B. C. | Atenas www.abc.es 14/10/2007

El nuevo museo es una espectacular construcción de hormigón pulido, aluminio y cristal que se encuentra a los pies de la colina, detrás del edificio conocido con el nombre de su arquitecto, Weiler, y se levanta en la zona de Makriyani, donde originalmente funcionó como hospital militar durante el siglo XIX. A una manzana de distancia se encuentra la Cancillería de la Embajada de España en Grecia, situada en un bonito edifio neoclásico restaurado.

Desde hace ya muchos años, las autoridades griegas querían construir un nuevo museo que pudiera mostrar al mundo lo mejor del arte griego clásico de los siglos VI y V antes de Cristo, siempre esperando que las piezas que se encuentran en el Museo Británico fueran devueltas y pudieran ser expuestas con el resto.

Tras varios concursos internacionales, la obra fue adjudicada al proyecto del arquitecto de origen franco-suizo Bernard Tschumi, que vive la mayoría del tiempo en Estados Unidos, y de su colega griego, Mihalis Fotiadis. Un edificio de hormigón, aluminio y cristal , «materiales honestos», como así los describe el director del nuevo museo, Pandermalis, un prestigioso arqueólogo que desde el año 2000 se ocupa de la institución. «Queremos un museo abierto y luminoso, que muestre la atmósfera y la luz de Ática, que no tenga sombras ni misterios».

Muchos problemas
Pero, cuando se empezó a excavar la zona elegida, comenzaron los problemas. Primero hubo que comprar las casas más cercanas a los propietarios y derribarlas, lo cual conllevó muchos escollos legales que retrasaban la obra, cuya inauguración estaba prevista para el verano de los Juegos Olímpicos de Atenas, celebrados en el año 2004. Y sobre todo, las dificultades de la excavación: en el solar elegido, ya que se descubrieron restos de una ciudad de los siglos III a VII d.C., lo cual complicó y encareció aún más el presupuesto. «En total llevamos más de 100 juicios por distintos temas», confirma Pandermalis con aire paciente. «Pero la obra avanza, y cuando ya estén en el nuevo museo las esculturas, comenzará lo más difícil: su colocación.»

Al museo, que tiene unos 20.000 metros cuadrados de superficie, se accede por una entrada cuyo suelo incluye grandes zonas de un cristal especial de Saint Gobain, que permite observar los cimientos del edificio. Allí se extienden más de dos mil metros cuadrados de los restos de la ciudad excavada, una torre de defensa, talleres de cerámica y una estancia muy espaciosa que servía de salón de banquetes. Habrá un recorrido específico que permitirá al visitante pasearse en esta excavación abierta, única en el mundo.

Las procesiones panatenaicas
Tras la entrada, una enorme rampa recuerda el camino de las procesiones panatenaícas y conduce hasta el primer piso, dónde estarán expuestas las esculturas de la época clásica hasta la romana sobre peanas de mármol. Sin fondos, sin cortinas: «Hombres y estatuas», dice Pandermalis, refiriéndose a que las personas discurrirán entre las esculturas expuestas sin vitrinas. Sólo la luz natural iluminará el interior del edificio que está completamente rodeado de ventanales especiales (no hay muros externos), luz que filtrarán unos «estores» especiales.

El segundo piso tendrá una biblioteca, una zona de lectura, un estudio con ordenadores y una cafetería. Y el último piso estará dedicado al friso del Partenón. Allí se expondrán tambien las copias en yeso de los mármoles que retiene el Museo Británico, parte del botín que se llevó Lord Elgin, embajador británico ante la Sublime Puerta (es decir, ante el Imperio Otomano). Fue embajador en Constantinopla de 1799 a 1803, y entre 1801 y 1812 sus agentes cortaron en partes la mitad del Friso del Partenón, que se llevó a su país. Tras arruinarse, acabo vendiéndolas al museo donde se encuentran hasta ahora .

El nuevo ministro de Cultura, Mihalis Liapis (primo del primer ministro Costas Karamanlis), afirmó recientemente que los «mármoles de Elgin» son una «deuda histórica pendiente» y que ahora es el momento de que los políticos aumenten la presión para conseguir su devolución.

Aparte, en una especie de palco, se expondrán las Cariátides, las bonitas columnas con figura humana que decoraban el templo del Erecteion (en su lugar original se exhiben unas copias desde hace muchos años). Gracias a las excelentes condiciones ambientales del nuevo museo, los visitantes podrán ver de cerca estas obras de arte que, hasta ahora, estaban protegidas en una vitrina con ozono. «Aún no sabemos si pondremos sólo las que están aquí, o si añadiremos la copia de la que se encuentra en Londres», comenta el presidente del organismo del nuevo museo. Cuando ABC le pregunta por la fecha de inauguración, sonríe y calla. Después de tantos contratiempos y anuncios de fecha que luego no se cumplieron, la prudencia manda. Así lo merece un museo de 20.000 metros cuadrados, desde cuyas ventanas se puede ver la Acrópolis y al que acudirá un mínimo de cinco mil personas al día (en verano, la cifra puede superar los doce mil). Lo que sí espera Pandermalis es que antes de la inauguración se pueda abrir unas pocas horas al día a los visitantes.

ENLACES:
http://es.wikipedia.org/wiki/Acr%C3%B3polis_de_Atenas
http://www.britishmuseum.org/explore/galleries/ancient_greece_and_rome/rooms_18,_18a,_18b_parthenon.aspx