[Un grupo de arqueólogos subacuáticos de la Universidad de Alicante, en la zona donde se han hallado las monedas de oro. UNIVERSIDAD DE ALICANTE]
Rafa Burgos elpais.com 21/09/2021
Un conjunto de 53 monedas de oro de entre los siglos IV y V vuelve a la superficie gracias a un hallazgo casual en la bahía alicantina de Portitxol. Será estudiado, restaurado y expuesto en el museo local.
Cada verano, las familias de Luis Lens y César Gimeno, cuñados, pasan las vacaciones en Xàbia, uno de los mayores puntos de atracción turística de Alicante. Su principal afición es practicar el snorkel, el buceo “con un equipo técnico de 10 euros, consistente en bañador, gafas, tubo y aletas”, bromea Lens. Su objetivo es disfrutar del panorama submarino y “limpiar la basura” que encuentran a su paso. El pasado 23 de agosto, un destello en una roca de la bahía de Portitxol, a unos siete metros de profundidad, hizo pensar a Lens que había encontrado “lo que parecía una moneda de 10 céntimos”. Siguió buceando y, antes de volver a su barco, decidió rescatarla. “Estaba en un pequeño orificio, como de cuello de botella”, relata. Al subir a bordo, la limpió y descubrió “una imagen antigua, como una cara griega o romana”, y pensó que era una joya perdida. Lens y Gimeno bajaron de nuevo al lugar del hallazgo y, “con un sacacorchos del barco, de navaja suiza pequeña”, sacaron a la luz en “un par de horas” lo que se convirtió finalmente en un tesoro formado por 53 monedas de oro de la época del fin del Imperio Romano, entre los siglos IV y V, “incrustado en una hendidura de roca”. Uno de los mayores conjuntos de Europa de sus características, según los expertos.
Los descubridores del tesoro, en cónclave familiar, decidieron al día siguiente dar cuenta del hallazgo al Ayuntamiento javiense. “Les llevamos las ocho monedas que habíamos encontrado en un frasco de cristal con un poco de agua de mar”, rememora Lens. A partir de ahí, él y su cuñado volvieron tres veces al emplazamiento de las monedas, acompañados por especialistas en arqueología subacuática del Ayuntamiento, de la Universidad de Alicante (UA)y de la Guardia Civil. En tres tandas, sacaron del fondo marino 53 monedas, tres clavos probablemente de bronce y restos de plomo muy deteriorados que parecen formar parte de un cofre, según detalla la UA. “Es algo increíble, el sueño de todos los niños de encontrar un tesoro”, describe Lens.
“Los conjuntos de monedas de oro no son habituales”, asegura Jaime Molina, catedrático en Historia Antigua de la Universidad de Alicante y responsable científico de la excavación, que lleva tres años realizando prospecciones en la bahía de Portitxol, “donde recalaban los barcos procedentes de la Bética antes de partir hacia Baleares camino de Roma”. Y menos en el “perfecto estado de conservación” de las que se escondían en la bahía alicantina. El equipo que lidera Molina las ha podido identificar y relacionar con los emperadores Valentiniano I (3 monedas), Valentiniano II (7), Teodosio I (15), Arcadio (17) y Honorio (10). También hay una pieza sin identificar. “No hay restos de barcos hundidos en la zona donde se encontraron”, indica Molina, “por lo que probablemente se trata de una ocultación voluntaria ante la llegada de los bárbaros” a la costa de Hispania, “en este caso, los alanos”. “Este hallazgo nos habla de un contexto de miedo, de un mundo que se acaba, el del Imperio Romano”, sentencia.