GABRIEL ZUCHTRIEGEL: “Trabajamos ya para que las últimas excavaciones de Pompeya sean visitables”

El nuevo director general del Parque Arqueológico de Pompeya habla del futuro de los trabajos, el regreso del turismo y los retos que plantea al yacimiento el cambio climático.

 

En abril Gabriel Zuchtriegel comenzó oficialmente su actividad como director general del Parque Arqueológico de Pompeya, tras su paso como director del Parque Arqueológico de Paestum y Velia. De origen alemán y con una sólida formación en arqueología clásica, prehistoria y filología griega, Zuchtriegel tomó el relevo de Massimo Osanna, “el hombre que salvó Pompeya”, tras la designación de este último como director general de los Museos Italianos. Zuchtriegel asume su nuevo cargo en un momento clave para la mítica ciudad romana, tras los retos de la pandemia, el mediático Gran Proyecto Pompeya y los descubrimientos de los últimos años.

El Gran Proyecto Pompeya, iniciado en 2012 y hoy casi finalizado, marcó un antes y un después en el panorama de la arqueología pompeyana a nivel mundial. Pompeya pasó de ser un lugar condenado a la ruina a un ejemplo único de gestión del patrimonio arqueológico y uno de los lugares más famosos de la arqueología clásica. Financiado principalmente por la Unión Europea y por el Estado italiano, acometió las necesidades más urgentes de conservación y restauración, así como de investigación y excavaciones, en más de un centenar de puntos de la ciudad. Se reabrieron edificios como la famosa Casa de los Vettii y se restauraron decenas de ellos, como la Casa del Criptopórtico.

De las 66 hectáreas del yacimiento, solo se han excavado 44, por lo que las la­bores de manutención, en los perfiles y frentes de las zonas no excavadas, trajeron consigo numerosos descubrimientos. Concentradas en la Región V, una zona al noroeste de la ciudad, vieron la luz pinturas, como la de Leda y el Cisne, nuevas casas completamente excavadas, como la de Orión y la del Jardín, y hasta un thermopolium, o “bar de comida rápida”. La difusión de los hallazgos a través de medios digitales permitió a cualquier persona del mundo sentir, de manera casi directa, la emocionante aventura de la arqueología.

Con la llegada de la Covid-19, momento en que el Gran Proyecto estaba finalizando, los trabajos de consolidación de los frentes de excavación continuaron a puerta cerrada en otras zonas de la ciudad. Los últimos meses, marcados por el cierre y la reapertura del sitio, han asistido al hallazgo de nuevas víctimas de la erupción o al descubrimiento de un carro ceremonial en perfecto estado de conservación.

En la actualidad, dichos trabajos se están llevando a cabo en la Región X, donde, en una manzana –insula, en latín– con numerosos edificios, entre ellos la Casa de los Amantes Castos, las excavaciones están desvelando nuevos secretos de la ciudad. De igual modo, el Parque Arqueológico también ha experimentado cambios en su estructura. Tras un proceso selectivo al que se presentaron 44 candidatos internacionales al puesto de director general, a finales de febrero, Gabriel Zuchtriegel fue el elegido. Aquí nos cuenta cómo plantea su trabajo y el futuro próximo de Pompeya.

¿Qué se siente al pasar a dirigir uno de los lugares más mediáticos de la arqueología clásica?

A nivel personal, ostentar este cargo supone recordar con una sonrisa mis raíces y sentir cómo mi dedicación y pasión por la cultura me han llevado desde un pequeño pueblo al sur de Alemania [Weingarten], de donde provengo, hasta este lugar. Y ello conlleva una gran responsabilidad. No solo porque Pompeya es un lugar único en el mundo de la arqueología clásica, sino porque, en los últimos años, la ciudad ha experimentado un desarrollo excepcional bajo la dirección del antiguo director, Massimo Osanna, quien convirtió Pompeya en un símbolo de buena gestión arqueológica a nivel internacional.

Su trayectoria académica internacional encaja con el creciente carácter global que Pompeya ha experimentado en los últimos años. ¿Qué línea seguirá para acercar Pompeya, todavía más, al público?

Necesitamos continuar con el legado del antiguo director y ampliar sus prácticas a otros lugares, como Oplontis, Estabia y Boscoreale. Nuestro plan pretende invertir en las comunidades locales (escuelas, familias, talleres de empleo…) asociadas a estos yacimientos arqueológicos para promover el desarrollo regional y local y generar un impacto positivo, mediante planes de acción concretos.

Usted ha sido miembro del Gran Proyecto Pompeya. ¿Tiene previsto dar continuidad a sus actuaciones?

El Gran Proyecto Pompeya ha finalizado casi por completo, desde la óptica de su financiación. Ahora tenemos que traducir esa intervención en una buena gestión de cara a los próximos años. Por ejemplo, en el sentido del desarrollo local, gran parte del trabajo se realizará con las escuelas o con el sector juvenil desempleado, para evitar que emigren en busca de oportunidades. Así, hemos cerrado un acuerdo entre Pompeya, Herculano y las autoridades educativas regionales que permitirá potenciar el desarrollo de las escuelas en la zona de Pompeya a través de la música, el teatro y otros proyectos.

