Félix Barroso | Cáceres www.hoy.es 30/12/2011

Los vestigios se encuentran en la horca que forma un cordel de merinas y el camino de herradura que comunicaba esta comarca con las vegas y tierras llanas del Valle del Alagón.

Un recinto circular, cual si se tratase de un foro o plazoleta, ha sido descubierto dentro del término municipal de uno de los pueblos que componen la comarca de Tierras de Granadilla. Los vestigios se encuentran en la horca que forma un cordel de merinas y el camino de herradura que comunicaba esta comarca con las vegas y tierras llanas del Valle del Alagón.

Parece ser que esta plazoleta, de la que aún se observan parte de sus ciclópeas cimentaciones, tuvo un carácter ritual, a tenor de una peña que se encuentra casi en el mismo centro y en la que se practicó una singular pileta, de la que se servirían para fines cultuales.

Actualmente, aún se pueden observar fragmentos cerámicos incrustados entre las piedras, que por su factura responden a ‘tégulas’ y vasijas romanas. A no mucha distancia de estos vestigios, se encuentran dos núcleos con restos de poblamiento tardorromano; uno frente a una ermita de traza visigoda, ya completamente arruinada.

Estos restos arqueológicos ya eran conocidos por los agricultores y ganaderos de la zona. Los más mayores del lugar hablan de que en tal recinto «llevaban a cabo sus ferias los moros», y corren ciertas leyendas y otros textos etnohistóricos sobre estos parajes. Igualmente se cuenta que, años atrás, cuando estas tierras se sembraban de centeno, salían, al realizar las correspondientes labores agrícolas, bastantes monedas, algunas de gran tamaño y muy gruesas, que prácticamente presentaban unas inscripciones ilegibles.

Ante los descubrimientos producidos en esta comarca, son muchos los vecinos que reclaman que se cree un museo de identidad. Uno de los vecinos de la zona asevera que «hay gente que guarda importantes colecciones arqueológicas a título particular y que estarían dispuestas a cederlas a algún tipo de museo que se levantara en la comarca, pero de ningún modo para que fueran a parar a los sótanos de los museos provinciales».