Eva Larrauri | Bilbao www.elpais.com 08/06/2009
Los museos de arqueología y la difusión de las pinturas rupestres viven una revolución. La modernización de las instalaciones busca nuevos públicos.
En el verano de 2006 abrió sus puertas en Irún el Museo Oiasso, dedicado a los restos de la época romana en el área del Bidasoa. Desde entonces los centros dedicados a mostrar las piezas arqueológicas y, a través de ellas, divulgar las formas de vida del pasado han experimentado una profunda renovación en todo el País Vasco. Mientras en los yacimientos siguen los trabajos de campo, en cada provincia se han estrenado nuevas y modernizadas infraestructuras dedicadas a interpretar los hallazgos arqueológicos y acercarlos a públicos más amplios.
El recorrido parte de los utensilios de piedra de los cazadores y recolectores del Paleolítico, hace entre 100.000 y 30.000 años, y llega paso a paso hasta la Edad Moderna.
ÁLAVA. El peso del escenario
La arquitectura define el carácter del Museo de Arqueología de Álava, que ocupa un edificio de nueva creación en el Casco Medieval de Vitoria conectado con el palacio renacentista de Bendaña, sede del Museo Fournier de Naipes. Sus tres salas, cubiertas de madera oscura y atravesadas por lucernarios, exhiben en penumbra una colección que parte del Paleolítico y finaliza en la Edad Media, con la referencia a la creación de las villas.
Los puntos fuertes del recorrido se hallan vinculados a los dos yacimientos más importantes de la provincia: La Hoya e Iruña-Veleia. En la sala dedicada a la Edad del Hierro un audiovisual permite una visita virtual al poblado de La Hoya, sito en Laguardia. Sobre una gran pantalla se recrean las viviendas celtibéricas, el mercado y la muralla de un asentamiento que en su momento de máximo esplendor llegó a contar con 100 casas, calles pavimentadas y una superficie de 40.000 metros cuadrados. El poblado fue abandonado hace 2.300 años, después de estar habitado durante cerca de un milenio. Las vitrinas adyacentes muestran las piezas hayadas en el poblado y la necrópolis de La Hoya y otros yacimientos de menor importancia.
El espacio de la tercera planta del museo continua con el hilo cronológico y avanza desde la romanización hasta la Edad Media. Es el lugar donde descubrir las piezas de menaje de terra sigillata (la más característica cerámica de la época romana, de color rojizo) o las monedas procentes de los yacimientos romanos en territorio alavés, especialmente del de Iruña-Veleia. Juntro a ellos se expone la Dama de Iruña, una estatua de mármol blanco de mayor tamaño que el natural que representa a una figura femenina con manto, a la que le faltan parte de las extremidades. Para acabar, destaca la recontrucción de un ajuar funerario medieval, datado entre los siglos VI y VIII, procedente de la necrópolis de Aldaieta.
VIZCAYA. El recorrido más amplio
Los especialistas valoran en la exposición del Museo Arqueológico de Bilbao, sito en la reconstruida estación de Lezama, en el Casco Viejo, la abundante información que proporciona al visitante y la amplitud de su recorrido cronológico, desde las comunidades de cazadores y recolectores del Paleolítico hasta la Edad Moderna. La arqueología debe explicar un proceso de evolución, indican los expertos, no limitarse a mostrar las piezas rescatadas en las excavaciones, pero es inevitable fijar la atención en los arpones procedentes de Santimamiñe y de la cueva de Santa Catalina, en Lekeitio, o en las raederas, herramientas de piedra para raspar la madera o la piel de animales.
Las piezas rescatadas del yacimiento de Forua permiten reconstruir la época romana en el territorio vizcaíno, y el miliario del Berrón, encontrado en Villasana de Mena (Burgos), conmemora las reparaciones realizadas en los puentes y caminos. El recorrido avanza por la Edad Media, con los capiteles mostrados en un contexto que describe los asentamientos humanos de la época. Una embarcación de 12 metros de eslora del siglo XVI rescatada de un pecio marca el paso a la Edad Moderna.
La huella más espectacular del Paleolítico es el arte rupestre, pero en el museo los dibujos sólo pueden contemplarse en fotografías. La cueva de Santimamiñe, declarada por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad, se halla cerrada al público para su protección. En la cercana ermita de San Mamés una réplica virtual permite admirar las pinturas, un conjunto de 32 bisontes, siete cápridos, seis caballos, un oso, un ciervo y otras figuras incompletas, realizadas en el periodo Magdaleniense, hace más de 12.000 años.
GUIPÚZCOA. Réplica del arte rupestre
Como Santimamiñe, el arte rupestre de la cueva de Ekain fue declarado por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad el pasado año. Y. al igual que en la gruta de Kortezubi la conservación de las pinturas del Magdaleniense impide que puedan observarse directamente. Desde septiembre de 2008, una réplica de Ekain permite conocer las 64 figuras pintadas y seis grabadas, más de la mitad caballos y el resto, bisontes, ciervos, cabras y un salmón.
El Museo Oiasso nació para albergar los restos de época romana descubiertos en la zona de Irún, el antiguo puerto de Oiasso, la actividad minera y la necrópolis de Santa Elena. Con sus actividades trasciende los yacimientos locales y trata de divulgar la época romana en todo el golfo de Vizcaya.