Verónica Viñas | León www.diariodeleon.es 06/04/2011

Las piezas, que han salido al rehabilitar la casona de Víctor de los Ríos, ya están en el Museo de León.

La casona de Víctor de los Ríos es un cofre de sorpresas. El edificio, que está siendo rehabilitado para albergar el aula arqueológica del León Romano, escondía en el subsuelo una lucerna (lámpara de aceite) y restos de tres corazas romanas. Las piezas han sido ya depositadas en el Museo de León, donde se procederá a su limpieza y análisis. La lucerna es de bronce y mide unos diez centímetros; los motivos decorativos por ahora son imperceptibles por la suciedad y el óxido. Las corazas de los legionarios no han sido extraídas del «bloque» de tierra en el que las encontraron incrustadas los trabajadores de Decolesa, la empresa que está restaurando el edificio por importe de 1,6 millones de euros. La casona, que podría albergar en el futuro las lápidas funerarias que se extrajeron hace dos años de la muralla, está enclavada en un solar que ha resultado una auténtica «mina» arqueológica. Y es que en la trasera del edificio, en una parcela de 800 metros cuadrados, aparecieron a finales de los noventa las primeras pruebas de la existencia de la Legio VI. En aquella excavación salió a la luz parte de la coraza de un legionario, que hoy puede contemplarse en una vitrina del Museo de León. En más de 300 excavaciones de la ciudad han aparecido muchos fragmentos de lucernas de cerámica, pero hasta ahora ninguna de bronce. De hecho, la única lucerna de bronce que hay en el Museo de León, con una máscara teatral rematando el asa, procede del yacimiento de Lancia, según el testimonio del propietario que la donó al museo en el siglo XIX.

Una lámpara maravillosa. De momento, parece prematuro aventurar si el candil hallado en Puerta Castillo es de la etapa de la Legio VI Victrix o de la VII Gémina, puesto que en el lugar donde fue hallado existen restos de barracones ( contubernia ) de ambas legiones romanas. La pequeña lamparita no tiene en apariencia ninguna inscripción, pero habrá que esperar a que esté libre de herrumbre. No hay que olvidar que en León se descubrió una lucerna que resultó ser un unicum , es decir, una pieza arqueológica sin parangón en el mundo. Apenas es un pequeño fragmento de una lucerna del siglo I que tiene grabada una escena de una exploración ginecológica. El médico examina a la paciente con un espéculo parecido a los que se utilizaban en este tipo de reconocimientos hasta hace no mucho tiempo. Al tratarse de una mujer de avanzada edad, todo hace sospechar que padecería un cáncer de matriz o útero. Esta lucerna excepcional la rescató en los años setenta de la Candamia el actual arqueólogo municipal, Victorino García Marcos. Con toda probabilidad, la pieza acabó allí después de la construcción del párking de San Marcelo, que se perforó en una época en la que no había ninguna sensibilidad por la arqueología y los tesoros del pasado se tiraban directamente a la basura. Ángel Morillo, profesor de Arqueología Romana de la Universidad Complutense y profesor durante ocho años en León, estudió en su momento este unicum , cuya investigación se incluyó en el libro Lucernas romanas en la región septentrional de la Península Ibérica. Una sola pieza, como este unicum, puede aportar gran cantidad de información sobre los fundadores de la ciudad. De hecho, el unicum es una prueba de que el León de la época romana, con una población de 10.000 habitantes -“entre militares y civiles- tuvo que contar con un valetudinario (hospital), que aún no se ha localizado. También la lucerna estudiada por Morillo resulta peculiar por el hecho de que la -˜protagonista- sea una mujer, lo que avala la tesis de que en el campamento no sólo había hombres.

El hallazgo ahora de una lucerna en Santa Marina parece providencial. A escasos metros, el Museo Bíblico y Oriental posee una excepcional colección de lucernas romanas y helenísticas, que planea mostrar en una exposición monográfica.