Sara Ciria | Huesca www.diariodelaltoaragon.es 17/05/2010

Talleres, teatro y gastronomía protagonizan la jornada en el Museo de Huesca.

El Museo de Huesca expone una colección de piezas de cerámica de la época romana halladas en su mayor parte en el Alto Aragón. «La vajilla romana de Terra Sigillata en Osca» se inauguró ayer, dentro del programa del Día Internacional de los Museos, y estuvo acompañada por un taller de cerámica, teatralizaciones y degustación de comida romana y mediterránea.

Vicente Baldellou, director del museo, explicó que se trata de piezas «de vajilla de lujo, la que empleaban para comer las buenas familias. Luego había otras imitaciones para clases populares».

Casi todas las vasijas proceden de Huesca capital. «El ceramista Enrique Alagón, junto a nuestra restauradora, ha reproducido también una pieza muy especial aparecida en Huesca de la que tenemos los moldes originales. Son unas caritas que se ponen sobre la vasija, de las que se han hecho reproducciones», señala Baldellou. Todas las piezas de la muestra están decoradas con sellos, de allí el nombre de «terra sigillata».

La muestra se encontraba ayer inconclusa, a la espera de unas piezas muy especiales, las realizadas por los participantes en un taller de cerámica infantil. Mañana martes, Día de los Museos, se expondrán piezas de la época romana junto a las elaboradas por los niños de hoy.

En la sala se recrea un comedor romano, que ayer sirvió de escenario para la teatralización «Encuentro en el triclinium». La empresa zaragozana Gozarte, responsable de la actividad didáctica del museo, acercó la época romana al público familiar en clave de humor. La historia parte de una trama muy contemporánea: una pareja recibe la invitación a la presentación de una vajilla, y se ofrece un regalo como señuelo para que un comercial trate de vendérsela. La comicidad radica en ambientar la trama en la época romana. «Estamos en una domus en la Via Sertoriana de Osca, y se celebra la presentación de la gran vajilla de los Romacus. Llega una pareja que ha recibido la carta, y quiere recoger el regalo, pero no comprar. Entonces aparece el comercial, que les invita a ver las piezas y el triclinium, los tres sillones que siempre había en un salón romano», explica Luis Rodríguez, miembro del grupo Gozarte.

Aunque su intención es no adquirir nada, el buen hacer del comercial les hará cambiar de idea. «Al final compran, pero se trata de personajes muy particulares», comenta Rodríguez. La teatralización sirve para presentar la exposición y la hace más accesible, sobre todo para los más pequeños. El actor del grupo Gozarte destacó que la importancia de este acto «es que se pone en valor el trabajo oscuro que se hace en el museo. No sólo es un lugar de exposición, sino un sitio donde se trabaja, se restaura y sobre todo se recupera el patrimonio. Actividades como esta son un buen escaparate para demostrar lo que se hace a lo largo del año. Ha costado meses de trabajo conseguir estas piezas, ordenarlas y volver a darles su forma original».

Los más pequeños emularon también a los romanos amasando pequeñas piezas de barro. El ceramista Enrique Alagón y las educadoras del museo dirigieron una actividad relacionada con los objetos de cerámica, hallazgos más frecuentes en los yacimientos arqueológicos.

Tomando como base algunos modelos de cerámica romana hallados en Huesca, los chavales se familiarizaron con el torno y modelaron algunas figuras. «Al poner las manos en el torno descubren la diferencia de la plasticidad de la arcilla, y aunque no aprendan, sí barruntan por dónde van los tiros en este trabajo», explicó Enrique Alagón. El taller ofreció a los niños una oportunidad de aproximarse a la cerámica, elemento no muy habitual hoy en día, y de vincular la producción de hace dos mil años con la actual.