Sergio Eguía | Granada www.ideal.es 03/10/2009
El viernes se estrena ‘Ágora’, la superproducción en la que Amenábar narra la vida de la matemática y filósofa Hipatia de Alejandría.
Imagine el espíritu de Platón en el cuerpo de Afrodita. ¿Imposible? Los cronistas aseguran que esa maravilla existió. Vivió en Alejandría en el siglo V y su nombre es Hipatia. Es la mujer que protagoniza ‘Ágora’, la nueva película de Alejandro Amenábar, que se estrena el viernes. Pero, ¿hasta qué punto la historia que narra el director de ‘Mar adentro’ es cierta? Nadie duda de la existencia del personaje, menos aún de su brutal linchamiento, aunque los relatos sobre la hija del astrónomo Teón, una filósofa pagana que en el año 415 fue despedazada por una turba de cristianos en Alejandría, han sufrido bastantes manipulaciones a lo largo del tiempo.
«De Hipatia hemos intentado contrastar todo lo que se sabe», asegura el director Alejandro Amenábar. «Se sabe mucho de su muerte, se sabe mucho de lo que significó en su momento en la ciudad, de ella como personaje. Se sabe mucho de lo que simboliza. Pero realmente se sabe muy poco de su trabajo», explica en la magnífica página web creada para la promoción del filme. Y ese es el problema, la falsedad de casi todo el saber escrito sobre la más que probable inventora del hidrómetro. Autores como el filósofo irlandés John Toland, Voltaire, Edward Gibbon (el primer historiador moderno) y Charles Kingsley no dudaron en reescribir los pasajes de la vida de la que decían mártir de la ciencia para fortalecer sus ataques a la Iglesia católica. Más cerca de nuestros días, el feminismo convertirá a la virginal estudiosa pagana en el paradigma de la mujer liberada.
Biografías
La literatura ha colocado la figura de esta maestra romana –durante el tiempo en que vivió Egipto era una provincia del Imperio– en la frontera entre la luz y las tinieblas. Es un personaje al que la sombra del interés concreto de quienes han hablado de ella ha terminado por desdibujar. ¿Cómo fue en verdad y hasta qué punto la encarnación que Rachel Weisz hace de ella en ‘Ágora’ se asemeja a lo que sucedió?
Una de las mejores y más completas biografías publicadas es la de Clelia Martínez Maza, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Málaga y especialista en protocristianismo. En el ensayo ‘Hipatia’ (La Esfera de los Libros, 2009) aborda la vida y obra de la «primera mujer matemática de la que tenemos noticias ciertas», y nos acerca a la realidad de una ciudad como Alejandría en una época convulsa «no sólo por las tensiones religiosas sino sobre todo políticas».
Cirilo, «un ambicioso obispo que no dudó en movilizar todas las fuerzas posibles para consolidar su posición de privilegio», se encontró con las oposición del prefecto Orestes a sus métodos violentos. El representante de la administración imperial gustaba de oír el mesurado consejo de la maestra, incluso asistía a sus clases, pero la confrontación no fue una cuestión de fe, de fieles contra paganos. «Hay que recordar que Orestes era cristiano», incide Martínez Maza. Muchos de los alumnos de Hipatia lo eran; el más conocido fue Sinesio de Cirene, que sería obispo años más tarde. En este contexto, Hipatia comenzó a ser vista por los seguidores del megalómano prelado «como el león en el camino de la reconciliación entre el obispo y el prefecto». Así lo refleja el trabajo del historiador Sócrates Escolástico.
A la misma conclusión llega Maria Dzielska, catedrática de Historia romana antigua en la Universidad de Cracovia. La primera edición española de su obra es de 2004 y ahora ha vuelto a las librerías, junto a una legión de novelas sobre el mismo tema, aprovechando el tirón de la superproducción rodada en Malta. Su tesis, avalada por la correspondencia de los discípulos, es clara: Hipatia fue víctima de un complot político.
Brutal ejecución
Efectivamente, fieles cristianos ejecutaron de la más brutal de las maneras a la estudiosa de la tradición griega, pero corrige: «Hipatia nació en el año 355, no en el 370 como se creía, por lo que no era una atractiva joven en el momento de su muerte». El trabajo de la profesora polaca recorre las diferentes visiones que sobre Hipatia se han dado a lo largo de la historia y pone de manifiesto lo interesado de muchas de ellas. «Con anterioridad a que los hombres de iglesia hicieran correr la voz de que Hipatia utilizaba la brujería, los seguidores de Cirilo ya habían atentado contra Orestes. Y fueron los cristianos los que le protegieron en plena calle», explica.
