La excepcional sepultura de un niño pequeño que vivió en el siglo I d.C., acompañado de un magnífico ajuar funerario compuesto por unos 20 objetos y un cachorro de perro, (casi con total seguridad su mascota) acaba de ser descubierto por un grupo de arqueólogos franceses.

 

Arqueólogos franceses del INRAP (Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas), dirigidos por Laurence Lautier, acaban de hacer un descubrimientos que han calificado como «excepcional»: los restos de un niño de hace dos mil años enterrado con ofrendas de animales y un perro que probablemente fue su mascota. La tumba ha sido descubierta durante unas obras de ampliación del aeropuerto de Clermont-Ferrand, en Aulnat, el centro de Francia.

UN GESTO DE CARIÑO

El niño, que al parecer tenía alrededor de un año en el momento de su muerte, fue enterrado a principios del siglo I d.C., durante el dominio romano de la Galia, en un ataúd de madera de 80 cm de largo remachado con clavos (que aún se conservan) y marcado con una etiqueta decorativa de hierro. El ataúd se colocó en una tumba de dos por un metro y a su alrededor se dispusieron unos 20 objetos que componían el ajuar funerario, incluidos varios jarrones de terracota en miniatura y vasijas de vidrio que se cree que contenían aceites y medicinas. También había medio cerdo, tres jamones y otros cortes de carne de cerdo, y dos pollos sin cabeza.

ENTERRRADO CON SU JUGUETE

Los arqueólogos también descubrieron en el enterramiento infantil un alfiler de cobre ornamental que se usó para sujetar una mortaja y un anillo de hierro de 30 cm unido a una barra de metal doblada, que se cree que podría tratarse de un juguete (un aro y su varilla que lo hacía rodar por el suelo, según los expertos). El extremo de la varilla se había deslizado entre las patas de un cachorro colocado a los pies del difunto, fuera del ataúd. El animal llevaba un collar con adornos de bronce equipado con una pequeña campanilla. Asimismo, los descubridores han manifestado que se sintieron particularmente conmovidos al encontrar un diente de leche que pertenecía a un niño mayor, que pudo haber sido un hermano del bebé, colocado sobre un fragmento de concha. Con casi total probabilidad, un tierno gesto de cariño.

 

UNA FAMILIA CON RECURSOS

En la Galia romana (un territorio que incluía lo que ahora es Francia, Bélgica y algunas zonas de los países limítrofes), los adultos generalmente eran incinerados, pero los niños a menudo eran enterrados en la propiedad familiar, lo que sugiere que tal vez existía una villa cerca del lugar del enterramiento. «Los elementos que acompañan a este niño son absolutamente excepcionales, tanto en cantidad como en calidad. Tanta profusión de vajillas y animales sacrificados, así como los efectos personales que acompañaron al niño hasta la tumba subrayan el rango privilegiado al que debió de pertenecer su familia. La asociación de un perro con un niño pequeño está bien documentada en el contexto de un funeral, pero aquí se han encontrado también el collar y la campanilla, lo que es inusual», explican los especialistas. Este es el hallazgo más antiguo e importante de la tumba de un niño de este período en Francia. Una tumba más antigua, que se cree que data de la conquista romana de la Galia, varias décadas antes, contenía diversas armas, lo que sugiere que su ocupante era un soldado.

Laurence Lautier insiste en que el hallazgo es «inusual debido a la profusión de jarrones y ofrendas. En este tipo de tumbas a menudo encontramos una o dos vasijas colocadas al pie. Aquí hay alrededor de veinte y muchas ofrendas de comida», lo que sin duda sugiere «un cierto estatus social, una familia que claramente era bastante rica». El investigador añade que los jarrones y ollas colocados en la sepultura habrían contenido «la parte que le hubiese correspondido al niño de la comida y la bebida que se consumieron en el banquete fúnebre».

La excavación en el aeropuerto de Clermont-Ferrand abarca una extensión de más de 3,5 hectáreas y ha sacado a la luz hasta la fecha una gran variedad de objetos desde la Edad del Hierro hasta la época romana y la Edad Media, así como artefactos más modernos. Los investigadores, que están analizando en el laboratorio los recipientes encontrados en la tumba para descubrir su contenido, esperan que la excavación arqueológica continúe hasta febrero.