Isabel Rguez. de la Torre | Valencia www.abc.es 28/02/2010

Bastó la visita de dos fiscales para que el Consistorio rectificara su decisión inicial de construir cuatro edificios sobre la villa de los siglos II y VI d.C.

Allí, a las afueras del municipio, bajo un solar de 5.300 metros cuadrados que antaño ocupara la antigua fábrica de galletas Río, del grupo Siro, apareció un yacimiento arqueológico que daba un vuelco a la historia de la villa: el origen de Paterna no es islámico; es romano.

Aquellos restos de incalculable valor y sorprendentemente bien conservados son el primer vestigio romano de un lugar habitado desde Valencia hasta Lliria y fueron descubiertos en enero de 2009 cuando las excavadoras hurgaban en el solar en el que habrían de levantarse cuatro edificios; 300 viviendas.

Pese al entusiasmo inicial del Ayuntamiento, la villa romana, cronológicamente situada entre los siglos II y VI d.C. ha estado a punto de sucumbir a la presión urbanística con la connivencia del Consistorio y de la Conselleria de Cultura; sólo la intervención de la Fiscalía la ha salvado de la amenaza del ladrillo y el cemento.

Cambio de criterio
El Ministerio Público supo de lo que ocurría en Paterna por un particular. Incoó unas diligencias de investigación penal por un presunto delito contra el patrimonio artístico. Dos fiscales y agentes de la Guardia Civil realizaron una inspección sobre el terreno. La visita al yacimiento, en el que se han documentado tres fases de ocupación -visigoda, Bajo Imperial y Alto Imperial-tuvo un efecto disuasorio: bastó para cambiar la sensibilidad que hasta ese momento habían mostrado los arqueólogos: el ayuntamiento renunció al proyecto inicial de construir los edificios y de preservar sólo parte de los restos con un lucernario.

La Fiscalía ha tenido noticias del cambio recientemente; se lo ha comunicado la dirección general de Patrimonio Cultural, que en julio autorizó la construcción sobre el parte del yacimiento.

Ahora, dice Patrimonio, el Consistorio «tiene previsto la conservación y puesta en valor de los restos aparecidos»; por eso, modificará el plan general de ordenación urbana para compensar «la pérdida de edificabilidad que supondrá la conservación de los restos de la villa romana».

Las catas prosiguen. Se están realizando levantamientos topográficos, planimetrías y fotografías. Por medio de ortofotos y técnicas de fotogrametría se está digilitalizando la planta final para restitutir la totalidad de la villa mediante un programa de tres dimensiones.

Y se están estudiando los materiales metalúrgicos hallados, las monedas, los restos humanos -dos niños pequeños, de menos de cinco años, enterrados en una de las viviendas-, la ictiofauna, las inscripciones, las piezas de vajilla, la cerámica…

La Fiscalía se da por satisfecha. Ha cerrado las diligencias penales. No hay delito contra el patrimonio; porque no se dañaron los restos encontrados. Se llegó a tiempo.

Un latifundio
El imperio romano estaba en crisis. La inestabilidad política de las grandes ciudades favoreció el éxodo de patricios y comerciantes. Se instalaban en villas próximas. Como Paterna. Aquella villa vivía de la agricultura y la ganadería; Paterna era la «despensa» de Valencia, la gran urbe, a la que abastecía por vía fluvial. Por eso está junto al río.

Se distinguen dos zonas: una rústica, en la que se trabajaba. Aquí se ha localizado un horno, una prensa y tres balsa de aceite. Y una residencial, en la que se vivía. Se conservan varias habitaciones, una cocina y las termas con los conductos para mantener el agua caliente. Y la joya: el suelo y las columnas de una basílica paleocristiana.