Álvaro Cortina | Madrid www.elmundo.es 04/09/2009

Abada edita ‘Dioses, héroes y origenes’ del catedrático Alberto Bernabé.

Alberto Bernabé, catedrático de Filología, habla de los mitos griegos como de unos retazos inciertos, mudables. Sus 24 ensayos de ‘Dioses, héroes y orígenes. Lecturas de mitología'(Abada), aparte de variados, se arraciman en torno a esa visión de conjunto, de investigación:

«…no hacemos otra cosa que considerar los mitos al mismo nivel que los hechos históricos, como si […] existiera en último término, por encima de las diversas versiones, un fondo fijo e inalterable». Bernabé contrasta, consulta, construye e indaga las versiones de los arcaicos rapsodas y trovadores (máximos responsables, ágrafos genios de la literatura) y matiza dentro de la constelación pagana.

La edición agrupa las 5 primeras lecturas del filólogo bajo el epígrafe de las cosmogonías, o sea, sobre la mitología que aborda la creación del mundo. Cuenta cómo Hesíodo y las sectas órficas especulaban sobre el tiempo antes del tiempo y el nacimiento de la persistente tara de lo efímero.

Los órficos pensaban que la Tierra y el Cielo engendraron un huevo cósmico, y que de él salió un Dios hermafrodita con alas de oro: «a ambos lados cabezas de toro y sobre su cabeza una monstruosa serpiente que adoptaba las más variadas formas de animales». Al parecer, Max Ernst no inventó nada nuevo. El sátiro Aristófanes hizo comedia con estas creencias de sus antepasados en ‘Las aves’. Aunque también se burló del racionalismo dialéctico de Sócrates en ‘Las nubes’. No se salvó ni el apuntador.

Al tener la civilización griega unos orígenes tan velados para los estudiosos, los héroes y los monstruos habitan territorios difusos de verdad y mentira. Así, por ejemplo, los ya mentados órficos se creyeron descendientes de Orfeo, el músico que eludió a Cancerbero para recuperar a la muerta Eurídice. Bernabé pasea libremente por esos fulgores de imaginación mediterránea y muchas veces se detiene en erudiciones complicadas. Para estas cosas inasequibles están los catedráticos y las bibliografías.

Cita doctamente nombres lejanísimos (Hecateo de Mileto, Pisandro de Camiro, Istón, Epiménides, Eugamón de Cirene, Simónides…) y repasa los cantos homéricos a conciencia. Uno de sus ensayos se dedica sólo al nacimiento de Atenea en la literatura griega arcaica, otro sobre la figura de Teseo, sobre Medea y Clitemnestra y sus crímenes de sangre, o sobre el dios Dioniso.

Los hombres provienen mitológicamente de Dioniso (según versiones). Los Titanes, que envidiaban a la deidad, nacida de Zeus, la devoraron. El padre, rey del Olimpo, sacudió el rayo y los culpables fueron reducidos a ceniza. Se decía que de esa ceniza de Titanes y de Dioniso (que estaba en sus vientres) surgió el ser humano, con esa naturaleza dual de dios y de pecador.

«En cualquier mito, no sólo en los cosmogónicos, cuando un determinado grupo humano lo crea, plasma en él sus principios básicos, sus conflictos, sus temores o sus orgullos, dando así sentido a sus formas de vida de cohesión al propio grupo que se ve reflejado en ese mito», explica el autor.

Jirones de epopeya
Remite al lector a antiquísimas tablillas o a ánforas ilustradas donde representaban a sus personajes. Su trabajo es complicado y se apuntala sobre unas carencias oceánicas. De la producción épica de entre el siglo VII y el V a. C, que debía ser abundante, tan sólo nos queda completo Homero. Lo demás son jirones de epopeya.

Y el asunto es que muchos de los mitos pasan de refilón por ‘La Ilíada’ o no pasan, y se encuentran de pronto en Ovidio, muchos siglos después. Bernabé resuelve que la archiconocida aventura de Teseo en el laberinto proviene de la tradición oral más que otra cosa. También se ocupa de las relaciones palmarias o escondidas que traban estas leyendas con otras similares del Próximo Oriente.

El catedrático descubre parentelas con patrimonios muertos de las lenguas acadias, sumerias o hititas, desaparecidos acervos y mitología en los caminos, bañada de cítara y canción. Y exóticos ídolos agrarios o marinos, cada uno en su sitial, son desempolvados hasta el pormenor por Bernabé. Así, con análisis, proyecta algo de luz sobre esos renglones seminales de la cultura, de la historia, del hombre y de sus mitos mutantes.

‘Dioses, héroes y orígenes. Lecturas de mitología’
Alberto Bernabé.
Abada.
409 páginas; 57 €