J. V. Muñoz-Lacuna | Segóbriga (Cuenca) | COLPISA 26/08/06
La talla de dos metros muestra a una joven niña de una familia pudiente de Segóbriga.
La campaña de excavaciones que este verano está llevándose a cabo en el Parque Arqueológico de Segóbriga, situado en Saelices (Cuenca), ha permitido el hallazgo de una estela funeraria de dos metros de altura realizada en el siglo I d.C. que ha aportado nuevos detalles sobre cómo era la vida en la España romana.
J. V. Muñoz-Lacuna | Segóbriga (Cuenca) | COLPISA 26/08/06
La talla de dos metros muestra a una joven niña de una familia pudiente de Segóbriga.
La campaña de excavaciones que este verano está llevándose a cabo en el Parque Arqueológico de Segóbriga, situado en Saelices (Cuenca), ha permitido el hallazgo de una estela funeraria de dos metros de altura realizada en el siglo I d.C. que ha aportado nuevos detalles sobre cómo era la vida en la España romana.
El descubrimiento de esta pieza ha sorprendido a los arqueólogos que trabajan en el yacimiento de Segóbriga –el segundo más visitado de España tras el gerundense de Ampurias- ya que este tipo de monumentos funerarios son atípicos en la zona de la Meseta y tan sólo en Mérida (Badajoz) se han encontrado estelas similares.
“Son monumentos funerarios con retratos del difunto que se crean en Roma a principios de la etapa imperial y aquí vemos que unos años después aparecen también en Segóbriga, lo que nos está diciendo que había una vinculación muy directa de las familias más importantes de Segóbriga con la capital del Imperio y que las modas de Roma también llegaban aquí”, explica Rosario Cebrián, directora de este parque arqueológico.
La pequeña Iocunda
La estela funeraria, de gran calidad artística, ha sido encontrada a unos 60 centímetros de profundidad junto a la vía de entrada de esta antigua ciudad romana, dentro de la que se supone fue la primera necrópolis de Segóbriga. La pieza está bien conservada a pesar de que ha sido hallada en tres fragmentos y en ella destaca una representación de una difunta, llamada Iocunda, de unos diez años de edad, que aparece sentada, vestida con una toga y tocando una lira.
Los padres de la pequeña también quisieron que la estela incluyera un texto de 16 líneas grabado en piedra caliza que ha sido parcialmente descifrado y que revela que la joven pertenecía a una de las familias más ricas de antigua ciudad de la Hispania romana ubicada en el cruce de las calzadas de Cartago Nova a Complutum y de Toletum a Segontia.