Antonio Cantudo 05/09/2021
Podríamos enumerar todas la razones que hacen que contemplar Elektra.25 sea un auténtico privilegio pero bastará solo con decirles que las diez nominaciones a los premios Max se nos antojan pocas. Al igual que la lista de adjetivos que deberíamos utilizar: original, brillante, conmovedora, electrizante, hipnótica, genuina, evocadora, resuelta, proactiva, imaginativa… Y seguro que todos aquellos que la acaban de ver añadirían unos cuantos más.
De la mente de Ricardo Iniesta y de su laboratorio de investigación teatral surge esta versión del clásico de Sófocles que ha sido ya revisitado hasta en tres ocasiones y no ha perdido ni un ápice de modernidad ni de frescura pese a que subió a escena por primera vez en 1986.
Como suele ser habitual en reseñas como esta, lo tópico es señalar la labor de los protagonistas de la obra o del trabajo del director. Si Uds. estaban esperando eso, lo lamento pero es completamente imposible no destacar todos y cada de los elementos que componen este espectáculo. No sabría decirles qué me ha gustado más: la puesta en escena tan original, el perfecto movimiento de los actores, la selección musical, el extraordinario diseño de luces, el vestuario, las coreografías, la dirección y no olvidemos la impecable actuación de todos y cada uno de los actores. Un verdadero placer para todos los sentidos.
La tragedia griega suele ser un terreno complicado, sobre todo para el público que generalmente se pierde en los entresijos del argumento o en la complejidad de las intervenciónes del coro. Nada de eso ocurre aquí. La historia es diáfana y el coro, con su naturalidad y su frescura hacen que la atención de los espectadores no se pierda en ningún momento.
Un gran espectáculo, en suma, que consiguió un aplauso largo y unánime al que deseamos que consiga en la próxima entrega de los Max el mayor número de galardones no porque nos haya convencido sino simplemente porque merece cada uno de ellos con creces.
Broche de oro para la XIII edición del Sexi Firmum Iulium
El fin del Festival no podía tener mejor colofón. La sonrisa complice y las felicitaciones que hemos recibido, que en realidad queremos hacer llegar a todos los miembros de Atalaya Teatro, que son quien de verdad lo merecen, nos animan a seguir trabajando para la próxima edición de nuestro festival que esperamos esté llena de sorpresas y que, por fin, regrese a su duración y estructura habitual compuesta por grupos profesionales y los que aún no lo son.
Como siempre agradecer a todos las personas que nos siguen fielmente cada año y pedirles que no cesen en su apoyo y confianza. Gracias también a todos los que hacen que el Sexi Firmum Iulium se ponga en pie cada año con su esfuerzo, trabajo y comprensión.
Nosotros, por nuestra parte, gracias a la apuesta decidida de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Almuñécar, bucearemos para encontrar y programar las mejores y más adecuadas puestas en escena. No lo duden.
Hasta el próximo año.