No obstante, y aunque el tormento de la virginal científica –dicen que renunció a los hombres para poder dedicar toda su atención a la filosofía– es el pasaje más conocido de su vida, Amenábar centra la historia en el año 391, no en el momento de la muerte. Es el tiempo en el que desaparece la Biblioteca Real de Alejandría, pero no el gran y conocido templo del saber, sino su sucesora, la biblioteca-hija del Serapeo, que fue expoliada, o al menos vaciada, en aquel año en aplicación de una orden del emperador Teodosio el Grande, mediante la que los templos paganos de la ciudad de los Tolomeos debían ser destruidos o reconvertidos en iglesias. Lo llamativo es que Hipatia nunca se opuso a estos cambios. Por más que mantuviera los ritos paganos, ella fue lo que hoy llamaríamos una ciudadana laica. No participaba de las celebraciones católicas, no tenía intención de ser miembro de la Iglesia, pero tampoco se oponía a las profesiones de fe de sus allegados.
Así lo certifica Martínez Maza, y añade que Hipatia «ni siquiera se había comprometido activamente en la defensa del paganismo. Por ejemplo, no participa en los altercados que finalmente desembocaron en la destrucción del Serapeo de Alejandría, como sí habían hecho compañeros suyos que se jactaban de haber matado con sus manos a cristianos». El punto en el que más se aleja el filme de la realidad es en la relación de Hipatia con la biblioteca. La maestra impartía sus clases en su propia casa, algo absurdo para la supuesta directora del centro de estudios más avanzado de la época; y no existe referencia alguna que la ligue con el centro. También es más que sospechoso el triángulo amoroso de la cinta: el propio Orestes y Davo, alumno y esclavo, persiguen el cariño de Hipatia. Claro que negarle alguna licencia narrativa a los guionistas sería una crítica excesiva.
El paso a la Edad Media
El punto de fricción queda en saber si tras ella el mundo no volvería a ser igual, tal y como asegura el subtítulo de la obra. ¿Es el asesinato de Hipatia la frontera entre la búsqueda de la sabiduría del mundo clásico y el oscurantismo medieval? «A lo largo de la Historia gran parte de las aportaciones sobre su figura han quedado reducidas a una simple enumeración de trabajos que han sido utilizados para acentuar la carga simbólica de su asesinato: la razón vencida por el fervor religioso. Esta instrumentalización contribuye a consolidar una imagen de Hipatia cada vez más distorsionada y dominada por su dramática muerte. La Ilustración potenció la muerte de la filósofa como símbolo del conflicto entre paganismo y cristianismo, entre el racionalismo griego frente al dogmatismo cristiano: su muerte es la derrota de la razón. Tras Voltaire y Gibbon, durante el Romanticismo se retoma con mayor éxito la figura de Hipatia cuya muerte queda convertida de nuevo en el reflejo del fin de la civilización griega. Estas recreaciones han construido una imagen de Hipatia, y por añadidura de la Alejandría tardoantigua, que se ha perpetuado en el imaginario artístico y literario pero que no se ajusta a la realidad histórica», concluye Martínez Maza.
«La muerte de Hipatia no fue consecuencia de la lucha entre paganos y cristianos, o al menos no fue la causa profunda, porque lo cierto es que tras la muerte de Hipatia paganos y cristianos siguieron conviviendo durante casi un siglo».
Con el tiempo, la atención sobre los estudios y descubrimientos de Hipatia cada vez ha sido menor. La Iglesia medieval luchó por justificar en artes mágicas la condena a muerte que recibió por su labor como asesora política. La Ilustración recuperó su figura, obsesionada en su belleza y simbolizando en ella la razón y la virtud del mundo heleno.
El papel de la belleza
Una posición un tanto machista. ¿Habríamos sabido hoy de ella si hubiera sido más fea que Picio? Ninguno discurrió sobre el papel que jugó el valor de sus opiniones en su dramático destino. ¿Habría terminado descuartizado el cuerpo de Nicolás Maquiavelo por una disputa entre príncipes? Aunque alejadas en el tiempo, sus antagónicas figuras sirven para ilustrar dos formas de ver el mundo, dos procederes que lógicamente dan opuestos resultados.
El florentino es sin duda mucho más conocido. Elevados pensamientos como el que le llevó a reconocer que «desde hace un tiempo a esta parte, yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla» le han hecho merecedor de un puesto en el cuadro de honor de los mejores estrategas.
Sin embargo, Hipatia, rápida e ingeniosa en los argumentos, más prudente en la acción, resultaba terriblemente irritante a sus enemigos. Hipatia enseñaba la filosofía platónica a sus alumnos. Platón, aquel griego que apostaba por el gobierno de los reyes-filósofos a los que describía como aquellos que «aman ver la verdad esté donde esté con los medios que se disponen».
GUÍA DE LIBROS
Ensayo
Clelia Matínez Maza, ‘Hipatia’ (La Esfera de los Libros)
Maria Dzielska, ‘Hipatia de Alejandría’ (Siruela)
Ficción
Olalla García, ‘El jardín de Hipatia’ (Espasa)
Ramón Galí, ‘Hipatia y la eternidad’ (Esediciones)
José Calvo Poyatos, ‘El sueño de Hipatia’ (Plaza & Janés)
Luis Manuel Ruiz, ‘Tormenta sobre Alejandría’ (Alfaguara)
ENLACES
Web oficial de la película
Hipatia en wikipedia
Entrevista a Alejandro Amenábar: «Empecéhaciendo una de marcianos y acabé rodando una de romanos»