Francisco Granados | Roquetas de Mar (Almería) www.ideal.es 20/02/2011

Alrededor de setenta voluntarios hacen realidad el proyecto de la Asociación Posidonia.

Era una cita destinada a mover al voluntariado, especialmente el juvenil, a través de tres acciones, a cual de ellas más interesante, y lo cierto es que la jornada respondió a las expectativas. Alrededor de setenta voluntarios, un número que superó con creces el esperado, acudieron a la llamada de la asociación Posidonia para hacer realidad su proyecto ‘Vía verde de Turaniana’ que tras recibir el visto bueno de la Consejería de Medio Ambiente, subvención incluida en la convocatoria de voluntariado local, pudo por fin ver la luz, con la colaboración de ‘Unidos por Turaniana’, plataforma que tanto está luchando por la defensa y promoción de esta zona de Roquetas de Mar. Un paraje en el que destaca su yacimiento arqueológico, uno de los asentamientos humanos más importante de la historia almeriense y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1991.

Primero fue levantar el campamento, una carpa situada frente a la Torrequebrada, donde se fueron concentrando desde primera hora los participantes voluntarios a la espera de desarrollar cada uno la acción asignada a su grupo, limpieza, restauración vegetal e información. Unos grupos de trabajo que fueron constituidos en la reunión previa celebrada en la sede de Posidonia, y en la que se instruyó a los voluntarios sobre los cuidados a tener durante las labores de limpieza de los escombros, las áreas de actuación y sobre los valores medioambientales de la zona.

Mientras un numeroso grupo se afanaban en limpiar la zona de cascotes, botellas, plásticos y demás basuras abandonadas en torno al yacimiento, otro no menos amplio se trasladaba a la Puerta Verde para regenerar la vegetación, cubriendo las calvas que se formaron en su día como consecuencia de las obras del carril bici. Un millar de plantas, carrizo, taray y cambrón, traídas desde el vivero de Rodalquilar, gracia a la cesión que de las mismas hizo la Consejería de Medio Ambiente, junto con las herramientas necesarias para llevar a cabo las plantaciones.

En el campamento base, y bajo las carpas, los más pequeños participaban en talleres de pintura y manualidades bajo la temática de la época romana, con la elaboración entre otros objetos y artículos, de amuletos de la buena suerte que más tarde lucirían los propios niños y algunos jóvenes y mayores, ataviados con vestimentas romanas, haciendo con ello suyo el lema de la actividad, ‘Vuelven los romanos a Turaniana’, aunque esta vez para limpiarla.

Conforme los grupos encargados de la limpieza del enclave, clasificaban las numerosas basuras retiradas y las iban depositando en sacos, separando los posibles restos a la espera de que el servicio de limpieza municipal las recogiera, los demás se sumaban a las labores de regeneración vegetal, mientras unos pocos, ataviados de romanos, repartían folletos y trípticos sobre el yacimiento Turaniana a cuantas personas pasaban por la zona.