colección MarsalFelipe Villegas www.diariodesevilla.com 13/08/2005

Los técnicos han iniciado la prolija labor de catalogación y digitalización de las 107.000 piezas que conforman el Fondo Arqueológico Ricardo Marsal Monzón, un caudal casi inagotable de información e interés para los investigadores que nutrirá a museos andaluces y de otras regiones.

Fueron pocos los privilegiados que pudieron no ya admirar sino incluso estudiar in situ algunas de las maravillas atesoradas durante años por el septuagenario ingeniero de Caminos madrileño Ricardo Marsal Monzón tanto en su casa de Madrid como, sobre todo, en dos fincas localizadas entre los términos municipales de Écija y Herrera.

Algunas referencias y tesis aparecidas en el ámbito universitario así lo acreditan, reflejando el elevado interés científico y social que posee una colección que, tras su recuento por parte de los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), ha quedado cifrada en unas 107.000 piezas, entre ellas, cráteras griegas, un sinfín de monedas de diversas épocas, un amplísimo muestrario de ánforas y ajuares funerarios, valioso instrumental médico romano, esculturas, bronces, cerámicas, armas, estelas…

No por menos la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía alcanzó, tras las preceptivas negociaciones, un acuerdo con el propietario que ha permitido que esos fondos, en tanto que patrimonio de dominio público según la legalidad vigente, pasen a ser tutelados por la Administración competente en la materia.

El conjunto, denominado oficialmente Fondo Arqueológico Ricardo Marsal Monzón e integrado por un copioso muestrario de vestigios en su mayoría datables entre el 3000 a.C. y el Medievo, se halla depositado en la sede del IAPH desde el año 2002 y recientemente se ha comenzado, tras un primer inventario general, el proceso de su estudio detallado y catalogación, que abarcará también su digitalización.

Esta fase se prolongará al menos durante dos años y será el principio de la democratización de la colección, que pasará necesariamente, avisan desde Cultura, por su disgregación, siendo restituidos los valiosos lotes a las zonas geográficas de las que un día salieron. Zonas que no son pocas, porque el fondo atesorado por Marsal desde los años setenta (las últimas adquisiciones que realizó datan de 1999) incluye piezas de más de 700 yacimientos arqueológicos de Sevilla, Écija, Córdoba, Jaén, Cáceres, Teruel, entre otras, algunas de las cuales reclaman su devolución.

"No hay duda del innegable interés social de estos fondos, que cuentan con singulares piezas dignas de exhibirse en cualquier museo tanto por su naturaleza o rareza como por su perfecto estado de conservación (es destacable el caso de la mayor parte de la vajilla de vidrio de los ajuares funerarios romanos)", señalan fuentes de Cultura, que su- brayan "el inconmensurable valor informativo que tiene la colección para estudiosos y conservadores del patrimonio merced a la gran cantidad de conjuntos cerrados relacionados con ajuares funerarios, en su mayoría procedentes de necrópolis romanas e ibéricas, algunas de ellas exhumadas en su totalidad y de las que se conserva en muchos casos información gráfica". Razones todas que propiciarán estudios e investigaciones que enriquecerán el conocimiento sobre el pasado.

A raíz del inventario de la colección realizado en el IAPH han trascendido algunas peculiaridades de la misma. Así, a cada lote o grupo de restos que adquiría el adinerado y devoto coleccionista Ricardo Marsal le asignaba una ficha que aportaba, entre otros datos, el lugar de procedencia. De modo que teniendo en cuenta que una vez extraído un hallazgo por manos aficionadas (las de piteros y demás expoliadores) se perdía esa fuente primaria de información que es el contexto original, al menos estas fichas conservadas (y exigidas incluso por Marsal a sus abastecedores) han aportado pistas para su conocimiento. Si bien en algunos casos ha habido que extremar la prudencia al detectarse indicaciones falsas o cuando menos dudosas.

Hecha esta matización, tan sólo hay 160 lotes de los que se desconoce su procedencia, y de 133 se ignora incluso el topónimo del sitio arqueológico de origen. Por la procedencia de las piezas que componen el Fondo Arqueológico Marsal se deduce que el mayor número de lotes, y por tanto de expolios sistemáticos perpetrados contra el patrimonio, procede de Andalucía, con 2.598 lotes sobre un total de 2.861, seguida de Extremadura con 87 lotes, Castilla-La Mancha con 11 y Aragón con 1.

Dentro de la región andaluza, la provincia más representada y afectada es Sevilla, situándose a cierta distancia Córdoba y Jaén y, ya en muy menor medida, Málaga, Cádiz, Granada, Huelva y Almería. Incluso hay ciertos lotes que han salido de yacimientos andaluces pero se desconoce su localización provincial.

Yacimientos diezmados

El grado de detalle del inventario que obra en poder del IAPH permite descender un nivel más y nombrar los sitios arqueológicos que han venido siendo esquilmados desde hace más de tres décadas y cuyas huellas visibles fueron a parar a manos del referido ingeniero madrileño ya jubilado.

Entre los sitios arqueológicos más afectados caben citar: yacimiento arqueológico de Cástulo, Ategua, La Mesa de Lora II, Mesa de Alcolea, El Cerro Maquiz y la Necrópolis de los Chorrillos, el Cortijo de los Cosmes, Los Castellares, La Carada, Atalayuelas de Fuerte del Rey, la zona arqueológica de Giribaile y Alcolea del Río Norte I.

Los primeros lotes adquiridos por Marsal en los años setenta fueron, básicamente, de monedas y material heterogéneo, siendo el habitual que suele localizarse a consecuencia del uso de detectores de metales. En los ochenta y noventa se observó, además de un incremento considerable en el número de adquisiciones por parte del coleccionista, una mayor cuantía y calidad de las piezas, contabilizándose conjuntos cerrados y numerosas piezas y ajuares extraídos de contextos funerarios.

Estadísticamente, de los 2.861 lotes en que se agrupan las 107.000 piezas de la colección, 1.340 son de naturaleza heterogénea, seguidos por los 662 lotes relacionados con usos funerarios (principalmente romano e ibérico, y aparte de las estelas y epígrafes). Asimismo, existen muchos lotes monotemáticos, a saber: 246 de numismática, 46 de material cerámico (de los que al menos 38 son de tipo anfórico), 44 de elementos arquitectónicos, 39 escultóricos, 16 de epígrafes y 9 de estelas, entre otros lotes menores.

Por periodos históricos, la división de los lotes y sus correspondientes hallazgos es bien elocuente, con unos 1.200 paquetes de piezas procedentes de época romana, seguidos de los 450 de la Edad del Hierro II y, a mucha más distancia, los protohistóricos, medievales y prehistóricos, por una presencia casi testimonial de evidencias de la Edad Moderna y Contemporánea.