Cristina Martínez | Alicante www.diarioinformacion.com 29/03/2008

La muestra sobre Grecia en el MARQ está lista para la inauguración el 2 de abril por la Reina después de dos meses de intenso trabajo.

Las piezas ya se han ubicado en los espacios preparados para ellos, tras un estudio para adaptar la luz para facilitar su visión. Una de las partes más espectaculares de la muestra es el muro sinusoide que se ilumina desde el interior y presenta las cajas con los objetos encajadas en su interior.

Han sido dos meses de intenso trabajo los que están detrás del montaje de la exposición «La belleza del cuerpo. Arte y pensamiento en la Grecia Antigua», que el próximo 2 de abril inaugura la Reina en el MARQ. Ver el Discóbolo de Mirón por primera vez en España o la Venus de Cnido de Praxíteles en un espacio único lleva detrás un enorme esfuerzo en el que han participado más de 150 personas.

Cuando el 2 de abril la Reina Doña Sofía inaugure oficialmente la exposición «La belleza del cuerpo. Arte y pensamiento en la Grecia Antigua» en el Museo Arqueológico de Alicante, las 125 piezas procedentes del British Museum que conforman esta muestra estarán perfectamente ubicadas en su lugar, la iluminación será la correcta y la seguridad la necesaria. Pero detrás de cada una de las 113 vitrinas, de los 700 leds, de los 5 Kilómetros de cableado del muro sinusoide, del audiovisual que se proyectará en la entrada y de la peana que soporta el Discóbolo de Mirón hay un enorme esfuerzo que comenzó hace casi un año en el área de Arquitectura de la Diputación, donde se diseñó el montaje de la muestra que ocupa las entrada y las tres salas temporales del MARQ, con una superficie de 1.200 metros cuadrados.

La maquinaria se puso en marcha a principios de febrero en unos talleres de San Vicente donde se han realizado todas las vitrinas y soportes que ocupan las salas, según el proyecto del arquitecto Rafael Pérez, desarrollado conjuntamente con el arqueólogo y comisario de la muestra, Manuel Olcina, y el aquitecto Iván Martínez García.

Mientras, en el interior del museo se trabajaba en acondicionar los espacios al proyecto. Nada menos que 12 técnicos, entre arqueolólogos, arquitectos, interioristas y diseñadores gráficos, además de 30 trabajadores del MARQ y 120 operarios de oficios, se han encargado a lo largo de estos dos meses de la instalación eléctrica, la iluminación, la ubicación de vitrinas y elementos expositivos, los sistemas de seguridad, la rotulación, la colocación de la moqueta y la pintura, así como del traslado y colocación de piezas.

Las salas se han distribuido y ambientado «con el objetivo de aunar conceptos y sensaciones para facilitar el disfrute sereno de las colecciones», asegura Rafael Pérez. Así, la primera sala albergará 28 objetos bajo el concepto «Ideal de la belleza», distribuidos de un modo «lineal y académico», según lo define Rafael Hernández. Las paredes se plantearon como un amanecer y las piezas se muestran en vitrinas exentas.

«Carácter y realismo» da título a la segunda sala, en la que se ha planteado un recorrido en anillo, a través de un muro ondulado en el que se avanza desde el nacimiento a la muerte. Un diseño que puede suponer «un hito de la museografía» por el muro sinusoide forrado con plexiglás e iluminado en su interior con las piezas encajadas.

La tercera sala, «Hacia el Olimpo», acoge 41 objetos, incluida la maqueta de Olimpia y el Discóbolo, que ya aparece en su peana, rodeado de una especie de gradas para facilitar su contemplación y con un refuerzo de seguridad en la parte superior y en el suelo.

Las piezas llegaron al MARQ la semana pasada en tres camiones desde Inglaterra, con grandes medidas de seguridad, incluido el Discóbolo con sus 700 kilos.

Esta muestra se completa con la exposición «Huellas griegas en la Contestania», que se ubica en la Biblioteca del MARQ y que incluye 60 piezas, concebidas en soportes exentos como contenedores de esta colección, que exhibirá juntas por primera vez las esfinges de Agost, una llegada del Museo del Louvre y la otra del Museo Arqueológico Nacional.

Lo interesante de esta muestra, asegura Manuel Olcina, es que el 60% de todo lo que se ha creado o instalado quedará para el museo en el futuro, «como las medidas de protección ambiental, mejoras en la seguridad o las vitrinas que se reutilizarán en otras muestras». Ahora se dan los últimos retoques, para que a partir del día 2 «La belleza del cuerpo» luzca su mejor cara.