Manuel Pulido | Priego de Córdoba www.abc.es 05/04/2007

Seis tumbas romanas datadas entre los siglos III y V d.C., así como un horno de cal (siglos I-II d.C.) y un pequeño silo medieval andalusí, todo ello en un buen estado de conservación, han sido localizados y documentados en un solar de la calle Ramón y Cajal de Priego de Córdoba. Se trata, en opinión del arqueólogo municipal, Rafael Carmona, de uno de los hallazgos que arrojan más luz sobre un periodo, el romano, «muy escurridizo y que se suele presentar muy alterado por la ocupación medieval».

Manuel Pulido | Priego de Córdoba www.abc.es 05/04/2007

Seis tumbas romanas datadas entre los siglos III y V d.C., así como un horno de cal (siglos I-II d.C.) y un pequeño silo medieval andalusí, todo ello en un buen estado de conservación, han sido localizados y documentados en un solar de la calle Ramón y Cajal de Priego de Córdoba. Se trata, en opinión del arqueólogo municipal, Rafael Carmona, de uno de los hallazgos que arrojan más luz sobre un periodo, el romano, «muy escurridizo y que se suele presentar muy alterado por la ocupación medieval».

De hecho, el arqueólogo estimó que si se suman los nuevos datos a los ya conocidos, «podemos confirmar que el Priego de época romana era un asentamiento rural dedicado a la explotación agropecuaria del entorno y que constituía un pagus, o subdivisión territorial, del municipio latino de Ipolcobulcula (actual Carcabuey)».

Cuestión de topónimos
Este topónimo de «Pagus» es la palabra latina que se habría conservado para el lugar a la llegada de los árabes, que al no conocer la letra «p» se refirieron a él como Baguh, que es el nombre de Priego en la Edad Media: madinat Baguh. «Posiblemente, quede zanjada, ante el refrendo de la Arqueología, la cuestión del origen primigenio del nombre de Priego».
El horno de cal consta de una cámara circular de más de tres metros de diámetro, excavada en la roca base, que luego se recreció con un muro circular de adobes hasta conseguir la altura total de la estructura.

La cal se conseguía mediante la combustión de piedra caliza gris de procedencia local, de la que se han obtenido numerosas muestras durante la excavación. La cal resultante se aprovecharía para la obtención de mortero de cal, empleado en la edilicia de las construcciones que constituyeron el Priego romano, bien como argamasa o bien como enlucido parietal.

Por su parte, las tumbas son todas de inhumación, y estaban cubiertas con tejas planas formando una cubierta a dos aguas o bien una plana. En todos los casos, la orientación es este-oeste, con la cabeza al oeste, si bien con algunas pequeñas variaciones entre ellas.