NNM (AFP) | Roma www.elmercurio.com.ec 03/06/2010

La celebración de un torneo internacional de fútbol playa en el célebre monumento Circo Máximo, antigua pista de carreras durante el Imperio Romano, desató una dura polémica entre la alcaldía de Roma y los defensores del patrimonio arqueológico de la Ciudad Eterna.

“Es una vergüenza que se degrade un patrimonio histórico y artístico único en el mundo”, lamentó el portavoz del partido de oposición Unión de Centro.

El uso de numerosas plazas y áreas históricas de la capital italiana para espectáculos, ceremonias y demostraciones es criticado por exponentes políticos de distinto tinte político, entre ellos el Partido Democrático (PD) de izquierda.

“No a los bienes culturales para lo efímero y el consumismo”, pidió el consejero Athos De Luca, del PD.

Según el diario La Repubblica, desde hace meses se verifica un pulso entre el Estado italiano y la alcaldía romana por el uso del casco histórico de la capital.

Por un lado, la alcaldía, liderada por el líder de derecha Gianni Alemanno, tiende a organizar actividades lúdicas en las áreas arqueológicas e históricas, como el Coliseo, el Circo Máximo, la Plaza del Popolo.

Por el otro, se encuentran los responsables de los bienes arqueológicos y arquitectónicos, quienes combaten para conservar y tutelar ese valioso patrimonio.

“No se trata de la primera ni la última vez que se organiza un evento deportivo en el Circo Máximo. Hay que evitar el inmovilismo, la ciudad debe ser explotable”, declaró el alcalde Alemanno.

El enfrentamiento está por encima de los partidos políticos, e inclusive partidarios del alcalde no ven con buenos ojos el uso indiscriminado de los monumentos y plazas históricas de Roma.

“No estoy a favor de que se niegue siempre el uso de esos espacios, pero creo que algunas actividades deben ser organizadas en barrios periféricos”, declaró Francesco Giro, viceministro de Cultura.

La celebración de conciertos, como el multitudinario que se organiza en el Foro Imperial para fin de año, así como de fiestas, proyecciones de cine y hasta la instalación de piscinas y restaurantes a la sombra de anfiteatros, obeliscos, pirámides y mausoleos de la capital italiana, fomenta el debate debido a la fragilidad de tales monumentos.

En el 2006, un millón de personas festejaron la victoria de Italia en el Mundial de Fútbol justamente en el Circo Máximo. Otro tanto participó en el Jubileo del año 2000, sin hablar de la fiesta por el triunfo del equipo de fútbol local, ni de los conciertos frente al Coliseo, cuyas vibraciones suelen afectar la monumental ruina.

La alcaldía autorizó este año la instalación durante los meses del verano boreal de una ciudadela en el Circo Máximo para seguir los partidos del Mundial del Fútbol con pantallas gigantes y discotecas al aire libre, lo que generó protestas de ciudadanos y asociaciones.

El Circo Máximo se encuentra entre los céntricos montes Palatino y Aventino, a pocos metros del Coliseo y según el literato romano Plinio podía acoger de 250.000 a 385.000 espectadores.

El lugar era destinado a los juegos y fiestas públicas copiadas a los griegos en el siglo II a. C y fue ampliado por orden de Julio César en el 50 a. C. El acontecimiento más importante que se celebraba era la carrera de carros.