Huelva www.huelvainformacion.es 17/05/2010

Con una pátina de mitología, Tartessos fue un eclipse en los estudios arqueológicos de la ciudad, pero ha habido quien en la última década se ha volcado en la investigación de un periodo fascinante sobre el que existen todavía lagunas, la Onuba romana que ya mencionaban los escritos clásicos de Estrabón y Ptolomeo.

En esta tarea historiográfica destaca el catedrático Juan Manuel campos, de la Universidad de Huelva, que este año se ha alzado con el XIV Premio Diego Díaz Hierro de Investigación, certamen que organiza el Ayuntamiento en memoria del historiador local, cuya casa-museo tiene en proyecto el Consistorio en la esquina entre la calle Fernando el Católico y San Salvador.

El jurado del concurso ha elogiado el rigor documental de la obra Onoba Aestuaria. Una ciudad portuaria en los confines de la Baetica, que se publicará próximamente. En esta edición del premio ha habido también una mención especial para la investigación De la Placeta de los mercaderes al nuevo mercado de El Carmen. Un recorrido por los mercados de abastos y las pescaderías públicas, obra del compañero periodista de Huelva Información, Eduardo J.Sugrañes.

En este caso se valoró la oportunidad y los valores que concurren en este trabajo, de la misma forma que en la obra sobre Onuba se tuvo en cuenta el afán por reivindicar una importancia inédita, ya que hasta la fecha abundaban los conocimientos del mundo prerromano, hemos dicho, por la impronta de la civilización tartéssica.

Hace unos días entrevistamos al profesor campos Carrasco para visualizar el fotograma de esa Huelva que, lejos de ser una pequeña aldea de pescadores -como se pensó durante mucho tiempo- fue una ciudad influyente en el contexto de la Baetica, provincia que, de por sí, destacó en Hispania por su importante aportación económica, cultural y política al conjunto del Imperio. Como cuenta el catedrático, en estos mil años de romanización, Huelva fue un puerto clave al que llegaban todos los productos de la minería, la agricultura, la pesca y sus derivados. «Precisamente, por su condición portuaria no hubo que esperar que la ciudad tuviera grandes edificios administrativos y religiosos, pero sí una estructura urbana más o menos organizada». Así se configuró un hábitat en cabezos como el Molino de Viento (en la zona que actualmente alberga el Paseo de Santa Fe); otro núcleo de ocupación intermedio (Quintero Báez-San Pedro), centro neurálgico donde podría ubicarse el foro; y, en la parte más baja, hacia la Plaza de Las Monjas, el barrio portuario, con fábricas de salazones en la calle Palos. ¿Cómo puede ser, entonces, que los restos que se encontraron hace tres años junto a la fuente de la Plaza de Las Monjas se atribuyesen a un gran edificio religioso romano? La hipótesis del investigador descarta esta opción, afirmando que ese inmueble tenía un uso, justamente, portuario. Según Campos, el ara o altar que se halló con la reforma de la plaza en 2007 era, sin ningún género de duda, de la época anterior a Onuba.

Este mapa de la ciudad entre los siglos III y VII se completaría con la necrópolis -zona de enterramientos funerarios- de la zona norte (en el antiguo Colegio Francés), la del sur (en Vázquez López) y la del este (frente al cabezo de La Esperanza).

En base a esta investigación habría en la Huelva romana una periferia formada por industria, el cinturón de necrópolis, y el acueducto subterráneo que bajaba desde La Cinta, del que hoy se exhiben restos en el edificio Tempa Moliêre. Existían, además, asentamientos agrícolas donde actualmente están las urbanizaciones de El Seminario y La Florida, y una quincena de villas rústicas dispersas, de las que tenemos un ejemplo en el yacimiento del cabezo de La Almagra, junto al campus universitario de El Carmen.

«Es impensable -concluye el profesor- que para los romanos, cuando llegaron a la península, pasara desapercibido un puerto de la categoría del de Huelva, del que aprovecharon sus infraestructuras», aportadas por los fenicios, así como su ubicación estratégica, abrigada entre las desembocaduras del Guadiana y el Guadalquivir.

Un floreciente puerto comercial, vocación siempre inherente al pasado, presente y futuro de la ciudad, del que tendremos pronto la edición de esta monografía, «una primera piedra para seguir investigando», todavía con muchas puertas abiertas.

Lejos de ser una pequeña aldea de pescadores, la Huelva romana fue una ciudad portuaria influyente en la provincia de la Baetica. la ilustración, obra de Juan Carlos Castro Crespo, recrea la puerta de entrada a Onuba desde el Puerto Viejo, situada en la Cuesta Empedrada, lo que hoy sería la calle La Palma arriba (Castro Crespo, Juan Carlos: Huelva ilustrada. 3.000 años de paisaje urbano. Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva, 2008).