Compton Verney (Inglaterra) | EFE 26/06/2008

La población de Compton Verney (centro de Inglaterra), acoge hasta principios de septiembre una exposición que invita al visitante a adentrarse en una ‘Fábrica de Mitos’ donde artistas de todos los tiempos usan materiales textiles para dar forma a mitos y alegorías misteriosas.

Se trata de repasar cómo telas y composiciones textiles de todo tipo han sido utilizados por artistas y creadores para explicar y transmitir historias ficticias, rondallas mitológicas y expresiones metafóricas de diferente índole.

Para ello se mostrarán no sólo textiles, también esculturas y otros trabajos de artistas como Henry Moore, Delaine le Bas, Joseph Beuys, Louise Bourgeois, William Holman Hunt, Ray Materson, Alice Kettle, Elaine Reichek, Bispo do Rosário, Tilleke Schwarz y Michele Walker.

En la primera sala, un tapiz anónimo del siglo V D.C, procedente de Egipto, nos muestra el rostro de Ariadna, que, según la mitología griega, ayudó a Teseo a acabar con el Minotauro, que vivía en el Laberinto de Creta.

Más adelante, un tapiz de grandes dimensiones (243 x 350 cm) representa a ‘Las Tres Parcas’ , quienes, según los griegos clásicos, decidían a su gusto el destino de mortales y dioses.

Con rostros de los que emana seriedad hierática, dos de las parcas sujetan un cordel que representa la línea de la vida; la tercera, con el mismo ademán, espera el momento de cortar la cinta con las grandes tijeras que tiene en las manos.

Los mitos de Aracne, Ariadna, Circe y Penélope completan la primera parte de la exposición, en la que bordados, tapices, manuscritos con ilustraciones y objetos de la época clásica sirven de superficie para narrar esas historias.

En un espacio más iluminado y dando un enorme salto en el tiempo, el visitante se encontrará con una historia conmovedora y real de nuestra época, la de la joven norteamericana Judith Scott, quien fue separada de su familia y de su hermana gemela a la edad de siete años por padecer el síndrome de Down.

Tras pasar 36 años encerrada en múltiples centros, Judith se reencontró con su hermana. Desde entonces y hasta su muerte, en 2005, se dedicó a la creación compulsiva de objetos elaborados con mimbre, hilo de algodón y madera.

Son las suyas composiciones espontáneas, viscerales, llenas de color y fuerza, de formas enigmáticas y de tamaños que varían extraordinariamente.

También destaca, en la exposición, la obra del artista ruso Leonid Tishkov, quien pidió a su madre que destejiese trozos de ropa de sus familiares ya fallecidos para crear luego con ellos una única prenda.

El resultado es una suerte de traje de ganchillo, que más bien parece un pijama de una sola pieza con capucha incluida, y que preserva de algún modo la memoria de quienes en su día llevaron las prendas originales y cuya simbología es puramente personal frente al carácter colectivo de los mitos clásicos.

Para esa y las otras obras de la exposición se han habilitado siete salas de una mansión construida a mediados del siglo XVIII en un paisaje idílico del condado de Warwickshire, próximo al lugar donde un siglo antes se librara la primera batalla de la guerra civil inglesa, en la que los dos ejércitos combatientes se citaron, fijando sitio y hora, para decidir su suerte.