Juanjo Payá www.diarioinformacion.com 01/11/2009

La lujosa hacienda de Cayo Julio Rufión, beneficiario de los negocios del emperador romano, tiene más de 2.000 años.

Las excavaciones se iniciaron hace ya tres años, cuando un equipo de investigadores y arqueólogos de la Universidad de Alicante (UA), liderados por el alicantino Jaime Molina, se desplazó a Perusa, en Italia, para adentrarse en el estudio de los restos de una pequeña villa romana. Sin embargo, todos estos acontecimientos se han precipitado recientemente al descubrirse una lujosa hacienda con más de 8.000 metros cuadrados, de los que apenas se han recorrido una pequeña porción del territorio, con elementos arquitectónicos en muy buen estado de conservación.

El conjunto, con más de 2.000 años de historia (finales del siglo I antes de Cristo, o bien edificado durante el principado de Augusto), está dividido en una zona residencial (en la que se han explorado unos 1.000 metros cuadrados, de los 10.000 que se barajan) y otra rústica, con similares proporciones a la anterior, de la que se desconoce actualmente su ubicación. Ésta estaría dedicada al área productiva, área productiva, con almacenes o dependencias para el servicio de trabajadores o esclavos. El proyecto, financiado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura junto a la Universidad de Alicante, está revolucionando las técnicas de última generación que se están empleando en los trabajos de excavación y, sobre todo, este proyecto está llamado a ser indudablemente el más importante de los últimos años en el arte romano.

El campo de acción está todavía repleto de misterios, aunque algunos de ellos se están despejando con el transcurso y avance de la investigación. De hecho, la localización de una placa, con el nombre de Cayo Julio Rufión (Caius Iulius Rufioni), permitió conocer al propietario de esta pomposa hacienda que, según el escritor romano Suetonio, era hijo del liberto (esclavo al que se le ha concedido la libertad) favorito del emperador Julio César. Las fuentes literarias sitúan a Cayo Rufión como un colaborador íntimo de Julio César, beneficiario directo de sus negocios y actividades. Pese a todo, los hallazgos hasta ahora realizados evidencian la alta clase y condición económica de este personaje peculiar en la historia de Roma, que gustaba de todos los lujos y comodidades.

«Hemos dado con un sofisticado sistema de calefacción, en la que podemos ver cómo los tubos van por todos lados, para las termas y baños de grandes dimensiones. Piscina con calefacción, como si fuera un spa privado, amplias zonas ajardinadas y hasta magníficos mosaicos que solamente pudieron ser obra de excelentes pintores y artesanos venidos de Roma para ornamentar y edificar la villa. Y muros de hasta tres metros de alto, ubicados en una zona excepcional y bien comunicada, en la periferia de Roma y en plena vía Flaminia, nos ponen ya en antecedentes de la importancia del hallazgo», asegura Jaime Molina, director de este proyecto en el que han participado hasta otras tres universidades como la de Almería, Cataluña y Perugia. Pero aún hay más, ya que se han rescatado hasta pavimentos y zócalos de algunas habitaciones con mármoles de importación del Mediterráneo o Egipto. «El resultado es espectacular. Y si seguimos con la misma financiación, que es bastante buena, tenemos como mínimo hasta 10 años de trabajo», aseguró Molina.