Antonio Cantudo 04/09/2021

Decía el viejo adagio latino «amantes amentes». Para los profanos «los que aman pierden la chaveta». Plauto lo tenía claro y Eduardo Galán también. Por eso hoy hemos visto en la primera jornada del XIII Sexi Firmum Iulium una demostración de que, por amor, se puede hacer cualquier cosa, rayando incluso la pérdida de tu propida dignidad. En la tragedia este comportamiento provoca zozobra y compasión, en la comedia, en cambio, el resultado es una carcajada continua.

Eduardo Galán reune con soltura y elegancia en su «Mercado de amores», una interesante «contaminatio» de tres obras de Plauto, ―Mercator, Asinaria y Casina―, a hombres y mujeres que luchan por el amor, o mejor, por conseguirlo. Todos los personajes lo ansían y lo persiguen de todas las formas posibles. Unos intenten vencer los inconvenientes con inocencia, otros aprovechándose de las circunstancias y otros, lamentablemente, torciendo voluntades mediante el soborno o la amenaza.

El deseo nos empuja y muestra todos los rasgos del ser humano. Plauto lo contó hace 23 siglos y Galán lo hace ahora. Y si no lo podemos conseguir de buena manera, tranquilos, a lo mejor se puede comprar porque seguro que hay alguien que está dispuesto a venderlo al mejor postor. O eso es lo que creen algunos cuya cuenta corriente les permite creer que todo, absolutamente todo, está al alcance de su abultado pecunio.

Una noche en la que el público sexitano pudo disfrutar de un montaje muy divertido en el que destacan Pablo Carbonell, como Pánfilo y Victor Ullate, como el/la esclavo/a Calino/a, acompañados de forma magistral por Francisco Vidal, Ania Hernández, Esther Toledano y un esclavo descarado encarnado por José Sainz.

Las carcajadas continuas y el aplauso general al final del espectáculo daban buena cuenta de que se habían hecho los deberes con muy buena nota.

Elektra.25, un nuevo reto en el Sexi Firmum Iulium

Cuando Ricardo Iniesta imaginó hace 25 años cómo debía ser una tragedia griega a finales del siglo XX seguro que nunca pensó que un cuarto de siglo después ese mismo espectáculo, convenientemente actualizado, sería merecedor de diez nominaciones a los premios Max de 2021. Y es que el dramaturgo ubetense demuestra en cada uno de sus montajes que su talento y su creatividad está muy por encima de la media.

Por eso estamos muy felices de que, por fin, una de sus más interesantes propuestas esté esta próxima noche en nuestro festival. Una puesta en escena moderna, arriesgada, muy alejada de lo que entendemos por teatro grecolatino convencional pero que esperamos nos conmueva y nos empuje con el agua y el fuego como elementos catalizadores hacia la catarsis, la limpieza de nuestro espíritu. Eso que buscaban los trágicos griegos cuando escribieron sus obras hace más de 25 siglos.