Un estudio demuestra que el metal precioso del tesoro de Príamo, el de Poliochni, el de Ur y el de Georgia tienen el mismo origen geográfico, lo que confirma que se comerciaba a grandes distancias

www.abc.es 06/12/2022

En 1873, el empresario convertido a arqueólogo Heinrich Schliemann encontraba en Anatolia la antigua ciudad de Troya junto a miles de piezas de oro, plata y cobre. Denominó a su hallazgo el tesoro de Príamo, en honor al rey homérico y con él deslumbró al mundo, pero el origen del oro continuaba siendo un misterio. Ahora, un equipo internacional ha analizado muestras de este y otros célebres tesoros de la Edad de Bronce -el de Poliochni, en la isla griega de Lemnos, el de las tumbas reales de Ur (Mesopotamia) y el de Georgia- con un innovador método láser con el fin de arrojar luz a su procedencia.

El estudio, iniciado por Ernst Pernicka, director científico del Centro de Arqueometría Curt-Engelhorn (CEZA) en la ciudad alemana de Mannheim y director del proyecto Troya de la Universidad de Tübingen, y Barbara Horejs, directora del Instituto Arqueológico de Austria (ÖAI) en la Academia de Ciencias de Austria en Viena, ha «fundido» estos tesoros y sus conclusiones de publican ahora en la revista científica ‘Journal of Archaeological Science’.

El equipo del profesor Pernicka ha podido demostrar que la composición química del tesoro de Príamo es idéntica a la de los objetos de oro del asentamiento de Poliochni (a unos 50 Km. de la costa occidental de Anatolia), de las tumbas reales en Ur en Mesopotamia y de las piezas de Georgia. «Esto significa que debió haber vínculos comerciales entre estas regiones remotas«, dice Pernicka.

El estudio se llevó a cabo en el Museo Arqueológico de Atenas sobre más de medio centenar de piezas procedentes de Troya y Poliochni, originarias de la Edad del Bronce Temprano, entre 2500 y 2000 a.C. En una segunda fase, los resultados se compararon con datos de objetos de Ur.

No está permitido sacar del recinto los collares, colgantes, pendientes y gargantillas ni realizar ningún examen que deje una marca visible en ellos. No obstante, los científicos usaron un sistema de ablación láser portátil, que hace una extracción mínimamente invasiva, inapreciable a simple vista, e investigaron las muestras utilizando espectrometría de masas.

Además del oro, las joyas históricas siempre contienen otros elementos como plata, cobre, zinc, paladio y platino. Dependiendo de la aleación, los científicos pueden crear un perfil químico distinto para los hallazgos y utilizarlo para sacar conclusiones. De ahí revelaron que tenían el mismo origen geográfico y hallaron pruebas de una antigua ruta comercial de oro que se extendía a lo largo de miles de kilómetros.

Los investigadores también pudieron demostrar que las joyas fueron producidas en masa por talleres y no solo como artículos individuales. Esta es la única explicación razonable, por ejemplo, para la presencia de la misma cantidad de platino y paladio en los discos de oro en collares del mismo diseño que se encontraron en diferentes enclaves.

Los estudios arqueológicos comparativos han demostrado, a partir de objetos sorprendentemente similares, que éstos se utilizaban en la Edad de Bronce temprana en una amplia zona geográfica, desde el Egeo hasta el valle del Indo, en lo que hoy es Pakistán: sellos oficiales y pesas estandarizadas, pendientes con los mismos dibujos en espiral, piedras preciosas como el lapislázuli o la brillante cornalina. «Los nuevos datos arqueométricos abren un marco sólido y global para nuestros modelos de las sociedades, sus redes y la importancia de los recursos hace unos 4.500 años», afirmó Horejs en un comunicado.

Sin embargo, los investigadores no han podido determinar de una vez por todas el origen exacto del oro de Troya, según Pernicka: «Si observamos la proporción de oligoelementos Troya, Poliochni y Ur, el oro de la Edad de Bronce de Georgia es el más próximo. Pero aún nos faltan datos y estudios de otras regiones y de otros objetos para establecer esta suposición.»

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