El objetivo final es hacer sentir Pompeya como parte de la comunidad. Entre los muchos objetivos en los que estamos trabajando, está el acceso abierto a una parte del archivo digital sobre Pompeya, para investigadores y público en general.

Desde las excavaciones llevadas a cabo en la Región V, Pompeya ha anunciado algunos descubrimientos y consolidaciones puntuales. ¿Cuándo serán visitables las recientes excavaciones?

Es algo en lo que ya estamos trabajando. Una parte ya es visitable, como el fresco de Leda y el Cisne. Otras zonas serán abiertas temporalmente. Para empezar, se hará accesible el thermopolium de la Región V. Respecto a la Casa de Orión y la del Jardín, debido al excelente estado de conservación y a los retos que presenta su conservación, estamos desarrollando un proyecto para la cobertura y la colocación de plataformas que garanticen una visita segura.

Otros descubrimientos más recientes, como el de las víctimas de la villa de Civita Giuliana, a las afueras de Pompeya, presentan retos de apertura más complicados por la naturaleza de las excavaciones. Sin embargo, la apertura de este último lugar permitiría crear un eje de visitas entre Pompeya y la villa de Boscoreale.

Recientemente se anunció la continuación de las excavaciones en la ínsula de los Amantes Castos. ¿Existe algún plan para las próximas excavaciones en la ciudad?

En la ínsula de los Amantes Castos se dan los mismos problemas vistos anteriormente en otras partes. En esta área de la ciudad tenemos una panadería, zonas productivas, una casa parcialmente excavada –que estaba siendo deco­rada por pintores en el momento de la erupción– y, muy cerca de ella, la gran residencia de Julio Polibio, entre otros elementos. Los perfiles entre las zonas excavadas y no excavadas presentan problemas de filtraciones de agua, así como la presión del terreno.

De nuevo, hemos perfilado las secciones y realizado pequeñas excavaciones que permitirán avanzar en nuestro conocimiento de la ciudad. Por ejemplo, hemos podido reconstruir al detalle todas las fases de la erupción en esta zona, a través del análisis del material volcánico, lo que nos permite saber qué sucedió hora tras hora durante la erupción y contrastarlo con los datos obtenidos en otras zonas de la ciudad.

¿Podrán los turistas visitar las zonas de excavación en curso?

El concepto de arqueología pública lo he desarrollado a nivel personal, con an­terioridad, en Paestum. En Pompeya intentaremos implementar la arqueología pública que actualmente se está llevando a cabo, valorando siempre la seguridad y la conservación del patrimonio.

¿Cómo ha afectado la pandemia a las labores del parque arqueológico?

Los trabajos han continuado su curso durante la Covid-19. La pandemia ha traído consigo, sobre todo, un impacto económico negativo, ya que gran parte de los ingresos económicos del parque se genera a través de las visitas. Por ello, hemos tenido que reorganizar los presupuestos anuales. Gracias a las contribuciones realizadas por el Ministerio de Cultura, las iniciales pérdidas económicas se vieron cubiertas.

El éxito del Gran Proyecto Pompeya supuso un incremento del número de visitantes, con el consiguiente aumento del riesgo de conservación. ¿Cómo afrontará la ciudad el creciente número de visitantes?

Comprobando los números de antes de la pandemia (casi cuatro millones de visitantes anuales), es posible anticipar que estos se superarán cuando los viajes internacionales retomen su curso normal. La buena noticia es que no estamos al límite, siempre que podamos canalizar el flujo de visitantes. Antiguamente, muchas zonas estaban cerradas, y el efecto de los turistas se podía observar en las áreas abiertas, que sufrían un deterioro mayor. Con la reapertura periódica y el flujo continuo de visitantes, podremos redirigir su aumento sin llegar al límite.

El cambio climático es uno de los factores que ha influido en la puesta en valor de Pompeya. ¿Cómo está afectando a la conservación de este patrimonio? ¿Manejan algún plan para la salvaguarda de pinturas, mosaicos y otros elementos al aire libre?

La conservación de Pompeya se enfrenta a riesgos de carácter antrópico, sísmico o ambiental, entre otros. Y el cambio climático los está aumentando, por lo que estamos llevando a cabo una estrategia para mitigar su impacto. Monitorizamos de manera periódica todos los rincones de la ciudad, combinando la tecnología (sensores, drones, imágenes satelitales…) con la actividad humana.

¿Cómo definiría, en pocas palabras, el futuro cercano de Pompeya?

Un futuro de colaboración interdisciplinar desde el inicio. No creo en un modelo de dirección unilateral, sino en uno de colaboración continua, que permita llevar a cabo proyectos inclusivos.

FUENTE: lavanguardia.com