Antonio Penadés | Valencia

La obra de Heródoto es considerada por algunos estudiosos como la mejor fuente antigua para el conocimiento de las prácticas religiosas en el periodo clásico. En distintos pasajes de su Historia se describen las creencias de los griegos y de los persas, sus oraciones, sus sacrificios, sus diversas técnicas de adivinación, etc., de modo que la obra entera constituye un escenario privilegiado para acercarnos a las relaciones de los hombres con las divinidades en las dos grandes civilizaciones de la época.

Antonio Penadés | Valencia

La obra de Heródoto es considerada por algunos estudiosos como la mejor fuente antigua para el conocimiento de las prácticas religiosas en el periodo clásico. En distintos pasajes de su Historia se describen las creencias de los griegos y de los persas, sus oraciones, sus sacrificios, sus diversas técnicas de adivinación, etc., de modo que la obra entera constituye un escenario privilegiado para acercarnos a las relaciones de los hombres con las divinidades en las dos grandes civilizaciones de la época.
Obviamente, nos encontramos con una limitación por la circunstancia de que todo este material proviene de un solo autor, pero esta desventaja se diluye en cierta medida por el hecho de que Heródoto es un griego muy poco usual: su erudición, su cosmopolitismo y, sobre todo, la constatación de que sus escritos no tratan de ensalzar o desvirtuar ninguna de las sociedades que describe ni ninguno de sus elementos imprime a su obra una mayor dosis de objetividad.

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