Las excavaciones en el yacimiento de Masada, en el desierto de Judea, sacan a la luz este interesante documento, datado en el año 72 d.C.

David Barreira www.elespanol.com 16/02/2023

La fortaleza de Masada, ubicada en el desierto de Judea sobre un promontorio rocoso a unos 400 metros sobre el nivel del Mar Muerto y convertida en ciudad regia por el rey Herodes entre los años 37-31 a.C., fue escenario de uno de los principales choques en la primera guerra judeo-romana (66-74 d.C.). Al estallar la rebelión judía, un grupo de rebeldes radicales llamados sicarios por el puñal o sica que solían utilizar, y que a su vez formaban parte de los zelotas, tomaron la plaza y eliminaron a la guarnición de Roma.

A principios de 73 d.C., Lucio Flavio Silva, comandante de la Legio X Fretensis, organizó un gran operativo de asedio para capturar la fortaleza y suprimir uno de los últimos focos de la rebelión judía. Tras feroces combates, el jefe de los sicarios asumió que su derrota era irreversible y convenció a los suyos de que era mejor quitarse la vida que ser apresados por los romanos, según el historiador Flavio Josefo, el principal cronista de este conflicto. Como las leyes judías prohíben el suicidio, cada hombre mató a su esposa e hijos y se eligió por sorteo a diez individuos que darían muerte al resto de varones. Cuando atravesaron las murallas, las tropas asaltantes se encontraron una montaña con un millar de cadáveres —aunque la arqueología no ha logrado confirmar este relato—.

Lo que sí han descubierto la excavaciones que se están realizando en Masada ha sido un pequeño texto fragmentado que arroja luz sobre los pros y las contras de alistarse como soldado en el Ejército romano. Este documento datado en el año 72 d.C., explican los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, es el papiro inscrito en latín mejor conservado de todos los descubiertos en el yacimiento —según un comunicado, se han hallado 14, de los que uno fue escrito en pergamino— y uno de los únicos tres recibos de pago de un legionario documentados en todos los territorios que abarcó el Imperio romano.
A pesar de que el texto está dañado e incompleto, contiene valiosa información sobre la gestión de las tropas que implantó Roma y el estatus de sus soldados. El documento es un resumen detallado de dos de las tres pagas que recibía anualmente un militar. El salario anual de un legionario en esa época era de 225 denarios, equivalente a nueve áureos de oro, que aumentaron a 300 durante el reinado de Domiciano (81-96).
No obstante, uno de los aspectos más interesantes de este hallazgo son las deducciones que se le aplicaron a este soldado, quizá uno de los participantes en el asalto a Masada y que luego perdió esta suerte de nómina antigua. El Ejército suministraba a todos sus integrantes un equipo básico, pero había algunos militares que optaban por vestir y utilizar materiales mejores, además de acceder a mayor cantidad de comida.

«El sueldo de este soldado incluía deducciones por botas y una túnica de lino, e incluso por forraje de cebada para su caballo«, detalla Oren Ableman, investigador de la Autoridad de Antigüedades de Israel especializado en el estudio de los Manuscritos del Mar Muerto.

Esos descuentos, sorprendentemente, casi consumieron la paga total del legionario. ¿Cuáles fueron entonces los incentivos que empujaron a estos hombres a enrolarse en las legiones? «Es posible que a los soldados tuviesen permitido el saqueo durante las campañas militares», responde Ableman. Otra explicación, añade citando un documento descubierto en una cueva del desierto de Judea de la época de la rebelión de Bar Kojba (132-135), es que los romanos aumentasen sus ingresos haciendo préstamos y cobrando altos intereses a los residentes locales.

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