Gontzal Díez | Murcia www.laverdad.es 25/02/2011

Un ejército de Playmobil toma y rearma la historia de Cartagena en el Centro de Interpretación de la Muralla Púnica.

Pequeños guerreros, soldados de plástico para recrear y colorear un mundo antiguo para adentrarse en la Historia y sus fragmentos como si fuera un juego, para recomponer el pasado a golpe de click, para disfrutar como niños con la toma de Qart-Hadast por Escipión, una batalla de la I Guerra Púnica, el desembarco de Amílcar, las bodas de Aníbal e Himilce o una lucha de gladiadores en el circo romano. Esas son algunas de las escenas que se han representado en la Muralla Púnica de Cartagena por medio de unos menudos actores: los célebres y ya míticos clicks de Playmobil.

Una exposición lúdica y lúcida. Un mundo en miniatura con los detalles que hacen de esta escenografía de juguete una muy seria recreación del pasado y del antiguo esplendor de Cartagena romana, la ciudad en la época medieval y la visita del rey Carlos III, que convirtió la ciudad en una fortaleza inexpugnable. Elefantes que aplastan las cabezas de los enemigos, caballos, senadores, espadas doradas, tinajas de vino y aceite, soldados que se juegan los sestercios a los dados, cuadrigas, leones que devoran gladiadores, mercado de esclavos, obeliscos, juglares, un puesto con ricas sandías, gaviotas y castillos, una pareja de cigüeñas en el tejado… Teatro para armar conocimientos y escenificar fragmentos de Historia.

En los detalles es donde esta historia diminuta se agranda. En el entierro de un obispo los frailes rezagados beben cerveza, una manada de cuervos devora el cadáver de un guerrero en plena batalla, en el puerto hay un esqueleto como aviso a navegantes, un gato devora las raspas de un pescado…

La visita al Centro de Interpretación de la Muralla Púnica merece la pena (pese al precio de la entrada, 3,5 euros) y sobre todo el descenso a la muy siniestra cripta de la ermita de San José, calaveras pintadas y reales incluidas. Claro que por el precio de la entrada podrían ofrecer un mínimo folleto didáctico -incluso una triste fotocopia en blanco y negro- de la muestra de los clicks.

El ingeniero alemán Hans Beck -que falleció en enero de 2009 a los 79 años de edad- creó en 1974, en plena crisis del petróleo, estos sonrientes juguetes de bolsillo, que aguantan y aguantan ataques de todo tipo, dotados de múltiples accesorios intercambiables, de ojos redondos, desnarigados y desorejados. Simples como un dibujo infantil y por ello dotados de una globalizada fascinación. Tienen adeptos ‘clickeros’ de todas las edades. Muñecos que sirven para inventar historias y para recrear la Historia. Romanos, pitaras, vikingos, policías, ladrones, fantasmas, submarinistas, guerreros medievales, bomberos…, todo puede ser un click, un mundo en el que todos son iguales y todos son diferentes. Por supuesto, existe un Club Oficial de Coleccionistas de Playmobil, concurso de relatos de Playclicks, buscadores de piezas raras, concurso de customs y creadores de dioramas.

Esta minuciosa escenografía armada en Cartagena ha sido elaborada por la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil (Aesclick).