Redacción 05/01/2011

El filósofo y escritor Carlos Goñi gana la XXII edición del premio de ensayo Becerro de Bengoa en castellano que convoca la Diputación Foral de Álava con un trabajo sobre la mitología clásica en el Quijote.

Carlos Goñi rastrea la novela cervantina en busca de las referencias mitológicas que están tanto en la pluma de Cervantes como en la imaginación de don Quijote. El ensayo nos muestra un mapa de la obra donde aparecen los otros caballeros andantes, que son los héroes de la mitología que están presentes en la mente de Cervantes cuando escribe las aventuras de su caballero de la Mancha; los otros enamorados, que como don Quijote fueron alcanzados por las flechas de Cupido, las otras Dulcineas, auténticas reinas de corazones; los otros molinos de viento, como los gigantes que no veía Sancho, y los otros lugares, donde acontecieron tantos prodigios.

De esta forma, Goñi nos presenta una panorámica del bagaje mitológico que tenían los primeros lectores del Quijote y que al lector actual le puede servir para disfrutar con mayor intensidad de su lectura.

La recepción de los premios tuvo lugar el pasado 29 de diciembre en el Museo Bibat de la capital alavesa. En el discurso de agradecimiento, Carlos Goñi valoró que se hubiera reconocido no sólo su trabajo sino también y sobre todo la obra culmen de la literatura española.

Ante sí tienen –dijo– a un lector del Quijote, un lector enamorado, que lee y relee las aventuras del hidalgo de la Mancha como si no hubiera otra novela en el mundo; que engaña en cuanto puede a sus ocupaciones para ocuparse del placer sublime de la lectura; que lleva el Quijote siempre consigo y les habla de él a sus amigos como se habla de una amante clandestina. Pero aún tiene otra pasión, ésta ya pública, que es la mitología clásica. Cree en los mitos. Cree que encierran verdades profundas y esenciales sobre el ser humano, la vida y el cosmos. Tiene todo el trato que sus obligaciones le permiten con los grandes mitógrafos, de Homero a Ovidio, pasando por Hesíodo, Apolodoro o Virgilio.

En cierto modo –continuó Goñi–, comparte la “locura” de don Quijote, y no le avergüenza reconocerlo. Ya le puede repetir el cura que no existió nunca el caballo de Troya, ni el gigante Polifemo, ni los cien ojos de Argo; que no vivió Helena, ni Venus, ni Dánae, que no hubo sobre la faz de la tierra ni Hércules, ni Jasón, ni Aquiles, ni Héctor, “ni otros caballeros semejantes que los libros de caballerías cuentan”, que él seguirá creyendo en los otros caballeros andantes que llenan la mitología.

En el Quijote –acabó– está todo. En él, el filósofo encontrará razones; el teólogo, convicciones; el poeta, versos; el novelista, argumentos; el psicólogo, arquetipos humanos; el moralista, preceptos; el historiador, datos; el pedagogo, ejemplos; el militar, arengas; el estudiante, consejos; el amante, amantes; el lector, deleites; el escritor, horizontes; el gramático, hipérbatos; el mitólogo, mitos. Cada cual encuentra lo que busca y, si no busca nada, descubre, cuando menos, el placer inmenso de la lectura.