París | EFE 31/08/2006

Los druidas no eran magos o bardos, como se les suele representar, sino teólogos e intelectuales de gran cultura en múltiples ámbitos, según el arqueólogo e investigador francés Jean-Louis Brunaux, que este septiembre publicará un libro sobre el tema.

París | EFE 31/08/2006

Los druidas no eran magos o bardos, como se les suele representar, sino teólogos e intelectuales de gran cultura en múltiples ámbitos, según el arqueólogo e investigador francés Jean-Louis Brunaux, que este septiembre publicará un libro sobre el tema.
En ‘Les druides: des philosophes chez les barbares’ (Los druidas: filósofos entre los bárbaros), Brunaux desmiente algunos de los mitos sobre la imagen que se tiene de los miembros de la clase elevada sacerdotal en los pueblos celtas.
Así, si bien vestían togas blancas y en ocasiones recolectaban muérdago -como Panorámix en los cómics de Asterix-, no habitaban en los bosques de la Galia, pues hace 2.000 años la masa forestal en la zona era mucho menor, asegura el investigador, en una entrevista publicada hoy en el semanario francés Le Point.
Brunaux niega, asimismo, que los druidas rechazasen la escritura. Simplemente la prohibieron a los demás para conservar su uso exclusivo, pero sus textos, inscritos en tablillas de barro, madera o papiros, no han sobrevivido al paso de los años.
Los druidas ‘eran teólogos, ¡pero en absoluto intelectuales etéreos! Su ámbito era el de la filosofía aplicada. Conocían las ciencias naturales, pero también elaboraban constituciones políticas’, destacó Brunaux, miembro del Centro Nacional francés de Investigaciones Científicas (CNRS), especializado en la Galia.
‘Lejos de ser magos que extendían la superstición, estos intelectuales buscaban la causa primera de las cosas, bajo la forma de un pensamiento que comenzaba a reivindicar su racionalidad’, añadió el experto, para quien los druidas eran los ‘jesuitas de su época’.
En el libro, de casi cuatrocientas páginas, Brunaux explica que el druidismo nació en la Edad de Bronce, a finales del segundo milenio o a inicios del primero antes de Cristo.
‘Al principio, los reyes celtas tenían funciones sacerdotales. Pero, cada vez con más frecuencia, recurrían a especialistas en adivinación en cuestiones importantes que comprometían el futuro de su comunidad, como el momento propicio para desatar una guerra’, explicó.
Según el autor, cuando el romano César entró en la Galia, los druidas ‘habían comenzado su declive hace tiempo’. ‘No fue la conquista romana la que mató a los druidas, sino la romanización de las mentalidades que le precedió’, sentenció.