R. A. | Valladolid www.eldiadevalladolid.com 11/06/2010

Las hermanas Blanca y Clara Requejo Curto han participado en sendos concursos internacionales de lenguas clásicas y tienen una media de 8,5 en Bachillerato.

Y griego. Las gemelas Blanca y Clara Requejo Curto, alumnas de 2º de Bachillerato del IES Antonio Tovar, apuran las últimas horas antes de las pruebas de selectividad repasando los apuntes de todo el año y encomendándose a los dioses. En realidad, es un decir, porque con una media de 8,65 en Bachillerato (Clara) y de 8,41 (Blanca) no será necesaria la intercesión de Atenea o de su sosias romana, Minerva. Sin ir más lejos, Blanca Requejo fue seleccionada para participar, el pasado mes de mayo, en la fase final del XXX Certamen Ciceronianum, celebrado en la localidad italiana de Arpino, gracias a su traducción y comentario sobre una obra de Cicerón. Allí compitió con alumnos procedentes de 18 países diferentes y ella fue una de los seis alumnos españoles seleccionados en el que se considera «el encuentro para estudiantes de latín más importante del mundo».

Gracias a su dominio del latín, quedó primera en la prueba realizada en Valladolid en febrero, la joven accedió a la segunda fase del Certamen Ciceronianum Arpinas. Un concurso «difícil de preparar», como ella misma confiesa, ya que la obra de Cicerón es «extensísima» y en la que podía caer un fragmento de cualquier obra: retórica, política, filosofía…

«Viví esa segunda fase y el viaje a Italia como un premio más que una competición, ya que los ganadores a ese nivel son casi siempre estudiantes que cuentan con más de cinco años de latín y yo iba con 18 meses de curso y un verano estudiando por mi cuenta», explica.

Si Blanca es una apasionada del latín, a su hermana Clara le ocurre lo mismo con el griego. A principio de curso ambas acordaron presentarse a un concurso en cada una de las asignaturas y probar suerte. Clara todavía está pendiente de conocer los resultados de su participación en el IX Concurso Anual Europeo Explorando la Lengua y la Cultura de la Antigua Grecia, pero afirma que su pasión por la cultura helena se explica al entender que «es la cuna de la civilización, de la filosofía y la democracia». «Es un pueblo que a lo largo de los siglos ha luchado por un único ideal, la libertad. Europa no sería lo que es hoy si en el siglo V a.C. los griegos no hubiesen frenado la invasión de los persas a Occidente. Paradójicamente, hoy en día Grecia se viene abajo y no pocos le dan la espalda», recuerda la joven cuya media en griego e inglés es de 10, y en latín y francés, de 9. Su hermana tiene sobresaliente en las anteriores más filosofía.

Hace más de un año, Clara aprendió a hablar griego moderno de manera autodidacta. A su pasión por la cultura clásica se suma su afición a viajar. Durante el pasado año visitaron Londres, Oxford, Atenas y las islas griegas. «Siempre con el diccionario de latín y griego en la maleta, aprovechando cualquier rato para estudiar y traduciendo hasta las inscripciones de las iglesias», reconoce Blanca. «Por eso, cuando comentamos en el instituto que queríamos presentarnos a los concursos nuestros profesores nos animaron a intentarlo. En cierto modo, nos sentíamos comprometidas con ellos por toda la confianza que pusieron en nosotras para el proyecto. En el fondo, lo que sirve, es la constancia, perseverar y hacer que merezca la pena».

Con este espíritu de sacrificio y trabajo confían en superar la próxima semana la nueva prueba de selectividad. Blanca estudiará el Grado en Filosofía y Clara el de Español, aunque el Espacio Europeo de Educación Superior no las convence del todo. «Somos una especie de cobayas con las que prueban el nuevo sistema», afirma Clara, a la vez que cuestiona la idoneidad de las pruebas específicas. Blanca apostilla que cada vez se devalúa más su especialidad. Alea jacta est.