Carmen Álvarez | Cádiz www.diariodecadiz.com 05/04/07

La vocación marinera del mundo romano en la provincia de Cádiz se ha visto reforzada con el nuevo hallazgo que expone el Museo de la plaza de Mina. Se trata de una estatuilla, hecha en bronce y de sólo 22 centímetros de alto, en la que los estudiosos han visto una representación de la diosa Isis Pelagia, protectora de los navegantes en la mitología romana.

Carmen Álvarez | Cádiz www.diariodecadiz.com 05/04/07

La vocación marinera del mundo romano en la provincia de Cádiz se ha visto reforzada con el nuevo hallazgo que expone el Museo de la plaza de Mina. Se trata de una estatuilla, hecha en bronce y de sólo 22 centímetros de alto, en la que los estudiosos han visto una representación de la diosa Isis Pelagia, protectora de los navegantes en la mitología romana.

Está fechada entre el siglo I y II de nuestra Era, una época en la que era común que los navíos llevasen como mascarón de proa representaciones de las deidades más importantes y que éstas le diesen su nombre a la embarcación. Por su parte, la escultura de Isis Pelagia es una de las réplicas que se realizaban a menor tamaño y que ofrecían los marineros romanos a sus dioses después de terminar con éxito una travesía.

Al menos, así lo han deducido los expertos del Museo Provincial. La talla presenta una ligera inclinación hacia delante, lo que les ha hecho pensar en un mascarón; mientras se han decantado por la diosa Isis por el manto que portan la imagen y con el que solía representarse la deidad.

«Se conocen templos de esta divinidad en Itálica y Baelo Claudia», explicó el director del Museo, Juan Alonso de la Sierra, que ayer presentó esta figura. «El templo de Isis de Baelo tendría esa vocación marinera en una ciudad que vivía de cara al mar y en la que la industria de los salazones era tan importante».

La estatuilla fue hallada a finales del mes de enero en las inmediaciones de la Isla de las Palomas, en Tarifa. Fue un buceador el que la encontró y, al imaginarse su importancia, la llevó al conjunto de Baelo Claudia. De allí fue rebotada al Museo Provincial para que se ocupasen debidamente de ella y, desde entonces, Luis Carlos Zambrano se ha encargado de su limpieza.

Lo primero a lo que se tuvo que enfrentar el restaurador fue a su delicado de conservación. «Afortunadamente estaba aceptable porque se actuó con prontitud», manifestó. Aún así, los daños eran plausibles. Sobre su bronce original se habían acumulado elementos minerales, llamados técnicamente capas de concreción, y el contacto con el aire, después de estar tanto tiempo bajo el mar, tampoco fue beneficioso.

Según detalló el experto, la primera actuación que llevó a cabo fue la deshidratación de la pieza, para evitar que continuase la corrosión. Además, para respetar al máximo el original, Zambrano trabajó mano a mano con una arqueóloga que le guió en cada uno de sus pasos.

Tuvo que eliminar los materiales ajenos a la estatuilla, frenar los procesos de desgaste mediante la aplicación de reactivos químicos, dotarle una capa de protección para aislarla de las condiciones ambientales y, por último, aplicarle unas medidas de conservación preventiva. De esta forma, se garantiza que perviva durante otros veinte siglos.

Ahora, y durante un mes, los visitantes del Museo Provincial podrán contemplar la representación de Isis Pelagia, que se ha enmarcado en una vitrina y en la que se explican datos sobre ella, su origen y restauración. Posteriormente, pasará a engrosar los fondos arqueológicos expuestos del centro.