Carlos Pascual http://elviajero.elpais.com 27/02/2010

Dicen que hay más de una. Está la del legado romano y la de las arquitecturas de Calatrava, Navarro Baldeweg o Nieto & Sobejano. La visigoda, la deliciosa y la que baila hasta el amanecer.

Fue capital de Lusitania en tiempo de los romanos y es ahora capital de Extremadura. Entre medias, altos y bajos, como todo en la vida; la colonia fundada por orden de Augusto para acoger a veteranos de guerra (emeriti), siguió brillando en época visigoda, fue guarnición de los emires de Córdoba, luego feudo santiaguista, y era sombra de lo que fue cuando el Gobierno extremeño la eligió como sede en 1983, diez años antes de ser declarada patrimonio de la humanidad. Desde entonces no ha cesado su metamorfosis. Los sillares antiguos recobran sentido junto a construcciones contemporáneas, y en la margen izquierda del Guadiana va creciendo otra nueva ciudad, ajardinada, de pulcritud europea: se habla de «las dos ciudades» o las «dos Méridas». Dos caras inseparables de una misma moneda, cuyo valor cotiza al alza.

9.00 Roma, lo primero
Va a faltar tiempo, así que mejor organizarse. Nos pueden ayudar la guía del ocio Mérida on (www.meridaon.es), el diario local Hoy o la oficina de turismo (924 33 07 22; www.merida.es; junto al teatro romano (1)). Allí sale a cuenta adquirir la entrada conjunta para los principales monumentos (12 euros). Subiendo por Romero Leal, encontraremos el templo de Diana (2), que formaba parte del Foro Municipal, lo mismo que el Pórtico (3) situado calle arriba; se sigue desbrozando la zona con la idea de crear un área y centro de interpretación. Al final de la cuesta encontraremos el Museo Nacional de Arte Romano (4) (José Ramón Mélida, s/n; museoarteromano.mcu.es; 924 31 16 90), creado por Rafael Moneo, un referente en su género (evoca como pocos unas termas o basílica imperial). Enfrente, el recinto ajardinado que reúne a teatro, anfiteatro y otras ruinas. Asistir en esas gradas a alguna representación del festival veraniego (www.festivaldemerida.es) es una de esas cosas que hay que hacer alguna vez (o muchas) en la vida. Al lado se halla la Casa del Anfiteatro, con mosaicos in situ, y para completar el periplo romano podemos bajar hasta la plaza de toros, junto a la cual están la Casa del Mitreo y los Columbarios (5), zona de enterramientos convertida en centro de interpretación del más allá pagano.

12.00 Arquitectura sobre pilotes
Habrá que caminar un poco para llegar a la basílica de Santa Eulalia (6), románica, bajo la cual se visita el templo primitivo. Para completar la visión de esos tiempos hay que bajar callejeando hasta el ex convento de Santa Clara, que aloja el Museo Visigodo (7) (Santa Julia, 1; 924 31 01 16; gratuito), el más rico en su clase del país. Pilastras visigodas (en el aljibe) e incluso casas romanas se pueden ver dentro de la alcazaba o cuartel que los árabes alzaron junto al puente romano, bien restaurada en los últimos años (se acaba de abrir la puerta que da al río, entrada actual). A pocos pasos se extiende el área que llaman de Morerías; en realidad, calles y viviendas romanas sobre las cuales el pintor y arquitecto Navarro Baldeweg levantó, sobre pilotes, el Edificio Múltiple o Nuevas Consejerías, donde se aloja el Centro de Interpretación de la Vía de la Plata (8) (con paso independiente del yacimiento).

14.00 Zorongollos, cojondongos y jilimojas
Conquistada a los árabes, la ciudad levantó iglesias y palacios, como la concatedral (9) o los palacios de los Mendoza y de los Pacheco (unidos en el Mérida Palace (10); www.hotelmeridapalace.com). Estamos de nuevo en la plaza de España, y es hora de pensar en comer. Una sabrosa iniciativa es la ruta de la tapa: hasta cuarenta bares participan; en la oficina de turismo entregan un pasaporte con los locales y las delicias, que el cliente sella y puntúa si quiere optar a premio. Para comer sentado, hay sitios que conservan recetas añejas (caldereta, gazpachos, cardincha de cordero, zorongollo, cojondongo, jilimojas), y otros que practican últimas tendencias. Los más recomendables: el Parador (11), varias veces premiado por su cocina (plaza de la Constitución, 2; 924 31 38 00; www.parador.es); Altair (12) (José Fernández López, s/n; 924 30 45 12), con una estrella Michelin; o Casa Benito (13) (San Francisco, 3; 924 33 07 69), carnes de retinto, precios razonables. Tabula Calda (14) (Romero Leal, 11; 924 30 49 50) ambienta cenas «romanas».

16.00 Ciudad en el campo
Para hacer la digestión, un paseo por «la isla» y las márgenes del río, bien ajardinadas, nos permite contemplar la buena arquitectura que aquí se está realizando. Junto al edificio de Navarro Baldeweg arranca el puente Lusitania (15), -que todos conocen como puente Calatrava, por su hacedor. Bajo el mismo se encuentra un punto de alquiler de bicicletas, ideales para este garbeo. En la margen izquierda se alza rotundo el Palacio de Congresos (16), de Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, donde con un poco de suerte podremos escuchar a la Orquesta de Extremadura. Más allá, la Biblioteca Jesús Delgado Valhondo (17), del arquitecto Luis Arranz; por cierto, la Poesía completa del autor que da nombre al edificio se puede encontrar en la Editora Regional de Extremadura (www.editoraregextremadura.com), que dedica gran atención a los poetas nacidos en Mérida (como Félix Grande) o que viven allí, como Elías Moro (su última antología: En piel y huesos, 2009).

19.00 La hora feliz
Si la tarde da más de sí, se puede aprovechar para ver cosas alejadas del centro, como el circo romano (18) y (enfrente) el acueducto de San Lázaro, o el acueducto de los Milagros y puente romano de Albarregas. Hablando de agua: por aquí sale la carretera que lleva al nuevo Centro de Interpretación del Agua (19), junto a la presa romana de Proserpina; las orillas del embalse son la playa de Mérida, y muchas familias pasan allí los domingos de estío.

La tarde-noche en la ciudad tiene sus zonas calientes. La más veterana es la calle de John Lennon (20)ahora un tanto lánguida; se animan de noche la discoteca Budda, al final de la calle, en la plaza de Santo Domingo, o La Claca, enfrente, un café teatro. El Centro Cultural Alcazaba, en un edificio de Rafael Mesa, ofrece teatro, cine y música selecta.

22.00 Dormir, o no
Los jóvenes prefieren zonas periféricas como el foro (junto al Tryp Medea), donde acaba de abrir la disco de moda, Ízaro (Ebanistas 6, Polígono Carrión). Para oír música en vivo: Jazz Bar (Alvarado, 10), El Bujío (Holguín, 32) o Raw Club Café (plaza de la Constitución, sesiones de dj’s). Si es verano, el botellón a orillas del río alcanza dimensiones de feria, y las terrazas de la calle Mélida (frente al Museo Romano) siguen animadas hasta tarde. Para recogerse, lo último y llamativo es Adealba (Romero Leal, 18; www.hoteladealba.com; 924 38 83 08), primer hotel domótico de España, cuyas habitaciones personaliza el cliente con sólo dar a un botón.