El arqueólogo, arquitecto e ilustrador francés Jean-Claude Golvin invita a recorrer las calles de la Roma antigua con una guía ilustrada que logra transportarnos al Imperio de los Césares

Miguel Pérez Pichel  www.eldebate.com 19/02/2022

«En el medio de una obra, abajo en el sótano, te encuentras el Imperio». Esta frase del poeta italiano Trilussa anuncia a la perfección las intenciones del libro «VRBS. Paseo arqueológico por la Roma antigua», del arqueólogo, arquitecto e ilustrador francés Jean-Claude Golvin, publicado por Ediciones Desperta Ferro.
La obra es una propuesta singular. Se presenta como una guía turística de la Roma de los Césares en la que, intercalando unas detallistas ilustraciones que reconstruyen la antigua urbe imperial, con fotografías de la actual capital de Italia, se recorren las huellas de la ciudad de hace dos mil años sobre el entramado urbano actual.
Roma no es una ciudad cualquiera. Su configuración barroca, renacentista y medieval sigue el trazo de la Roma que recorrieron Escipión, Cicerón, Virgilio, Augusto o Trajano. En un primer vistazo, esas huellas no siempre son evidentes. Se muestran obvias de forma ocasional al contemplar el trazo de la Piazza Navona, construida sobre el Estadio de Diocleciano, al situarse frente al Panteón de Agripa y, por supuesto, al detenerse ante el Coliseo o al contemplar la magnificencia de los Foros Imperiales vistos desde el mirador de la Colina Capitolina.
Sin embargo, al recorrer la Via Giulia, el romano de hoy es consciente de caminar por una vía milenaria. Lo mismo sucede cuando se callejea por Via di Grotta Pinta, que sigue el trazo del Teatro Pompeyo, y cuando se disfruta de un gelato en la Piazza di Torre Argentina, junto al lugar exacto donde asesinaron a Julio César.
A veces, se tuerce una calle del Campo di Marzio, hoy centro histórico de Roma, y encuentras (seguramente flanqueado por dos Fiat) un enorme pie de mármol que un día perteneció a una estatua colosal de Constantino. O entras en una tienda cuyo umbral es el tímpano de un antiguo templo dedicado a Minerva.
Tal vez decidas comer en una tradicional trattoria y la mesa donde te invitan a sentarte está bajo un arco del acueducto Claudio. O puede que quieras refrescarte en una fuente construida con un antiguo sarcófago extraído de la Via Appia. Si te acercas a dar un paseo por el Circo Massimo, verás a los aficionados al running correr por la misma arena por donde los aurigas competían en las carreras de cuadrigas bajo la mirada del emperador.
El libro de Jean-Claude Golvin intenta subrayar esa Roma imperial fosilizada que, a veces de forma tímida, a veces de forma brutal, emerge de debajo de los sampietrini, los clásicos adoquines romanos.
Las ilustraciones que reconstruyen la Roma imperial sorprenden por su detallismo e invitan a admirarlas hipnotizados al intentar extrapolar esas visiones de la ciudad de los Césares a la actual capital europea. Las ilustraciones son, precisamente, lo mejor del libro, junto con los textos explicativos que las ponen en contexto.
Sin embargo, la maquetación interior de la obra resulta un tanto pobre y no está en consonancia con la cuidada portada ni responde a lo que se espera de un libro que, en esencia, es un libro ilustrado.
Las fotografías se ven avejentadas, como si hubieran sido realizadas hace veinte o treinta años. La forma en que se alternan ilustraciones, fotografías y textos tampoco resulta atractiva para el lector de hoy.
A pesar de ello, el aficionado a la Roma antigua disfrutará del libro por la reconstrucción que hace de la ciudad imperial. Jean-Claude Golvin permite al lector asomarse a los Foros como fueron concebidos, entender cómo se configuraban los palacios del Palatino o descubrir de qué forma de articulaban los suburra que se extendían junto a la colina del Quirinale.
También es de agradecer que el autor no se limite sólo a los límites geográficos de la ciudad de Roma, sino que vaya más allá y se lance a explorar el tejido urbano que se extendía hacia el mar por el puerto de Ostia, o hacia el interior, en la Villa di Massenzio o la Villa Adriana de Tívoli.
En resumen: «VRBS. Paseo arqueológico por la Roma antigua» es un libro que hará disfrutar a todos los que aman la historia antigua y la arqueología romana, pero que deja un sabor agridulce por el descuido en la maquetación interior. Aún así, su lectura es muy recomendable.