Aunque los Juegos Olímpicos estaban reservados exclusivamente a los hombres, las mujeres también tuvieron sus propios juegos atléticos. Llamados Juegos Hereos en honor a la diosa Hera, esposa de Zeus, estos también se celebraban cada cuatro años en Olimpia, aunque a diferencia de las pruebas masculinas, las mujeres competían vestidas y las distancias que recorrían eran más cortas.

J. M. Sadurní www.historia.nationalgeographic.com.es 03/10/2023

Los Juegos Olímpicos, la competición deportiva más importante de la antigua Grecia, que se celebraba cada cuatro años en honor del dios Zeus en Olimpia, era algo reservado única y exclusivamente a los hombres. Según cuentan las fuentes históricas, tanto atletas como entrenadores participaban desnudos para demostrar que, en efecto, eran hombres y así ninguna mujer pudiera ocultar sus atributos bajo un atuendo masculino. Durante la celebración de los juegos era de obligado cumplimiento que todos los pueblos participantes detuvieran cualquier conflicto armado entre ellos y, lo más importante de todo: las mujeres no podían competir ni tampoco asistir como espectadoras.

Pero eso no quiere decir que las mujeres no pudieran participar en ningún tipo de evento deportivo. De hecho, para que pudieran hacerlo se crearon los Juegos Hereos, celebrados en honor de la diosa Hera, esposa de Zeus y reina del Olimpo. Según una versión sobre la institución de los Juegos Hereos, estos se crearon por iniciativa de «las dieciséis mujeres», un grupo de mujeres que tejían cada cuatro años un peplo para la diosa e instruían a las niñas y muchachas en los rituales de Olimpia. Así, los Juegos Hereos empezaron a celebrarse desde el 580 a.C., lo que supuso el nacimiento de la primera competición atlética femenina de la que se tiene noticia.

EL ORIGEN DE LOS JUEGOS HEREOS

Pero empecemos por el principio. Según cuenta el geógrafo e historiador griego Pausanias en su Descripción de Grecia, los Juegos Hereos fueron instaurados por Hipodamia, esposa de Pélope e hija de Enómao, rey de Olimpia o de Pisa, según las versiones. La leyenda narra que queriendo hacer una ofrenda a los dioses, el padre de Pélope, Tántalo, descuartizó a su hijo y lo cocinó para ofrecérselo a los dioses. Deméter (la diosa de la agricultura) aceptó distraídamente el ofrecimiento y se comió el hombro izquierdo del niño. Sin embargo, los demás dioses lo advirtieron y evitaron ingerir el cuerpo del muchacho, al que trajeron de nuevo a la vida. Asimismo reemplazaron el hombro que se había comido la despistada Deméter por uno de marfil. Tántalo, por supuesto, fue castigado por su impiedad.

Cuando creció, el joven Pélope participó en una carrera de carros, instaurada por el rey Enómao con el objetivo de encontrar un marido adecuado para su hija Hipodamia, en la que al menos ya habían perdido la vida treinta jóvenes en su competición contra el rey. Pero Pélope, con la ayuda de Poseidón (y alguna que otra trampa), consiguió vencer a su futuro suegro y casarse con Hipodamia. Esta, para agradecer a Hera su matrimonio, reunió a un grupo de dieciséis mujeres a las cuales hizo administradoras de los Juegos Hereos. Originariamente, estos juegos tan solo consistían en la celebración de carreras atléticas que se celebraban en el estadio Olímpico de la ciudad desde el siglo VI a.C.

LAS MUJERES ESPARTANAS Y EL DEPORTE

Las competiciones femeninas de los Juegos Hereos estaban divididas en tres categorías, y se competía por edades. Además, la distancia que recorrían las atletas era un veinte por ciento más corta que la que debían realizar los hombres. En cuanto a la vestimenta, según Pausanias, a diferencia de los hombres, las mujeres no participaban desnudas, sino que vestían una túnica llamada quitón o chitón, que para la ocasión se recortaba por encima de las rodillas, dejando al descubierto el hombro derecho hasta el pecho. Además, llevaban el pelo suelto.

Al igual que los hombres, tras la competición, las vencedoras recibían una corona de olivo y se les entregaba para su consumo la carne de los animales sacrificados en honor a la diosa Hera. Pero con el tiempo las cosas empezaron a cambiar. A finales de la época clásica, sobre todo gracias a la influencia de Roma, a las mujeres se le permitió participar en los mismos festivales atléticos que a los hombres, algo que en Grecia no tuvo muy buena acogida. De hecho, existen inscripciones que demuestran la participación de las mujeres en carreras atléticas en el estadio de Delfos en el siglo I d.C., en Nápoles en época imperial y finalmente en los Juegos Capitolinos de Roma en el año 86 d.C.

Con todo, existen pocas referencias a los nombres de las mujeres que participaron en los Juegos Hereos. Según parece, eran las espartanas las que vencían habitualmente, posiblemente porque su entrenamiento las hacía muy superiores al resto. Las ganadoras también obtenían el derecho de dedicar estatuas con su nombre. Por ejemplo, en el Museo Británico se conserva una pequeña escultura de bronce de una muchacha que parece estar corriendo. Pero su identificación no está my clara. Algunos investigadores creen que se trataría de Cloris, la diosa griega de los jardines; otros, de una vencedora de los Juegos Hereos (ya que su vestimenta es muy similar a la descrita por Pausanias), aunque para otros, simplemente, se trataría de la representación de una bailarina.

FUENTE: www.historia.nationalgeographic.com.es