A. M. | Vigo www.farodevigo.es 11/01/2010

Los talleres sobre «A Historia de Galicia» reúnen a una veintena de escolares.

Aprender jugando. Ese es el reto de los obradoiros del Verbum sobre «A Historia de Galicia». Una veintena de niños de 4 a 12 años participaron ayer en la jornada dedicada a la Antigüedad, donde se vistieron con túnicas de romanos y colaboraron en la elaboración de dos creativos mosaicos.

¿Cómo vivían los romanos? ¿Qué palabras de la Antigüedad perviven en nuestro vocabulario? Éstas son algunas de las preguntas a las que ayer dio respuesta la veintena de niños que participaron en el segundo taller del Verbum sobre «A Historia de Galicia». Los integrantes del grupo Xandobela explicaron ayer a escolares de 4 a 12 años los aspectos básicos de la Romanización, el Priscilianismo y la estancia de los Suevos en nuestra comunidad.

Para que se identificaran con el periodo de la Antigüedad, lo primero fue vestir a los participantes con túnicas de romanos y a continuación, breve visita obligada a la exposición de historia del museo, completada con un vídeo para explicar cómo y dónde residían los vigueses de la época.

«¿Lo que más nos ha gustado? Los castros y la ropa «, responden al unísono Nerea y Brais, alumnos del colegio Doctor Fleming. Los talleres reciben a niños de muy diversas edades así que los monitores, Brais Fernández y Nerea Couselo, tratan de definir «actividades muy abiertas y que transmitan con claridad conceptos básicos sobre las distintas etapas que atravesó Galicia».

Los obradoiros comenzaron el domingo 3 y continuarán el 17, 24 y 31 de enero con actividades con las que el grupo viajará a la Edad Media, los Séculos Escuros y el Rexurdimento y, por último, al siglo XX y los años del Estatuto, la Xeración Nós, la Dictadura y el estreno de la Democracia.

Los talleres incluyen siempre una sección dedicada a la lengua y la reconstrucción de elementos de cada época. En el caso de la Romanización, los niños formaron ayer dos mosaicos y para la ocasión se construyó un menhir de papel que presidirá el hall del museo hasta el final de las actividades como símbolo los elementos culturales y lingüísticos que perviven de un siglo a otro.