Francisco Góngora | Vitoria www.elcorreo.com 13/02/2011

Romanos, medievales o del siglo XVIII. Los restos de los antiguos caminos invitan a recorrerlos.

Con su mobiliario urbano moderno y sus farolas de diseño se hace difícil evocar que por aquí, en medio del nuevo barrio de Mariturri, pasaron las legiones romanas, el derecho, el comercio, el latín y una civilización a la que debemos tanto. Pero si con mucha imaginación miramos por un agujero, como el que hicieron los arqueólogos Julio Núñez y Paquita Sáenz de Urturi en 2001, aún permanecen debajo las losas que conformaban una parte de aquellas carreteras imperiales que hicieron grande a Roma y que no tuvieron continuidad en Europa hasta bien entrado el siglo XVIII. «El camino central del parque arqueológico Armentum se ha hecho a imagen y semejanza de la Iter XXXIV que unía Burdeos, en Francia, y Astorga, en León. La capa de rodadura es parecida a la que usaban los romanos. Nosotros encontramos por vez primera en muchos años el vestigio físico de algo que todo el mundo sabía que había existido, unos 300 metros alineados desde Armentia hacia Margarita. Tiene los 6,10 metros de una vía importante», comenta Núñez, convencido de que cuando se coloquen los paneles explicativos de todo lo que signfica el yacimiento se podrá entender mejor este conjunto de espacios con cimentaciones de casas, granjas y pozos, una vía romana, una mutatio o estación de correos, una vicus o villa y un área ganadera.

«Era imposible conservar las ruinas tal y como las encontramos. Al aire libre y en medio de un parque hubieran desaparecido completamente. Esto es como una recreación de esa vía romana pero creo que es válida. Sólo falta la señalética» insiste el arqueólogo.

Mariturri ya se ha convertido en un destino para todos aquellos curiosos que les gusta la historia y quieren disfrutar de un lugar diferente. Pero no es el único vestigio de la gran autopista romana que también fue en su día el primer camino de Santiago, calzada real a Castilla o N-1. «En 2010 al sureste de Iruña Veleia se ha encontrado otro importante tramo de unos 60 metros de la misma calzada. Se trata de un trazado urbano de la misma anchura pero tiene aceras porticadas», añade Núñez. La excavación se afrontará este año.

Un miliario en Errekaleor
La Iter XXXIV está muy bien documentada y una observación desde una avioneta permite por los cambios del terreno reconocer por donde discurre. Se ha encontrado un miliario, una especie de mojón en Errekaleor que cita al emperador Póstumo (259-269).

Otra de las grandes calzadas de la que nos quedan restos visitables, además en un entorno envidiable como son las estribaciones de los montes Aratz y Aizkorri, desde hace varios años parque natural, es la de San Adrián. Las primeras peregrinaciones a Santiago, una vez descubiertas las reliquias del apóstol en Compostela en el siglo IX, utilizaron los caminos de la costa y el interior de Álava «ocultos», como los denomina la historiadora Micaela Portilla, para evitar los ataques de los musulmanes. Pero a partir de los primeros años del siglo XIII se abre un nuevo itinerario de peregrinación a través de Guipúzcoa y Álava sin cruzar Navarra. Este camino pocedente de Francia enlazaría directamente con Burgos y las riberas castellanas del Ebro.
Tiene una importancia capital como arteria comercial y de peregrinación. Su vigor tiene una razón política: que a partir de 1200 Álava y Guipúzcoa se integran definitivamente en la historia castellana. Sus reyes se quieren asegurar una ruta directa a Francia sin pasar por Navarra. Las villas que se crean en torno al itinerario se convierten en puntos seguros de paso y aprovisionamiento. Su gran importancia se mantiene hasta el siglo XVIII, cuando le sustituye definitivamente el paso por Salinas de Léniz, más adecuado para los carruajes.

Las descripciones de los viajeros sobre las condiciones del paso medieval que tuvo carácter de camino real de Francia para Madrid están recogidas en el libro de Micaela Portilla ‘Por Álava a Compostela’, volumen indispensable para entender la importancia del trazado.

Una gruta empedrada
Lo más característico era la peña horadada que sirve de paso desde Guipúzcoa bajo una gran mole rocosa. La gruta es natural, producto de un fenómeno de disolución de materiales calizos. En ella se construye el camino empedrado del que ahora se puede disfrutar a pesar de su deterioro por el paso del tiempo. A lo largo del recorrido por la muga entre Guipúzcoa y Álava se pueden ver y pisar los restos del camino empedrado que se han venido arreglando hasta el siglo XIX.

La calzada de descenso conserva áun algunos tramos con gruesos bloques de piedra en las bandas laterales del camino y piedras de menor tamaño en el interior del mismo con huellas de las rodadas de los carros y los aliviaderos de aguas. Desde el túnel, el camino iba por un lado hacia Galarreta y Vitoria, a Zalduondo y Salvatierra y a Araya y Salvatierra. En Zalduondo aún se puede apreciar cómo era el pavimento en el puente de Zubizabal, ahora abandonado.

Situada en una encrucijada de caminos que ha marcado su carácter y su historia, Álava ha sido pionera en construir y conservar sus calzadas, sus puentes y sus obras públicas. En 1664 Felipe IV le concede ese derecho. Entre 1765 y 1772 se construye el nuevo camino rural de postas por Salinas de Leniz que sustituye a San Adrián y en 1792 se encarga al mismísimo Olaguíbel la carretera de Altube.

No quedan restos de las vías de esas épocas puesto que los trazados son los mismos que ahora y la nueva pavimentación ha enterrado la antigua. Pero en la Rioja Alavesa se han conservado muy bien dos tramos de la calzada que desde Assa iba a Elvillar y Kripan y superaba la sierra de Cantabria. Según el investigador Salvador Velilla, está documentada en 1790, aunque popularmente se ha considerado romana. «Quedan unos 300 metros entre Elvillar y Kripan muy cerca del dolmen de El Encinal. Otro tramo de unos 200 metros se encuentra entre Kripan y la sierra en medio del arbolado. Es la mejor conservada. También hay restos de otro camino entre Laguardia y Elvillar junto al dolmen de la Hechicera», relata Velilla.

También vale la pena detenerse y pisar las losas del puente de Anuntzibai en Llodio, construido en 1741. Las texturas antiguas de las piedras redondeadas por el uso nos transportan siglos atrás. Como lo hacen las huellas de las ruedas de carretas que aún pueden verse en algunos tramos de la colada de Peña Betoño en los Montes de Vitoria. En la parte más alta la senda se encuentra empedrada y en algunas zonas de elevada pendiente, se encastra en un corredor de roca

HITOS HISTÓRICOS
Iter XXXIV. Se construyó en dos fases. La primera en época de Augusto Tiberio -siglo I- tenía 4 metros. La segunda, con Trajano, 6,10 metros.
Siglo XIII. Toma auge el paso de San Adrián para peregrinos y comercio.
1664. Álava se costea sus caminos y puentes por privilegio real.
Siglo XVIII. Se construyen los caminos en todas direcciones.