Bolivia | EFE 26/04/2008
La acrópolis de la Atlántida, descrita por el filósofo Platón, se ubicó sobre una meseta del oriente de Bolivia, según un investigador que asegura haber hallado más de cien coincidencias entre el antiguo relato griego y esa región amazónica.
El ingeniero boliviano David Antelo plantea esta hipótesis en su libro ‘La Conspiración atlante’, presentada esta semana en el Museo de Historia de la ciudad oriental de Santa Cruz.
Antelo defiende que la coordenada exacta de la acrópolis atlante es 13º09’35.6» latitud sur y 65º33’36.5» longitud oeste, es decir, en el departamento boliviano del Beni, colindante con las regiones de La Paz y Pando, en un territorio fronterizo con Brasil.
Se trata de una región de la amazonía, despoblada en su mayor parte, situada casi a nivel del mar y que en los últimos tres años quedó inundada debido a los fenómenos de El Niño y La Niña que, según Antelo, han afectado a esa zona desde tiempos inmemoriales.
Pese al inicial escepticismo que puede despertar la hipótesis de este ingeniero, no es la primera vez que se menciona a Bolivia como el epicentro de esa mítica civilización.
Desde hace varios años, el cartógrafo británico Jim Allen también viene sosteniendo que en el actual territorio boliviano, pero en la parte andina, en Oruro, cerca del lago Poopó, estuvo la acrópolis de la que habla Platón bautizada como la ‘Isla Sagrada de Poseidón’, cuyo mito tiene correspondencia con el de otras deidades andinas.
Antelo discrepa con Allen en que el corazón de la acrópolis haya podido estar en el altiplano, entre 3.000 y 4.000 metros sobre el mar, aunque sostiene que, en realidad, en gran parte de Bolivia hay muestras de la cultura atlante.
De hecho, sostiene que este legendario imperio, antes del cataclismo sufrido hace 11.500 años, abarcó gran parte de la actual Suramérica, que se correspondería con la ‘isla continente’ que describió Platón y que el filósofo ubicó de forma opuesta ‘a los pilares de Hércules’ o Estrecho de Gibraltar.
‘Todos somos atlantes (en Suramérica) de punta a punta, desde la Guajira hasta la Patagonia’, apuntó Antelo cuya investigación revoluciona la historia oficial de la Humanidad al defender que fueron los atlantes, desde el ahora llamado ‘Nuevo Mundo’, los que ‘descubrieron’ y ‘colonizaron’ Europa, Asia y África.
Según sus estudios, Platón conoció la historia de la Atlántida por otros sabios griegos que visitaron a los egipcios quienes, a su vez, habrían sido los ‘primeros colonizados’ por los atlantes.
La zona donde según Antelo estaba la ‘capital’ atlante tiene grandes lagos conectados que hace 11.500 años ocupaban una extensión ‘más grande que el Titicaca’ y que podrían ser el ‘verdadero mar interior’ del que hablaba Platón en sus obras.
Gran parte de sus certezas se basan en la comparación de antiguas pinturas rupestres encontradas en una caverna en la región de Santa Cruz que datarían del año 7.000 a.C., en las que estaría representada la Atlántida, en una suerte de ‘mapa’ más antiguo hallado en el mundo.
En lugar de hacer una interpretación ortodoxa de esos signos rupestres, el investigador los compara con mapas de satélite de la región, para encontrar así una ‘identidad’ con la descripción del filósofo griego en una zona de 340 por 100 kilómetros.
Al respecto, el jefe de Planificación de la Dirección Nacional de Arqueología de Bolivia, Freddy Arce, admitió a Efe que es difícil asegurar que en esa zona estuvo la Atlántida, pero también sostuvo que nada se puede descartar por anticipado.
En lo que coincide plenamente es en que el territorio descrito por Antelo tiene una gran riqueza arqueológica aún no explorada, en una superficie de 200.000 kilómetros, ‘una de las más grandes del mundo con una clara evidencia de infraestructura hidráulica’.
De hecho, recordó que otros exploradores, con los que Arce ha trabajado en esa zona, creen que allí también pudo estar la legendaria ciudad del Paititi, rica en oro y plata.
El ‘tamaño y la rareza’ de obras hidráulicas encontradas muestran que la zona fue intensamente habitada, aunque, en una primera aproximación, pudieron tratarse de ‘pueblos forestales’ con 2.000 años de antigüedad, más cercana a la civilización de Tiahuanaco, agregó Freddy Arce.