Berlín | EFE 14/02/2007

«Extranjera», una versión de la tragedia «Ifigenia» proyectada en la sección Fórum, cerró hoy la participación argentina en esta edición de la Berlinale, que incluyó tres exponentes del cine de autor de ese país.

Berlín | EFE 14/02/2007

«Extranjera», una versión de la tragedia «Ifigenia» proyectada en la sección Fórum, cerró hoy la participación argentina en esta edición de la Berlinale, que incluyó tres exponentes del cine de autor de ese país.

La película de Inés de Oliveira Cézar, que la propia directora calificó de «muy particular», se sumó a las proyecciones de «El otro», de Ariel Rotter, en la sección a competición, y «La León», de Santiago Otheguy, en Panorama.

En los tres casos, se trató de cine «de autor» y, lejos de lo que ha sido habitual en las últimas ediciones de la Berlinale, en cuya sección a concurso se ha visto mucho escenario porteño, se dio el caso de que las tres películas estaban rodadas fuera de la capital.

«Extranjera», una producción argentino-polaco-griega, vuelve la mirada sobre la historia de un padre que decide ofrecer en sacrificio a su hija para paliar la sequía.

Inés de Oliveira Cézar eligió para esa revisión de la tragedia de Eurípides en Villa Benegas, en Traslasierra, provincia de Córdoba, «un lugar muy especial, casi desértico, con un microclima que favorece la sequía, el escenario de piedras desnudas», explicó a Efe.

Sobre ese escenario argentino -«la alternativa habría sido Grecia, pero quería rodar en mi país», añadió-, discurre su «versión libre y muy particular» de esa tragedia griega, donde la naturaleza agreste «tiene rango de protagonista».

La película de Fórum siguió a la proyección en la sección a concurso de «El otro», interpretada por Julio Chávez, quien se puso en la piel de un abogado felizmente casado cuya esposa espera un hijo pero de pronto, en un viaje de trabajo, adopta la identidad de dos personas fallecidas.

La mayor parte del film discurre en la ciudad de Victoria, en Entre Ríos, lugar donde Rotter coloca a su personaje, «en tránsito, necesitado de reflexión». «Se trata de una ciudad donde no hay árboles, lo que es muy raro en un país, una región, donde si tirás una manzana sale un árbol», explicó el director.

«Es una ciudad con una atmósfera que a nosotros mismos nos sorprendió, porque día y noche están las persianas bajadas. De día, para preservar del polvo, de noche, por razones de seguridad», añadió.

En este escenario «algo fantasmal» discurre el proceso de búsqueda de sí mismo, de reflexión sobre la paternidad próxima y sobre la decrepitud física que se avecina y que representa la figura del padre del personaje.

«La León», finalmente, discurre en las islas del delta del Paraná, un lugar apartado al que sólo se llega en bote y donde el tiempo parece haberse detenido. El film de Otheguy narra la vida de Álvaro, un ser solitario con un mundo interior que imaginamos a través de sus miradas y que apenas pronuncia dos frases.

Rodada en blanco y negro por razones de presupuesto, pero también «para que la belleza de esta región no fagocitara la historia», su director convirtió lo que era un corto en un largometraje de gran poder expresivo.

«No quería un lugar con referentes», explicó, y por eso rodó en zona virgen, con sólo dos actores profesionales y los propios isleños. Cine de autor, por definición y vocación de sus autores, especialmente de Rotter, quien confesó: «De haberme dedicado al cine comercial, sería un desastre, porque no se me da».