Guillermo Carvajal www.labrujulaverde.com 30/01/2023

En la zona de Parco Scott, entre Cristoforo Colombo y Via Appia Antica, las empresas Acea Gruppo y Bacino sud SRL, llevaban varios meses trabajando en un difícil proyecto de revisión y recuperación del conducto de aguas residuales.

De hecho, en varios lugares, el hundimiento de la antigua tubería, que data del siglo pasado, había provocado la apertura de peligrosas simas en el parque y desprendimientos en la ladera.

Por lo tanto, fue necesario llevar a cabo una intervención amplia y compleja que implicó importantes movimientos de tierra y que irá seguida de una restauración completa del perfil de elevación de la zona y de la plantación de nuevos árboles, tal y como se acordó con el Parque Regional de Apia Antigua.

La zona, valiosa desde el punto de vista naturalístico, es también un área de «interés arqueológico”, de hecho, se encuentra cerca del Sepulcro de Priscila, en la segunda milla de la Via Apia Antigua, y los movimientos de tierra, que han alcanzado una altura de no menos de 20 metros bajo el nivel del suelo, han sido constantemente vigilados por un arqueólogo, coordinado por funcionarios del Parque Arqueológico de Apia Antigua.

Tras semanas de remover tierra completamente desprovista de hallazgos de interés arqueológico, Parco Scott nos ha deparado una gran sorpresa: una estatua de mármol de tamaño natural que, por la presencia del garrote y la piel de león que cubre su cabeza, podemos identificar sin duda con el personaje de Hércules.

La escultura no se encontraba en su contexto original porque en el siglo pasado había sido arrojada a una zanja realizada para el tendido del antiguo conducto de alcantarillado que atraviesa Parco Scott. Por desgracia, no disponemos de datos estratigráficos que puedan ayudarnos a definir su datación.

Para llegar a una identificación y cronología de la escultura, hay que buscar comparaciones analizando los objetos asimilados, una de las principales actividades del arqueólogo tras la excavación.

En el transcurso de estos primeros análisis, encontramos una discreta similitud entre el retrato de nuestro personaje como Hércules y el emperador Cayo Mesio Quinto Trajano Decio, más conocido como Decio, que reinó de 249 a 251, cuando fue asesinado, junto con su hijo Erenio Etrusco, en la batalla de Abritto entre los godos y los romanos.

El rostro de «nuestro Hércules», aunque corroído, parece compartir con los retratos oficiales de Decio las «arrugas de ansiedad», que recuerdan el retrato romano republicano y pretendían representar la preocupación por el destino del Estado, una virtud muy valorada en los altos cargos del imperio.

Otros rasgos característicos son el tratamiento de la barba rala y la morfología de los ojos, la nariz y los labios.

Se trata de una primera hipótesis de trabajo: tras la limpieza, surgirán más elementos que podrán confirmarla o apuntar hacia otras identificaciones. De hecho, examinamos todas las posibilidades, incluido el retrato privado, teniendo siempre presente que nuestro personaje, representado como Hércules, era con toda probabilidad una figura prominente.

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