En
Grecia,
país
rodeado
de
costas
en las
que se
han
producido
innumerables
naufragios
desde
la
Antigüedad,
el
Departamento
de
Arqueología
Submarina,
que
depende
del
Ministerio
de
Cultura,
siempre
tiene
trabajo.
Ya se
sabía
desde
hace
muchos
años
que en
una
zona
de
navegación
peligrosa
situada
a
pocas
millas
del
Monte
Atos,
en la
Península
de
Halkidiki,
se
había
hundido
la
primera
flota
persa
enviada
por
Darío
en el
492 a.
C. El
hundimiento
de la
flota
entera
(unas
trescientas
embarcaciones)
antes
de
entrar
en
combate
se
debió
al mal
tiempo
y está
perfectamente
documentado
en
textos
antiguos,
empezando
por el
historiador
griego
Heródoto
(cap.VI,
p.
44).
La
flota
estaba
compuesta
por
trirremes,
embarcaciones
que
tenían
tres
tipos
de
remos
servidos
por
170
remeros,
y,
posiblemente,
por
otras
naves
cargadas
de
armamento
y
víveres.
El
Departamento
de
Arqueología
Submarina,
dirigido
por
Katerina
Delaporta,
comenzó
a
investigar
el
fondo
marino
el
pasado
mes de
octubre
en
colaboración
con el
Instituto
Canadiense
de
Arqueología
en
Grecia,
dirigido
por
Stephanie
Kennel,
con el
Centro
Heleno
de
Investigaciones
Marinas
y con
el
equipo
del
arqueólogo
Shelley
Wachsman
de la
Universidad
de
Texas
A&M.
La
búsqueda
de la
flota
persa
se
efectuó
utilizando
un
«Sonar
Side
Scan»
que
exploró
una
zona
de 173
kilómetros
cuadrados
hasta
una
profundidad
de 480
metros
en las
zonas
este y
sur
del
Monte
Atos.
Se
utilizaron
también
el
batiscafo
Thetis
y el
ROV (Remoted
Operated
Vehicle,
es
decir
un
especie
de
robot
con
telecontrol
y
brazos
metálicos)
denominado
«Aquiles».
Tras
mas de
diez
días
de
difícil
exploración
por
causa
de las
pésimas
condiciones
meteorológicas
(vientos
de
fuerza
8 y 9
de la
escala
Beaufort),
se
encontró
finalmente
una
ánfora
en
perfecto
estado
en
cuyo
interior
se
hallaba,
entre
algas
y
piedras,
la
parte
trasera
de una
lanza
persa,
pieza
llamada
«savrotiras»
en
griego
y que
contiene
un
fragmento
de
madera.
Los
investigadores
han
podido
indentificar
el
arma
porque
en el
templo
de
Olimpia,
en el
Peloponeso,
muchos
guerreros
griegos
ofrecían
las
armas
de sus
enemigos
derrotados
y se
han
recuperado
lanzas
persas
bien
conservadas.
Entre
las
anécdotas
de la
expedición
sobresale
la de
un
pulpo
al que
se
debe
su
éxito.
Resulta
que la
búsqueda
estaba
resultando
infructuosa
hasta
que
apareció
a la
vista
del
batiscafo
uno de
estos
animales
marinos.
Los
miembros
del
equipo
griego
decidieron
que
había
que
seguirle,
algo
que
los
extranjeros
no
entendían.
Resulta
que
los
pulpos
son
criaturas
hábiles
que
construyen
nidos
para
cobijarse
cuando
no hay
rocas
y que
esos
nidos
pueden
contener
multitud
de
cosas.
Acertaron,
el
ánfora
hallada
era el
nido
del
pulpo,
criatura
muy
huidiza
que
puso
tentáculos
en
polvorosa
en
medio
de una
nube
de
tinta.Durante
la
expedición
se
exploró
tambien
la
zona
en la
que
dos
hermanos
pescadores,
apellidados
Sakali,
sacaron
con
sus
redes
en
1999
dos
cascos
de
bronce
de
tipo
corintio
que
muy
bien
pudieron
pertenecer
a
mercenarios
que
formaban
parte
de la
escuadra
persa.
Se
calcula
que
cuando
mejore
el
tiempo,
en el
mes de
junio,
proseguirán
los
trabajos
arqueológicos.
Se
espera
encontrar
muchas
piezas
tanto
del
armamento
como
del
cargamento
de
vituallas
que
transportaban
las
embarcaciones
persas,
aunque
de
naufragios
tan
antiguos,
cuando
los
barcos
se
armaban
sólo
de
madera,
difícilmente
se
conservan
grandes
restos,
salvo
si
están
enterrados
bajo
la
arena
o el
fango;
pero
sí se
encuentran
objetos.
Dado
el
interés
que ha
suscitado
esta
noticia
—que
ha
sido
difundida
esta
semana
por la
televisión
estatal
helena,
y no
antes,
dado
que
hasta
ahora
se
hacían
comprobaciones
científicas—
se
espera
que se
sigan
realizando
más
excavaciones.
Pero
la
investigación
submarina
es
costosísima...
las
dos
semanas
que
han
trabajado
estos
equipos
de
arqueólogos
han
costado
un
total
de
180.000
euros.
A
Katerina
Delaporta,
directora
del
Departamento
de
Arqueología
Submarina,
no le
extraña
que
toda
la
flota
se
hundiera.
Se
trata
de una
zona
marítima
por la
que
discurren
fuertes
corrientes
a gran
profundidad
y que
además
tiene
mucho
oleaje.
Delaporta
espera
que en
próximas
expediciones
se
encuentren
mas
restos.
Delaporta
señaló
que
durante
esta
campaña
de
exploración
también
se
localizó
en el
golfo
de
Jerisó
otro
naufragio,
esta
vez
griego,
con
una
carga
de
ánforas,
que se
estima
que
procede
de la
época
clásica
o de
principios
de la
helenística.
La
colaboración
de
distintas
universidades
y
equipos
arqueológicos
extranjeros
con
los
departamentos
de
arqueología
submarina
griegos
se
considera
muy
positiva.
La
parte
griega
allana
y
simplifica
la
complicada
burocracia
helena,
mientras
que
los
investigadores
extranjeros
aportan
sus
conocimientos
científicos
y sus
avances
tecnológicos.
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