Chistopher Torchia y Anmar Almusawi | Babilonia | AP 28/11/2008

Fue una de las primeras y más grandes ciudades del mundo: un lugar donde hace milenios los astrónomos hicieron mapas astrales, donde los reyes crearon un código inicial de leyes y plantaron los que luego fueron conocidos como los Jardines Colgantes de Babilonia. Sin embargo, poco permanece de la capital antigua, como lo atestiguó The Associated Press durante un viaje a Babilonia el mes pasado, gracias a uno de los pocos permisos emitidos por el gobierno de Irak desde la invasión encabezada por Estados Unidos en el 2003.

El sitio tiene el aura de un parque temático, pero tocada por la ambición del dictador Saddam Hussein y el oportunismo de los saqueadores: Andadores modernos al lado de paredes viejas que se desmenuzan, un teatro griego reconstruido y un palacio edificado para Saddam en lo alto de una colina artificial. Ahora, por primera vez, varias instituciones internacionales encabezadas por la ONU están documentando los daños completamente y la forma de arreglarlos.

Un informe de la UNESCO que deberá difundirse a inicios del próximo año citará la construcción de Saddam, pero se enfocará, a pedido del gobierno iraquí, en los daños hechos por las fuerzas militares estadounidenses entre abril y septiembre del 2003, así como por las tropas polacas desplegadas allí después durante más de un año.

Estados Unidos, que convirtió a Babilonia en una base militar, sostiene que el saqueo habría sido mucho peor de no haber colocado sus tropas allí. Estados Unidos dice también que ayudará a rehabilitar Babilonia, financiando un esfuerzo del Fondo Mundial para los Monumentos y de la Junta estatal de Irak para las Antigüedades y la Herencia Cultural, pero que aún tiene que anunciar cifras precisas para el fondo.

Los arqueólogos esperan que el esfuerzo les permitirá algún día hacer excavaciones nuevas que prosigan las excavaciones hechas por un equipo alemán a inicios de la década de 1900.

«El sitio es tremendamente importante», afirmó Gaetano Palumbo, del Fondo Mundial para Monumentos, con sede en la ciudad de Nueva York. Incluso en su estado presente, Babilonia es «escasamente comprensible, como un lugar donde tantas cosas ocurrieron en la historia».

Las excavaciones pasadas se enfocaron en los monumentos, como los templos, pero los espacios domésticos permanecen inexplorados, agregó Palumbo. Los métodos arqueológicos nuevos podrían revelar hechos inusitados o podrían reinterpretar los resultados de excavaciones hechas hace 100 años, indicó. Durante décadas, las ruinas de Babilonia han estado virtualmente fuera de los límites del mundo, pese a que fue una ciudad que ayudó a crear la cultura universal.

Primero fue el intento de Saddam por construir una gran atracción turística que glorificara su propia imagen, lo que llevó a una defectuosa reconstrucción de lugares antiguos, así como al establecimiento de restaurantes y otras instalaciones en la década de 1980. La mayoría de los expertos internacionales se abstuvo de participar en el proyecto por la reputación del régimen, la guerra de ocho años con Irán y las sanciones impuestas por la ONU.

Luego, Babilonia experimentó los estragos dejados por el caos imperante tras la caída de Saddam en el 2003, casi al mismo tiempo que fue saqueado el museo nacional de Bagdad. Los arqueólogos dicen que los saqueadores se apoderaron de artículos del museo en Babilonia, en su mayoría réplicas de material sintético, y quemaron los reportes de excavaciones así como otros estudios.

Y después vino la ocupación por parte de las fuerzas estadounidenses y polacas en el 2003 y 2004. Los vehículos y maquinaria pesada pulverizaron ladrillos antiguos y levantaron la arena, llena de fragmentos de alfarería y otros restos materiales de valor arqueológico.

Las fuerzas militares construyeron un helipuerto, delinearon áreas de estacionamiento y cavaron trincheras, destruyeron parte de un antiguo camino empedrado llamado la Calle Procesional, y llenaron costales con arena que contenía restos óseos y de alfarería, de acuerdo con funcionarios iraquíes y con un reporte del Museo Británico hecho hace varios años.

Pese a que hubo daños en Babilonia, no ha habido ahí una gran excavación arqueológica en prácticamente un siglo. No queda vestigio alguno de los Jardines Colgantes, que habrían sido construidos para mitigar la nostalgia de la esposa del rey Nabucodonosor II, ni de la torre que habría inspirado la historia bíblica sobre Babel.

El Código de Hamurabi, inscrito en una lápida gigante hace unos 4.000 años, ha permanecido durante mucho tiempo en el Museo de Louvre, en París, y el símbolo de la ciudad, la Puerta de Ishtar –que recibió el nombre de una diosa babilonia y fue construida por Nabucodonosor– se encuentra en el museo de Pergamon, en Berlín.

En el lugar, cerca del Río Eufrates, unos 96 kilómetros (60 millas) al sur de Bagdad, los periodistas de la AP vieron una reconstrucción aparatosa de la Puerta de Ishtar, que data del régimen de Saddam, así como parte de los cimientos originales. Esos cimientos sostienen unas opacas representaciones de un dragón, algunas visiblemente dañadas.

Un periodo de relativa calma en Irak está dando una segunda oportunidad a Babilonia. Pero persisten los desafíos. Hay todavía poca seguridad e infraestructura en Babilonia y en la mayoría de los 12.000 sitios arqueológicos de Irak. El saqueo en Irak parece haberse mitigado, al menos temporalmente, por controles internacionales y reportes de una saturación en el mercado negro de reliquias iraquíes, de acuerdo con los arqueólogos.
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Al-Musawi informó desde Babilonia y Torchia desde Bagdad y Estambul. Mazin Yahya contribuyó también con este despacho.