Valencia | VMT 29/06/2008

La excavación de los restos arqueológicos más antiguos de Valencia justifican el gasto de un millón de euros. Esa ha sido la decisión del gobierno municipal, que desbloquea así la paralización de las obras en el solar de la calle Ruaya, donde salió a la luz una balsa ibera, posiblemente del siglo III o IV antes de Cristo.

La empresa municipal AUMSA ya ha llegado a un acuerdo con Lubasa, concesionaria de la parcela para construir un aparcamiento subterráneo con capacidad para 450 vehículos. Fuentes cercanas al gobierno municipal indicaron que la petición de la primera sociedad es que el Consistorio asuma un coste superior a los 900.000 euros.

‘Diremos que sí’, añadieron las mismas fuentes al hablar del momento en que la propuesta llegue a la comisión de Urbanismo. Las obras estuvieron envueltas en la polémica desde el principio, al denunciar el grupo socialista que el movimiento de tierras se inició sin ningún tipo de control arqueológico.

Una vez que la Conselleria de Cultura obligó a este tipo de supervisión, fue cuando empezaron a salir a la luz sorpresas casi a diario. Restos medievales, musulmanes y romanos hasta llegar a los iberos, apenas a unos tres metros de profundidad. El solar está situado en la esquina con la calle Sagunto, la antigua Vía Augusta, por lo que es entendible la profusión de estos restos.

No obstante, los técnicos consideraron desde el principio que la balsa ibera, cerámicas y otros objetos no alteraban la fecha oficial de la fundación de Valencia, romana por más señas. Fue el 138 antes de Cristo, cuando el cónsul Décimo Junio Bruto concedió a los legionarios que habían luchado contra Viriato unas tierras que llamó Valentia.

Aún así, la segunda fase de la excavación, ahora que se ha llegado a un acuerdo económico, se presenta apasionante, para comprobar si hay más elementos del poblamiento ibero. El descubrimiento de una moneda cartaginesa ofreció todavía más alternativas a las primeras hipótesis, aunque poco a poco se fue asentando la idea del origen ibero de estas construcciones.

Queda pendiente ahora dilucidar qué se conservará en el aparcamiento una vez que concluya la intervención de los arqueólogos. Es posible que haya que eliminar varias plazas, lo que podría dar lugar a una nueva negociación. La misma empresa hizo algo parecido en el parking de la calle Chile, abierto hace escasas fechas, para mantener un árbol.

Desde que se produjo la noticia de los hallazgos hasta que acabó la primera fase de la excavación, el solar ha dado una imagen de abandono, con los cimientos más valiosos tapados con una lonja para protegerlos de la intemperie.

Esto ha provocado varias denuncias de la oposición, quien llegó a difundir imágenes de rincones de la parcela llenos de residuos. Antecedentes de restos iberos no faltan en la ciudad, en la misma calle Sagunto aunque ligeramente posteriores (entre el 195 y el 160 antes de Cristo), además de ánforas etruscas en la playa de la Malvarrosa.

La aparición de restos arqueológicos ha obligado a modificar la distribución de varios edificios en Valencia. Ese fue el caso de una promoción de viviendas en la plaza del Árbol, donde una bodega medieval forma parte ya del inmueble. Lo mismo sucedió en la plaza Salvador Giner, con la integración de la rueda de un molino islámico.

En todo caso, la Conselleria de Cultura será quien tenga la última palabra en lo que respecta a los restos que se encuentren en la calle Ruaya. Las excavaciones se reanudarán en apenas unos días, después de la financiación municipal.