|
DESCUBRIDOR.
Ballard,
con
una
de
las
ánforas
halladas.
Foto:
NATIONAL
GEOGRAPHIC |
El
explorador
Robert
Ballard
ha
localizado
esta
joya de
la
arqueología
submarina
P.
RODRÍGUEZ/WASHINGTON
Robert
Ballard,
una
leyenda
viviente
en la
historia
de las
exploraciones
y que
reta
continuamente
la
veracidad
de la
expresión
perdido
en el
fondo
del mar
, vuelve
a ser
noticia.
Entre su
abultada
lista de
triunfos
a la
hora de
encontrar
e
investigar
pecios
históricos
que
abarca
desde el
Titanic
hasta
naves
fenicias
pasando
por el
acorazado
Bismarck
, este
norteamericano
nacido
en
Kansas
pero
criado
en San
Diego
añade
ahora el
descubrimiento
del
buque
más
antiguo
identificado
hasta la
fecha
bajo las
aguas
del mar
Negro.
BARCO |
Características:
La
nave,
posiblemente
de
carácter
comercial
y con
destino
al
Mediterráneo,
habría
naufragado
entre
los
siglos
V y
III
antes
de
Cristo
frente
a las
costas
de la
actual
Bulgaria. |
La nave,
posiblemente
de
carácter
comercial
y con
destino
al
Mediterráneo,
habría
naufragado
entre
los
siglos V
y III
antes de
Cristo
frente a
las
costas
de la
actual
Bulgaria.
Por
encontrarse
a una
relativa
poca
profundidad
de 84
metros y
en
presencia
de
oxígeno,
el casco
de
madera y
mástiles
de este
buque ha
desaparecido
casi por
completo.
No así
su
preciosa
carga de
ánforas
que ha
permitido
al
equipo
de
Ballard
identificar
tentativamente
la ruta
y
antigüedad
de este
buque
testigo
del
mayor
esplendor
alcanzado
por las
ciudades-estado
de la
Grecia
clásica
y el
imperio
de
Alejandro
Magno.
National
Geographic
Durante
la
exploración
realizada
este
verano
con la
cooperación
de
especialistas
búlgaros
y el
patrocinio
de la
Nacional
Geographic
Society,
se ha
logrado
recuperar
una de
estas
ánforas.
A tenor
de las
explicaciones
facilitadas
por el
propio
Robert
Ballard,
el
contenedor
de
arcilla
albergaba
en su
interior
unas
peculiares
espinas
de
pescado.
Análisis
anatómicos
han
identificado
estos
restos
como
pertenecientes
a un pez
de agua
dulce
parecido
al
barbo,
que en
su
momento
fue
cortado
en
piezas
para el
consumo
humano.
Estas
espinas,
que han
permitido
realizar
pruebas
de
radiocarbono
en la
Universidad
de
Pensilvania,
documentan
todo el
sofisticado
tráfico
comercial
que
debió
existir
hace más
de dos
mil años
a partir
de las
aguas
del Mar
Negro,
cuerpo
de agua
con una
extensión
de
411.500
kilómetros
cuadrados
que une
Europa
con Asia
por el
estrecho
del
Bósforo
y con
una
historia
de
actividades
navales
que se
remonta
a tres
mil años
antes de
Cristo.
El
ánfora,
de unos
noventa
centímetros
de
altura o
tamaño
industrial
,
presenta
un
diseño
característico
del sur
del mar
Negro,
típico
de Sinop
en la
actual
Turquía.
La
especie
de barbo
detectada
en su
interior,
junto a
restos
de
resinas,
es
típica
de la
península
de
Crimea,
zona al
norte
del Mar
Negro
célebre
por su
riqueza
pesquera.
Y el
hundimiento
de este
cargamento
frente a
las
costas
de
Bulgaria
sugiere
una
singladura
con
fines
comerciales
a través
del
Bósforo.
Los
restos
orgánicos
detectados,
cuya
datación
ofrece
una
antigüedad
de entre
2.490 a
2.280
años,
son
consistentes
con un
popular
alimento
de la
época:
trozos
de
pescado
seco,
conocidos
en
griego
clásico
como
tarichos
.
De
acuerdo
a los
relatos
de
Estrabón,
una
parte de
estos
populares
tarichos
consumidos
por todo
el Mar
Mediterráneo
era
importada
directamente
desde la
región
del mar
Negro
próxima
a
Crimea.
|