Cristina Fanjul | León www.diariodeleon.es 10/09/2006
La historiadora ha encontrado cientos de elementos femeninos y tumbas de niños bajo las casas. Penelope Allison da la vuelta a la historiografía y asegura que los soldados vivían con su familia.
Cristina Fanjul | León www.diariodeleon.es 10/09/2006
La historiadora ha encontrado cientos de elementos femeninos y tumbas de niños bajo las casas. Penelope Allison da la vuelta a la historiografía y asegura que los soldados vivían con su familia.
La arqueóloga Penelope Allison ofreció ayer una comunicación titulada Women in the early fronts acerca del papel que jugaron las mujeres en los campamentos republicanos y altoimperiales. Allison ha estudiado los vestigios de los campamentos de Vetera, Rottweil, Oberstimm y Ellingen y ha descubierto en ellos restos que han dado la vuelta a lo que tradicionalmente creía la arqueología sobre la vida de los soldados en los campamentos.
Entre los elementos hallados destacan prendedores de pelo, broches y -lo que resulta más importante aún- tumbas de niños enterrados bajo las casas. Todo ello llevó a la historiadora a dar por sentado que, a pesar de lo que se creía, los campamentos no estaban integrados tan sólo por hombres. «Dentro del recinto del fuerte vivían mujeres; ¿Cree que de lo contrario 300 hombres habrían aguantado en un fuerte durante alrededor de 25 años?», se pregunta. «Definitivamente, los campamentos no eran dominios masculinos». La relación de afecto que los soldados tenían hacia estas mujeres y sus hijos se demuestra además en algunas de las inscripciones halladas en las tumbas.
Por otro lado, la arqueóloga considera que en muchos casos, debido a las inscripciones encontradas, los soldados se casaban -si bien no legalmente- con indígenas, a las que después llevarían incluso a los destinos que se les encomendaban. Acerca de la posibilidad de que en estos casos ellas durmieran fuera del campamento, en la cannaba, la historiadora se muestra tajante: «¿Cuál sería el objeto de que pasaran todo el día dentro y salieran al anochecer?», dice.
Allison considera también que estas mujeres realizaban gran cantidad de tareas dentro de los fuertes -no sólamente las propias de las esposas-, como las de artesanas o comerciantes. Otra de las conclusiones a las que Allison llega y que desmonta las creencias tradicionales se refiere al rango que había que tener dentro del ejército para tener esposa. Desde siempre se había creído que a los soldados rasos no les estaba permitido. Sin embargo, el estudio de los objetos claramente femeninos hallados -horquillas, broches, botes de perfumes, etc- y su distribución por doquier, parece demostrar que las mujeres estaban perfectamente integradas en los campamentos y desarrollaban roles de todo tipo.
No obstante, cabe destacar el hecho de que, por lo general, los soldados que tomaban esposas no estaban legalmente casados, con lo que sus hijos no eran ciudadanos romanos. «La única manera que tenían estos niños de conseguir la ciudadanía era ingresar en el ejército», manifiesta, y añade que ésta era además una de las maneras del Imperio de reclutar levas. Penelope Allison desconoce si en esta teoría puede aplicarse a los campamentos de Hispania, y defiende la posibilidad de que se inicien las investigaciones para demostrar que en la Legio VII también fue así.