Barcelona | EFE 10/10/2006

Una decena de maquetas y un conjunto de piezas arqueológicas ilustran desde hoy en el Museo Arqueológico de Cataluña (MAC) en la exposición ‘Artifex’ el legado técnico que dejó en Hispania la romanización.
Según ha explicado hoy en la presentación la coordinadora general de la exposición, Amaya Sáenz, ‘Artífex’ pretende acercar al gran público ‘el inmenso legado técnico del mundo romano y mostrar sus conocimientos en diversos campos de la tecnología y, de manera especial, sus aplicaciones en la ingeniería civil’.
Para Sáenz, ‘calzadas, puentes, puertos, faros, acueductos o presas -obras de las que quedan abundantes vestigios- nos hablan del desarrollo técnico conseguido por la civilización romana y nos revelan todo un entramado de infraestructuras esenciales en la organización, el alcance y la extensión cultural y militar de este imperio’.
Organizada por los ministerios de Fomento -a través del Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU)-, y Cultura y el Museo Arqueológico de Cataluña, la exposición comienza con un área dedicada a la construcción que pone énfasis en las grandes innovaciones que introdujeron los romanos, como las máquinas que utilizaban en las obras públicas, desde las más sencillas, como los tornos, hasta las grandes grúas con ruedas de pisar.
En este ámbito, los visitantes pueden ver antiguos ladrillos romanos, las baldosas de mármol que decoraban el pavimento del comedor de una de las casas romanas de Baetulo, la actual Badalona.
La segunda área, centrada en las comunicaciones, está dedicada exclusivamente a la construcción de infraestructuras para el transporte terrestre y marítimo, que hicieron posible la expansión militar, comercial, administrativa y cultural de Roma.
En el MAC se pueden contemplar maquetas de utensilios topográficos como un groma, un chorobate o plomada, de un odómetro, que servía para medir las distancias recorridas y emplazar los miliarios en las calzadas, o de un tornillo de Arquímedes, que servía para extraer agua.
Los ejemplos de los puentes de Mérida y Alcántara ilustran las construcciones terrestres, mientras que respecto a las obras marítimas se destacan los importantes vestigios portuarios de la antigüedad, como el muelle de Empúries o la Torre de Hércules de A Coruña.
Para el abastecimiento de agua en las poblaciones y del saneamiento urbano los ingenieros romanos desplegaron todo su saber en la construcción de grandes conducciones públicas de agua -los acueductos-, que, según Sáenz, ‘implicaban el concierto de una gran diversidad de obras y de soluciones técnicas’.
Este apartado está ilustrado con el cuerpo de un grifo de bronce que se encontró en una de las casas romanas de Empúries (siglo II AC-IV DC) y otro grifo conectado a una tubería de plomo (siglo I) del mismo yacimiento.
Para evocar la producción minera y metalúrgica romana, se expone un panorama de las principales explotaciones de minerales de la península Ibérica (Diógenes, Almadén, La Loba, Posadas, Tharsis, Riotinto, Aználcollar, Las Médulas, Puerto del Palo o El Courel).
El público puede conocer algunos de los procedimientos que usaban para extraer los metales, como el sistema de ruina montium, aplicado a la minería de oro.
En este ámbito destaca un capazo minero de esparto y madera, una pieza excepcional proveniente posiblemente de las minas de Mazarrón (Murcia), así como algunos de los 50 lingotes de plomo extraídos de la carga de una nave romana hundida en el canal entre las islas de Mallorca y Cabrera.
El recorrido expositivo finaliza con una sección dedicada a las ‘Técnicas y las artes industriales’, como los salazones, la fabricación del vidrio, la elaboración de tintes o la transformación de productos agrícolas.
La exposición, que se exhibirá en Barcelona hasta el próximo 5 de febrero, se podrá ver posteriormente en la sede del Museo Arqueológico en Girona, en el monasterio de Sant Pere de Galligans.