El autor de ‘La utilidad de lo inútil’ y maestro de Literatura italiana en la Universidad de Calabria reivindica el valor intrínseco de la educación y las humanidades frente a sus versiones “comerciales”

Borja Hermoso www.elpais.com 04/05/2023

Nuccio Ordine (Diamante, 63 años), el profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabriaha sido elegido premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Su libro más célebre, La utilidad de lo inú­til —un manifiesto en defensa de las humanidades y del valor intrínseco de la cultura y la educación frente a “las pedagogías comerciales” y el peso del dinero como único valor social—, va por la edición número 28 en su versión española. “Me siento muy, muy feliz y muy conmovido, puedo medir el tamaño de este premio y puedo asegurar que es muy superior a mí”, ha dicho Ordine a este periódico durante una breve conversación telefónica.

El autor de ese best-seller plagado de lucidez, dato, referencia, clave, ternura y mala baba (más de 80.000 libros vendidos en español) ha confesado que el premio tiene para él un doble valor afectivo: “Por un lado, lo ganaron dos gigantes que además eran amigos míos, Umberto Eco y George Steiner. Por otro, desde hace más de una década ya considero a España y a América latina como mi segunda patria, lugares en los que he encontrado numerosos compañeros de armas en la defensa de la escuela y la universidad frente a la deriva mercantilista y la pretensión de que sean las máquinas quienes eduquen a nuestros jóvenes”.

Todo en Nuccio Ordine es excesivo. Lo es su sabiduría humanista sin fronteras, lo es su capacidad sin límite para descender al nivel de nosotros, pobres mortales, y transmitirla en un lenguaje comprensible; lo es su vocación viajera, cuando hablas con él lo primero que le preguntas es “¿dónde estás?” y él, invariablemente, “pues en París porque ayer llegué de Colombia” (como le sucedía este jueves), o “en Cambridge dando una charla”, o “en Madrid, ¿comemos?”, o “en casa, en Calabria, acariciando al perro”, o “en Barcelona, donde he triunfado mucho”, porque también es excesiva su capacidad para darse cuenta de lo que importa: el que sabe, sabe, y el que no, a estudiar.

Es excesivo —dentro de sus espectaculares outfits de traje oscuro, camisa blanca, corbata roja y zapatillas de deporte— su aspecto de playboy elegante, de Gatsby meridional, Dios mío, no se puede ser más italiano / gama colmo de la elegancia. También, claro, es excesiva su capacidad de admiración hacia los placeres de la vida que estuvieron y estarán, destilados en las cosas que admira y saborea: el buen vino, la buena comida, la buena literatura, la buena filosofía, la buena música, la belleza artística, la belleza femenina, la conversación sin fin, la amistad. Excesiva es su afición a la generosidad, virtud esta bien escasa en tiempos así y que a menudo es tan falsa por la vía del “yo te doy si tú me das” que acaba convirtiéndose en defecto. No en Nuccio Ordine.

Las carencias, lagunas y perversiones de los sistemas educativos han sido, en efecto, una de las víctimas favoritas de Ordine en libros como el ya citado La utilidad de lo inútil, pero también en Clásicos para la vida o Los hombres no son islas, todos ellos editados en español por Acantilado, a la que el pensador, escritor y profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria ha agradecido “de corazón” su labor en todos estos años. “Hoy, aquellas personas que dedican su vida a enseñar son consideradas obsoletas, pero yo les dedico este premio, lo dedico a quienes enseñan y cambian silenciosamente, con su sacrificio, la vida de sus alumnos”, ha dicho el intelectual italiano.

Pero no son los libros la única pista de despegue para las iracundas diatribas de Nuccio Ordine contra quienes, a su juicio, han traicionado en las aulas el espíritu de la ilustración y de la buena educación para montar burócratas e hipermonetizadas sucursales del saber más barato y gandul. Hace ahora un año, durante su discurso de aceptación del doctorado honoris causa por la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid, este especialista en la historia, el arte y la literatura renacentistas y más concretamente en la vida y obra de Giordano Bruno (ver El umbral de la sombra. Literatura, filosofía y pintura en Giordano Bruno, Ediciones Siruela) pronunció un vibrante panfleto en defensa de la verdadera educación. Ante los ojos como platos de gran parte del claustro de profesores allí reunido en aquella mañana, Ordine agarró el micro y empezó a disparar: “Toda la cadena de la enseñanza se ha puesto al servicio del llamado crecimiento económico, de las exigencias del mercado y de las empresas”. “Se hace creer a los jóvenes que es necesario estudiar para aprender un oficio y que el éxito se mide por la cuenta bancaria”. “Los profesores no pueden ser managers ni promotores de negocios”. “Las escuelas y las universidades no pueden ser empresas que venden diplomas. Los estudiantes no pueden ser clientes”. No fue lo que comúnmente se conoce como una intervención amable y diplomática. El auditorio se puso en pie para ovacionar a su autor.

Pero no es solo la educación su caballo de batalla, y aquel día volvió a quedar demostrado. En una larga y asombrosa actuación —pues así pueden y deben ser consideradas las intervenciones en público de Nuccio Ordine, un hombre profundamente dotado no solo para el conocimiento y su transmisión oral y escrita, sino también para la vis cómica y el sentido del espectáculo— el autor de Tres coronas para un rey quiso reivindicar además conceptos como la imaginación y la fantasía incluso por delante del conocimiento, y sobre todo lanzó un grito en defensa de la pérdida de tiempo.

En un texto trufado de referencias a autores como Montaigne (¡su amado Montaigne!), Camus, Einstein, Bernardo de Chartres, Francis Bacon, Dickens, Dante, Giordano Bruno, Nietschze, Rousseau, Kavafis, Machado, García Márquez, Orwell, Erasmo, el propio Séneca y hasta el papa Francisco quiso también reivindicar conceptos como la imaginación y la fantasía incluso por delante del conocimiento, y sobre todo lanzó un grito en defensa de la pérdida de tiempo: “Reducir la velocidad, hoy en día, significa ‘perder tiempo’. Sin embargo, si lo consideramos bien, el conocimiento, las relaciones humanas y nuestro vínculo con la vida necesitan sobre todo ‘lentitud”. Consecuencia lógica de todo ello es que otra de sus bestias negras sea la prisa de nuestras atribuladas sociedades modernas, la perenne y fingida urgencia de las cosas -toda una industria, todo un negocio-, la dictadura sin remedio de las redes sociales, los likes y los clics como expresión máxima del narcisismo y la vocación demostrada de los medios de comunicación para actuar como pollos sin cabeza con sus legiones de fakes y de noticias supuestamente serias ocultando fakes.

En resumen: estamos ante una rock star del pensamiento, la filosofía y la literatura que hace pensar, leer, reír, indignarse y llorar a sus seguidores con tanta soltura escénica como solvencia intelectual. También ante un consumado ventrílocuo que hace hablar a Aristóteles, a Plutarco, a John Donne, a Victoria Woolf, a Cervantes, a Madame de La Fayette y a Séneca por boca suya… o él habla por boca de ellos, que no queda demasiado claro. Nuccio Ordine encaja en el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades como el zapatito de cristal en el pie de Cenicienta.

FUENTE: www.elpais.com