fabricante Lucius Herenio.

Una franja de terreno de poco más de dos metros de ancho, localizada en el patio donde el Col·legi Sagrat Cor construye un pabellón de deportes, ha puesto al descubierto los esqueletos de seis personas inhumadas y las cenizas de otras incineradas entre los siglos II y III.

La aparición de un conjunto de cámaras funerarias, cuyas paredes aún conservan pinturas que las decoraban, y de elementos funerarios como lacrimales y lámparas de aceite, ponen de relieve la importancia del yacimiento.

La información más importante hace referencia, sin embargo, a la ubicación de la zona de enterramientos, situada a escasos metros de la calle Sant Antoni Maria Claret y de la Avinguda Marquès de Montoliu.

César Pociña, director de la excavación y arqueólogo de la empresa Codex, informó al Diari que «estamos ante algún tipo de mausoleo familiar que estaría muy cerca de una vía». El hallazgo permitirá avanzar en la reconstrucción del plano urbano de la antigua Tarraco, ya que no se conoce la presencia de restos romanos en esta zona de la ciudad moderna.

El fabricante de tejas
En uno de los enterramientos ha salido el nombre de una persona. Ayer estaba parcialmente destapado y era objetivo del interés de los arqueólogos, debido a que su interior contiene un esqueleto. En una teja que cubría la sepultura están grabados los datos del fabricante: Lucius Herenio.

En las tumbas han surgido los restos óseos de dos mujeres, al parecer una de avanzada edad, de niños y adultos. Pociña destacó un esqueleto que perteneció a un adolescente que alcanzó una estatura de 1,70 centímetros. «Es un caso poco frecuente en el mundo romano, donde las personas eran bajas».

El arqueólogo subrayó que en el yacimiento «han salido dos fases». La más antigua, detectada por las cenizas que se han encontrado, es el resultado «de incineraciones, método que estuvo de moda hasta el siglo II, mientras que las inhumaciones empezaron a practicarse en el siglo III».

Junto a restos mortales ha aparecido una lámpara de aceite que contiene una moneda «que pusieron expresamente, algo que no había visto nunca», dijo Pociña, un lacrimal de vidrio de color turquesa en perfecto estado de conservación, un anillo de mujer y una colección de clavos de los ataúdes de madera en que fueron enterrados los cadáveres, además del mango de un cuchillo elaborado con hueso, entre otros objetos de especial interés.

A un par de metros de distancia de una de las cámaras mortuorias se han encontrado «dos surcos de un viñedo», indicó Pociña, quien se refirió al drenaje específico necesario para este cultivo.

‘Haremos una exposición’
Joan Andreu Torras, titular del Col·legi Sagrat Cor, manifestó al Diari que los trabajos arqueológicos han ralentizado ligeramente las obras de construcción del pabellón, pero se ha podido trabajar en otros sectores del solar donde se levantará. La afectación ha sido mínima. La intención del centro escolar es que las obras avances lo máximo posible y se mantiene la previsión de poder utilizar la sala deportiva el próximo mes de mayo.

Torras declaró que el centro escolar ha planteado a la empresa Codex la posibilidad de hacer una exposición en el colegio con las piezas que han surgido en el curso de la excavación y las fotografías que ha realizado en la medida que afloraban, por el interés cultural que atesoran.

El contenido del yacimiento se utilizará para explicar en clase los distintos modelos de enterramientos que se pusieron en práctica en tiempos de Tarraco. El colegio ya ha explicado a los padres de los alumnos los descubrimientos hechos en subsuelo del patio que albergará el futuro pabellón deportivo.